Los días en casa de Lucrecia pasaron a mi favor, claro está. Isa tuvo que obedecer a su madre, yendo y viniendo conmigo según mis peticiones. Pasamos un tiempo favorable diría yo, pero desgraciadamente tenía que volver a mi ciudad; había descuidado mis responsabilidades por demasiado tiempo.
- Hijo, tienes que hablar con tu madre, está un poco molesta--- dijo mi padre en cuanto pisé su casa. - No solamente eso---la voz a mis espaldas me hizo resaltar y sin poder controlarlo, me puse más nervioso que un chiquitín. Mi madre fue de lo más importante en mi vida, 3l pilar de nuestra familia y la razón por la que amo tanto al género femenino. - Te tengo que contar muchas cosas--- le dije mientras la abrazaba con cariño. - Más que eso , todavía espero que me pidas perdón jovencito.¡ No te creas que si me abrazas me olvido de lo descarado que fuiste!--- me apartó para mirarme a los ojos. Le besé la coronilla. Mi madre era de lo más persuasiva cuando quería algo y mCada vez que tenía la posibilidad miraba a Carlos que a primera vista parecía un hombre muy fuerte y sano. Estábamos de visita en casa de mi futura esposa y de alguna forma mi futura familia. Esta noche le pediré matrimonio a mi hermosa Isabel aunque todavía sea una sorpresa para ella, más no para sus padres. Escuchaba la conversación que tenían nuestras madres y aguantaba las carcajadas que con gusto hubiera soltado, al oír las quejas de mi futura suegra sobre el trabajo que le daba Isa. Todo eso iba a cambiar en cuanto la hiciera mía, ella es como una yegua joven que hay que domar como sea y si es a mi manera mejor para mi. Inconscientemente gruñí. Desde luego para eso me tenía que armar de paciencia. Con cada sorbo que tomaba de mi vino, recoría a escondidas con la mirada, ciertos lugares de la casa recordando con emoción los pocos besos y caricias que compartí con muy pronto mi prometida. Hace no mucho tiempo atrás la visité y tuvimos el encuentro más caliente de hast
Llegaba tarde a mi clase de literatura, pero eso no impidió a la querida de Felipe interponerse en mi camino. - No tengo tiempo para ti, así que quítate --- solté con rabia. Realmente tenía prisa y no me gustaban las broncas de mis profesores. - Te ordeno que te alejes de mi chico--- su tono de voz sonó con prepotencia. - No sé quién es tu chico y tampoco me importa. Si alguna petición se te ocurre, ponte en contacto con tu macho--- tengo que reconocer que lo que dije sonó como una de esas voces de telefonía..."si tiene alguna queja , póngase en contacto con..." . Una risa tonta se me escapó, mientras intentaba seguir mi camino. - ¿Te estás burlando de mi?--- me cogió molesta del brazo. - Yo no , otros tal vez lo harán--- me he despertado bromista hoy, tanto que de seguro la bronca va a ser llena de risas. Ni sé porqué dije eso, solo sé que estaba tardando a mi clase con mi guapo profe. No me gusta cuando se me llama la atenci
- ¡Oh, Dios mío!--- grité a todo pulmón. Me senté en la cama con mi mano en el pecho. Empapada en sudor y con unas ganas tremendas de orinar, intenté levantarme pero las piernas me temblaban tan fuerte que casi me caigo. " Menudo sueño"--- pensé. Apoyaba una mano en la cama mientras pensaba en el sueño tan caliente que me había robado la tranquilidad aquella noche. - Como no me levante para ir al baño ya, voy a orinar encima--- parecía desquiciada hablando sola. Me puse de pie como pude, ya sentía que se me iba la calentura con la que desperté, y me encaminé hacía el cuarto de baño. Por las ganas de orinar no tuve tiempo de verme en el espejo. Antes de salir, di un rápido vistazo y vi una yo que desconocía por completo. Peiné mi pelo con los dedos y salí sin mirar atrás. Dentro de mi cabeza, los pensamientos mantenían una lucha muy difícil de controlar. Así me sentía en ese instante y de golpe pensé en cómo voy a mirar a la cara al bellísimo Andrea.
