Capítulo 5

Desde aquella noche pasaron varias semanas. Me dí el lujo de relajarme y no pensar en el chico que ocupaba parte de mí corazón. No volví a saber de el. De hecho, ya tenía a alguien con quien salía de vez en cuando y nos hicimos muy amigos; tanto que estaba segura que sería el novio perfecto. 

Sebastián me buscaba a la salida de las clases e incluso en algún momento cuando sabía que tenía un poco de tiempo libre me traía algo dulce y, así pasábamos cada vez más tiempo juntos. Un día me propuso ir al cine. Accedí como era de esperar, por algo tenía que empezar nuestra relación. ''Me gusta mucho''--escribí en mí diario--.''Sebastián es un chico muy majo, me trata bien y me respeta , cosa que es difícil encontrar en los chicos de hoy en día. A veces deseo de verdad que lo nuestro se convierta en algo mucho más serio de lo que ya es. por una parte me alegro que Felipe está lejos y es gay, así me será más fácil olvidarlo.''

No tenía ni idea de lo mucho que me engañaba a  mi misma.  

Las salidas con Sebastián se convirtieron en momentos para conocernos mejor. Íbamos al cine, dábamos paseos por el parque, salíamos a cenar por ahí...todo esto lo hacíamos cogidos de la mano. Era muy feliz, todo parecía un sueño y mi primer pensamiento al despertar era pasar tiempo con mi novio, por que sí, Sebastián se había convertido en mí novio. De vez en cuando contábamos anécdotas de nuestra infancia y las risas nos conquistaban por momentos. Tanto era el entusiasmo de pasar tiempo juntos que hasta pensamos en ir a la misma universidad. Yo quería estudiar literatura y el economía, por lo que buscamos una buena universidad con las dos salidas y la encontramos. Casi en la final del bachillerato, recibí una carta. A mi parecer, era algo normal recibir cartas pero cuando la abrí  cambié totalmente de opinión. Las letras estaban muy desordenadas y las palabras eran como amenazas: ''Hagas lo que hagas él es el amor de tu vida y serás suya'', decía una de las frases. ''No has contestado a ninguna de mis llamadas, así que no me queda más remedio que comunicarme contigo a través de cartas.  Muy pronto tendrás más noticias mías''. Empecé a temblar. No sabía quien era el remitente, pero recordé que tiempo atrás recibí unas llamadas de un número desconocido. En una de esas llamadas contesté pero nadie habló, sólo se escuchaba alguien respirando del otro lado de la línea, por lo que decidí decir que si no me dejaba en paz llamaría a la policía. Después solamente recibí una llamada más donde aquella voz me dijo: 'Echaba de menos tu voz, Isabel. Deseaba tanto escucharte...'' No fui capaz de reconocerlo, ya que era más un susurro que una voz. Era aterrador y no dejaba de preguntarme de quién se trataba y cómo podría parar esa locura. Desde ahí tuve una temporada de paz, pero aún así me sentía observada, y más cuando salía con Sebastián. Ahora de golpe recibo estás cartas. A ratos tengo el sentimiento que huyo de algo o de alguien. Más  bien huyo de alguien, pero ¿ de quién? 

El destino es el que tiene la última palabra por lo tanto, no me queda más remedio que esperar. 

Llegaron las vacaciones de verano, entramos en la sesión de exámenes y cada vez veía menos a mi novio. Todo parecía normal, ya que, los dos teníamos mucho que estudiar. Para la final de sesión, después de un examen, salí con algunos compañeros a tomar algo en una cafetería muy cercana. Nuestras conversaciones eran básicamente sobre lo que desea hacer con su futuro cada uno de nosotros; algunos querían ir a la uni, otros trabajar en las empresas de sus familiares, otros no sabían exactamente lo que iban a hacer. Me agaché un poco para coger mi bebida y por el rabillo del ojo vi a Sebastián discutiendo con otro chico. Ese chico llevaba capucha y tenía cogido a mi novio del cuello de su camisa. Me levanté y me fui hacía ellos mientras mis compañeros me llamaban. No haciendo caso a ninguno de ellos, me di prisa pero cuando llegué a su lado, el desconocido soltó a Sebastián y salió huyendo.

