Capítulo 389
Las luces de neón del bar parpadeaban tenuemente, iluminando con grandes destellos la calle oscura. Un auto negro permanecía estacionado a un lado, oculto entre las sombras.

Dentro del vehículo, Victor observaba atento en silencio. Su rostro serio y atractivo se reflejaba en el vidrio de la ventana, mostrando una distante expresión.

Revisó la hora en su reloj, dejó escapar un ligero suspiro y, tras unos segundos de reflexión, decidió salir del auto y entrar al bar.

En el interior, Yolanda disfrutaba de unos deliciosos bocadillos mientras mataba el tiempo. Su vestido blanco sencillo resaltaba su frescura y dulzura, atrayendo las miradas curiosas de algunos hombres. Sin embargo, ninguno se atrevía a acercarse debido al fornido guardaespaldas que la acompañaba.

Consciente de que Victor la seguía, había elegido este bar de forma deliberada, como un desafío, para disfrutar la noche.

A su lado, un joven alto, de mirada tímida y aire inocente, se esforzaba en pelar semillas, colocándolas met
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