Capítulo 412
Mateo estaba siendo bastante irracional.

Lo miré y le dije: —Déjalo ya.

Como mencionó Enzo, él me ayudó tanto en la universidad como hace dos años.

Si no hubiera sido por él, no me habría recuperado tan pronto de la depresión.

Me encontró médicos, me presentó profesores y me ayudó a avanzar en mi carrera.

Aunque no pude devolverle todo, siempre recordaba su favor.

Además, Enzo se tomó el tiempo de traer a Toby ese día.

Mateo parecía no escucharme y no aflojaba la presión en su mano. Con algo de resignación, escuché a Enzo decir: —No te preocupes, quédate aquí con ellos.

Luego se cambió de zapatos y se fue.

En el instante en que la puerta se cerró, un sentimiento de culpa me invadió. Me liberé de la mano de Mateo y le pregunté: —¿Ahora estás satisfecho?

—Más o menos.

Mateo me miró con una expresión ambigua y preguntó: —¿Estás enojada?

Pensando en Dieguito y en su estado, negué con la cabeza y respondí en tono neutro: —No, come algo.

Volví a sentarme y seguí comiendo en silencio.

Después
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