Capítulo 32

¿Qué le había pasado? ¿Cómo había podido comportarse de esa forma, tan infantil y estúpida? Estaba avergonzada, tanto que creía que no sería capaz de volver a mirar a Sergio a la cara. Dios, ¡qué apuro! Se había marchado dejándolo al pobre pasmado en el portal. Aunque, ¿qué otra cosa podría haber hecho? No le parecía muy sensato subir a casa de un hombre al que conocía hacía apenas unas horas y que no había dado muchas muestras de ser de fiar. Además, estaba muy cansada; necesitaba pensar en todo lo que se le había venido encima en unas… miró el reloj… trece horas, aproximadamente.

Estaba sentada en el sofá de su casa, mirando el televisor apagado y pensando. Sonrió, soñadora. Le gustaba mucho Sergio y esperaba que no se hubiera enfadado con ella, porque estaba deseando verlo de nuevo. ¿Quién sabe?, se dijo. Quizá podría salir algo bueno de lo que había empezado de una forma tan rara. Pero tenía miedo, un miedo terrible a hacer lo que no debía, a cometer un error fatal. No estaba acos
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