Capítulo 434
Al escuchar esto, Mateo me abrazó de nuevo, manteniendo su expresión severa: —Dime todo, Delia, una vez por todas.

Me quedé momentáneamente en silencio, sin entender a qué se refería.

—¿Qué más has descubierto? —pregunté, algo insegura.

...

Sus palabras me sorprendieron.

No sabía hasta qué punto llegaba su red de contactos.

Pero dado que había averiguado que la casa donde vivía era de Enzo, probablemente sabía mucho más...

Lo abracé y, vacilante, comencé a hablar: —Mateo, no era tan grave... Y ahora ya está curada.

Esta vez, él quedó en shock.

—¿Curada?

—Sí.

Asentí: —Enzo me presentó a una psicóloga muy competente y amable que me ha ayudado mucho...

—¿Psicóloga?

Mateo me agarró de los hombros, separándonos, con una expresión de sorpresa en sus ojos.

—¿No... no sabías esto?

—¿Psicóloga?

Mateo murmuró, mirándome intensamente: —¿Tuviste depresión? ¿Cuándo ocurrió?

—Hace tiempo.

Confirmé que él no sabía nada y no quería que se sintiera culpable, así que dije solo una parte: —Me diagnostica
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