Capítulo 381
—¿Pero por qué no lo aclaró? Si lo de antes no se resuelve, Yolanda siempre va a cargar con esa espina en su corazón —insistió Marina.

—¿Qué cosa? —Diego levantó una ceja, algo sorprendido.

Marina le explicó lo que Yolanda le había contado.

Diego escuchó en silencio, y después de un breve momento, le dio un beso en la frente.

—Que Yolanda se encargue de eso. Podemos apoyarla, pero no podemos involucrarnos en sus problemas personales —dijo finalmente.

Marina sabía que tenía razón. Se acomodó cariñosa sobre él, apoyando su cabeza en su pecho.

—Está bien… —murmuró suavemente, mientras jugaba de manera distraída con su dedo sobre su pecho—. ¿Seguimos?

Diego, con firmeza, tomó su mano, la giró con rapidez y la tumbó de nuevo sobre la cama.

A veces, Marina realmente disfrutaba de esos momentos. Le gustaba ver cómo Diego, que por lo general siempre parecía tan elegante y controlado, mostraba una expresión mucho más decidida.

Abrió ligeramente los labios y mordió su dedo con delicadeza.

Su cab
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