CAPÍTULO 14. Una mujer que vale la pena

Leo se quedó mudo justo en la puerta, sin atreverse a entrar ni atreverse a irse, pero Angélica respiró profundo y se dijo que ella no era una persona tan mal educada como para no escuchar a alguien que quería hablarle. Dio dos pasos hacia atrás, dándole espacio para que entrara al departamento y se revolvió el cabello con las manos sin molestarse en arreglarse más.

Él se metió las manos en los bolsillos y entró con cierto nerviosismo.

—¿Gianni? —preguntó mirando a la habitación del chico.

—Salió temprano a practicar a casa de un amigo —le dijo a Angélica—. Ven, te invito a un café. Supongo que es lo menos que puedo hacer por ayudarme reparar las llantas de mi auto.

—No, no, no sé de qué hablas…

—OK, puedes hacerte el desentendido pero no se me ocurre nadie más que pudiera haber reparado mis llantas. ¿Cómo te enteraste? —preguntó ella mientras ponía una cafetera y sacaba un par de tazas.

—Bueno… digamos que tengo mis contactos y quise retribuirte el favor de recomendarme una membres
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo