Capítulo 406
Mateo y yo quedamos, una vez más, en un incómodo silencio.

Tiré del brazo de mi abuela: —Abuela, sobre eso…

—Pronto.

Mateo me interrumpió de repente, pero le habló a la abuela con suavidad: —Abuela, me casaré con ella muy pronto. Cuide su salud, y cuando esté bien, haremos la boda.

¿¿¿¿????

Lo miré perpleja.

Mateo ni siquiera me dirigió la mirada, como si lo que acababa de decir no tuviera nada que ver conmigo.

La abuela, radiante, tenía los ojos brillando: —¿De verdad?

—De verdad —respondió Mateo con una sonrisa.

Cambié de tema: —Abuela, coma su desayuno antes de que llegue Mario.

Mario ya debería estar terminando de desayunar.

Justo después de que Estrella e Isabel se fueron, le avisé al asistente de Mario que todo estaba resuelto.

No me equivoqué; la abuela apenas terminó de desayunar cuando Mario llegó con su equipo.

Como iba a empezar el tratamiento, decidí volver al hotel a recoger mis cosas.

El apartamento era mucho más cómodo que el hotel.

No esperaba que, al salir del ascensor
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