Capítulo 53

Laura rio. Claro, cómo no se le había ocurrido. Era tranquilizador saber que el motivo era algo tan inocente. ¿Por qué no podían ser igual de inocentes todos los detalles de su comportamiento que le habían llamado tanto la atención? No, al menos uno no lo era: la rubia explosiva. Estuvo a punto de preguntarle otra vez qué pintaba ella en su vida, pero lo pensó mejor y decidió no hacerlo. No quería que Sergio volviera a enfadarse.

—Princesa, son las ocho. Nos hemos despertado muy pronto, pero hay ocasiones en que merecen la pena estos madrugones, ¿no te parece? —le acarició el trasero y luego le dio una pequeña palmadita—. ¡Arriba! Te propongo un plan.

Laura se removió, no tenía ningunas ganas de levantarse. ¡Se estaba tan bien así!

—Nos levantamos, nos vestimos y salimos a pasear.

—¿A pasear? Son las ocho de la mañana, es domingo y hace frío. ¿Qué pintamos dando un paseo con lo bien que se está en la camita?

—¿No me digas que nunca has paseado un domingo temprano por el centro de Madr
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