Las imágenes de la noche anterior daban vuelta en mi cabeza. Tanto que durante la comida me sentía tan avergonzada que casi ni miraba a mi novio. He dicho mi novio, sí, y creo que va siendo hora de asumir que pronto me casaré o por lo menos aceptarlo como mi prometido por ahora. No sé qué me pasa , pero últimamente me siento bien en su compañía. La mesa estaba muy bonita, decorada con gusto y la comida deliciosa.Si habría que cualificar al cocinero , sería la nota más alta que daría alguna vez. Sentados de frente, con una música de fondo muy suave y una copa de vino tinto que apenas toqué,Felipe y yo disfrutamos por primera vez una comida juntos. Me gustaba el ambiente, daba una tranquilidad que anhelaba desde hace mucho tiempo. - Isabel--- me llamó con voz un poco ronca; carraspeó al instante haciendo que le mirara fijamente--- quería aclarar el mal entendido del otro día. - ¿De qué estás hablando?--- le miré esperando una respuesta inmediata. - De Nico
El viaje de vuelta a casa de mis padres trajo a mi mente muchísimas dudas y preguntas a las que muy pronto esperaba encontrar respuestas. Ni siquiera fue mi intención hacerlo junto a Felipe,pero el se negó en dejarme ir sola. Sin poner más pegas, subimos a su coche y emprendimos el viaje juntos, el primero de tantos. La época de las Navidades es una de mis favoritas del año; acompañado de tu familia y los seres queridos, preparativos, regalos y paz que es lo más importante para que uno siga bien de salud. Hablando de salud, la última vez que hablé con mi padre, sentí su voz un poco apagada. No quise preguntar nada , ya que, por teléfono me podría haber dicho lo que fuera para tranquilizarme, pero es verdad que la sospecha de que algo no iba del todo bien con el, no me dejaba dormir. Mi intuición no falla y tarde o temprano me enteraré que es lo que pasa. Estaba muy nerviosa de ver si en los cuatro meses que he faltado de mi ciudad han cambiado las cosas. En to
Los siguientes días no pudimos disfrutar demasiado, ya que, los preparativos para la Nochebuena no nos daban tiempo para nada más. Un día fuimos a visitar a su tía, otro a comprar los que surgió a última hora y sin darnos cuenta casi, ya estábamos a un día de la Navidad. Cada año decorabamos la casa con mi padre y mí hermana, ya que mi madre tenía por costumbre cocinar y hornear. Este año no fue menos, lo que si tuvimos que hacer fue incluir a mi prometido en nuestros planes. En definitiva, pronto iba a ser el nuevo miembro de la familia. El día antes de la Nochebuena fuimos a cenar con la familia de Felipe. Habían venido sus padres y nos reunimos como antaño. - ¿Para cuándo la boda?--- su tía era de lo más atrevida y siempre preguntaba o hacía algún comentario cuándo no era el momento; como si te quisiera dejar en evidencia. - Que lo diga mi prometida--- añadió Felipe de lo más tranquilo. Su sonrisa burlona me puso nerviosa y casi escupo la bebida de mi boca.---por
Las fiestas más maravillosas de mi vida, es como definiría los momentos pasados con mi familia. La Navidad más hermosa de mi vida, mi madre irreconocible y un Felipe de lo más cariñoso. Asistimos a la función de mi niña y todo salió impresionante. Verla feliz es lo más grande.Tuve algún que otro reencuentro con conocidos, amigos, compañeros de instituto a los que Felipe no les puso muy buena cara, pero es lo que hay. A mi tampoco me gusta Nicole y ahí la tiene pegada a su chepa. He sonado celosa ¿verdad? Pues eso, que si el quiere casarse conmigo tendrá que seguir algunas reglas mías. Mi padre es el único que se veía un poco apagado pero por mucho que busqué un momento a solas ,mi madre siempre estaba presente, y si no era ella , era mi novio. Dos dias después de nuestra llegada, nos visitaron Daniela y David. Pasamos momento únicos con ellos, momentos que nos van acompañar toda la vida. Estaba de pie mirando la calle a través de la ventana del salón. Llevaba puesto un
Pasaron meses en los que nos entregamos como locos uno al otro. Delante de los demás eramos la pareja más feliz del mundo y la verdad es que me sentía tan dichosa. Daniela y David nos acompañaba muy a menudo a cenar y la mayoría de los fines de semana los pasábamos juntos en diferentes actividades. Nicole se mantenía en la sombra como una ladrona aunque yo sabía que planeaba algo que no me iba a gustar ni lo más mínimo; y eso se lo había dicho a mi amiga. En ocasiones, Dani me llamó paranoia pero mi alma me decía que estaba en todo lo cierto. - Isa, una cosa es que te lo imagines y otra muy diferente que sea verdad. No tienes pruebas , no puedes - Deja de decir que no tengo pruebas, por favor. Sé lo que he visto y nada hará que cambie de opinión. - Dame tiempo, hablaré con David. Si es verdad, por algún lado tiene que salir algo de esta historia. La mentira tiene patas cortas. - Nadie va a decir nada , y yo como una tonta me enamoré del principe imposible. Si los cu