Capítulo 426
Vera se quedó unos momentos frente a la ventana del suelo al techo, escuchando los suaves ruidos del exterior. Luego, se giró, tomó el vaso de leche y lo bebió de un trago.

Con el vaso vacío en la mano, salió al pasillo.

Al escuchar el ruido, Eloy levantó la vista. Pensando en lo que Olivia le había contado, sentía un nudo en el estómago.

No sabía cómo había crecido Vera ni cuántas penurias había pasado. A pesar de haber vuelto hace más de un año, seguía sin mostrarse verdaderamente cercana a su madre biológica.

Mantenía una gran desconfianza.

Al final, era culpa de ella por haber sido tan negligente en el pasado…

Al verla, Vera se acercó y, actuando como si no supiera nada, preguntó: —¿Qué pasa, mamá?

—Nada.

Eloy, de repente, la abrazó y le acarició la cabeza: —Querida, puedes llamarme como quieras. No importa el nombre, solo es una etiqueta. La vida sigue, y podemos tomarnos nuestro tiempo.

El abrazo inesperado dejó a Vera paralizada.

Eloy solía disfrutar de estos gestos afectuosos,
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