Capítulo 411
Dieguito reaccionó rápidamente, bajó del sofá con agilidad y corrió emocionado hacia la puerta.: —¡Tío...! ¡Gracias!

Era la comida que había pedido.

Tomé el pedido, cerré la puerta y acaricié la cabeza de Dieguito: —¿Extrañas a tu tío?

—Eh... no.

Dieguito sacudió la cabeza: —No extraño a mi tío, solo quiero estar contigo. ¿Puedo dormir contigo esta noche?

—Solo si tu tío está de acuerdo.

Lo llevé al comedor y le dije a Enzo: —Enzo, pedí comida de un restaurante local en la Ciudad de Porcelana. ¡Ven a probarla!

—Claro.

Enzo no era exigente con la comida.

Cuando se acercó para sentarse a mi lado, Dieguito subió rápidamente a la silla detrás de él, le dio unas palmaditas en la espalda y, con voz tierna, dijo: —¿Puedes sentarte enfrente? Quiero estar al lado de ella.

Enzo le sonrió, le pellizcó la mejilla y respondió: —Está bien.

La cena consistió en cinco platos y una sopa, y fue bastante relajada.

Dieguito se comportó muy bien.

Solo necesitaba ayuda para servirse más comida.

—¿Qué pasa c
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