Capítulo 409
Me sorprendí: —¿Tan pronto? ¿Cuándo llegaste a Ciudad Porcelana?

—Esta tarde —respondió Enzo con una sonrisa.

—¿Prefieres cenar fuera o en casa? ¿Quieres que lleve algo?

—Espera un momento.

Aparté el celular y le pregunté a Dieguito en voz baja: —Cariño, ¿quieres cenar en casa o salir?

—¡Quiero comer lo que cocines!

Respondió sin pensar, pero enseguida añadió: —Eh, mejor no, no quiero salir. ¿Podemos pedir algo? ¡Dieguito invita!

Me reí y volví al celular: —Enzo, no traigas nada, solo ven tú.

Enzo asintió.

Al colgar la llamada, pellizqué las mejillas suaves de Dieguito: —¿No querías que cocinara yo? ¿Por qué cambiaste de idea?

—Mi tío me advirtió algo.

—¿Qué te dijo?

Dieguito murmuró.

—Que no te molestara. Si te cansas, ¡él va a matar a Ultraman!

—¿Matar a Ultraman?

—¡Sí!

Asintió con los ojos brillantes: —¿Podrás protegerlo?

Me quedaba sin palabras.

Estos dos niños inmaduros.

Uno decía disparates y el otro se los creía.

Ni pensaban en el trauma que podían causarle al niño.

Dieguito, al
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