-¡Que cobarde!---grité detrás de el. ¿Estás bien?---pregunté abrazando a Sebastián. El me apartó con delicadeza y me miró a los ojos.

-Por ahora, sí ---contestó con la voz apagada. ¿Conoces a ese tipo?

-¿Cómo voy a saberlo si no le vi la cara?¿Qué te pasa? Últimamente no hablamos y yo pensé que era todo por los exámenes y ahora ¿te encuentro aquí?

-No tenía previsto llegar a este sitio pero...---no continuó porque una voz me hizo dar la vuelta.

-Seb, te estoy esperando cariño. Quedé atónita y totalmente bloqueada. No sabía que decir o si era buen momento para abrir mí boca.

Una chica joven, muy guapa, rubia de ojos azules me miraba de pie a cabeza como si fuera un bicho raro. Sin embargo, de un momento a otro, sus ojos le prestaron atención al que yo todavía consideraba ''mi novio''. El amor se leía en su mirada y lo que me dejó atónita era el silencio de Sebastián; no decía nada, solamente miraba el suelo y eso me desconcertaba más de la cuenta. Y ni hablar de la tipa que se dirigía con tanto cariño a mi novio.

-¿Vas hablar hoy, Sebastián? Si nos disculpas---me dirigí hacía ella con total frialdad---tenemos una conversación pendiente y tu no estás invitada.

No sé si mi mirada le heló el alma, pero vi miedo en sus ojos. Sin decir nada de nada, se dio la vuelta y se fue. Quedamos los dos en medio del bar. Yo esperando la explicación que merecía escuchar y el callado como si fuera mudo. Sentía tanta rabia...

-Todavía estoy esperando---articulé tocándole la cara con dos dedos y dándole la vuelta para que me mirara. Cuando por fin me vio a los ojos, me sentí la persona más estúpida del mundo. Me sentí humillada y fuera del lugar.

-Me encantaría decirte que todo está bien Isabel, pero la cagué. Lo siento y sinceramente espero que algún día podrás perdonarme.

Cogió mi mano, la llevó a sus labios y la besó suavemente. Se le escapó una lagrima , mientras seguía diciéndome que nos tenemos que separar porque su error no tiene solución por ahora.

-¿Quién es ella? ¿Es tu nueva conquista? ---suspiré con pesar. Creo que en ese momento esperaba que me dijera que sólo era una amiga, pero no fue así.

-No quisiera hablar de esto ahora---soltó cerrando los ojos---. Ya te dije que cometí un error que no tiene solución. Por favor, Isabel... no puedo decirte más...no...

No le dejé terminar.

-¡Eres un cobarde! Te burlaste tanto tiempo de mi y ahora no tienes ganas de hablar...menuda porquería me estás contando---le dije enfadada, pero en voz baja porque era muy consciente de que no estábamos solos.

-Nunca me burlé de ti Isabel. Te amo tanto, pero no sé como manejar esto. No puedo complicar tu vida por haber sido un estúpido inconsciente. Por favor entiéndeme...

Se veía abatido y triste, y a ratos me daba mucha pena pero sabía que nunca iba a perdonar una traición por mucho amor que sentía por el. Y fue en ese momento que tomé la decisión.

-No necesito más explicaciones, enserio no te molestes. Espero que encuentres lo que realmente te hace falta.

Sebastián quiso abrazarme , pero levanté las manos en señal de parar mientras di unos pasos atrás. Ni siquiera le miré, solo me fui a sentar otra vez. Nadie dijo nada pero en el aíre se sentía  la tensión. Después de todo la duda que yo tenía en ese momento era sobre el tipo que acorralaba a mi ya ex novio.

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