Capítulo 418
De camino al hotel, el conductor manejaba.

Íbamos en el asiento trasero y Marc permanecía en silencio.

De vez en cuando me miraba de reojo, pero no decía nada.

Él callaba, y yo tampoco tenía nada que decirle, así que opté por el silencio.

El hotel no estaba lejos.

Entre silencios, llegamos pronto.

—El niño que te llamó tía, ¿es sobrino de Mateo?

Tras un rato de quietud, su voz ronca rompió el silencio del coche.

Al oírlo, levanté la vista y me encontré con sus ojos oscuros llenos de emociones complejas: —Sí, es hijo de su prima.

Marc parecía inquieto. Instintivamente sacó un cigarrillo, lo sostuvo entre los labios, me lanzó una mirada y se detuvo antes de encenderlo.

Molesto, lo arrugó y lo tiró en el cenicero. Me observó un momento, dudó varias veces, pero al final soltó la pregunta.

Su voz apenas perceptiblemente temblaba.

—¿Tú y Mateo... están juntos?

Lo miré, sin sentir ninguna culpa.

Como si el tiempo lo hubiera cambiado todo.

Como si ya hubiera previsto que este momento llegaría.
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