3 AÑOS DESPUÉSNo puedo creer cómo pasa el tiempo. Justo hoy, mi hermosa princesa cumple 4 añitos y estamos todos enfocados en organizar su cumpleaños. Mi príncipe amado cumplirá dentro de un mes sus 3 añitos y siento nostalgia porque ya no son tan bebés mis bebés.- ¡Mami! - Mi amado viene corriendo hacia mí con su preciosa sonrisa.- Hola, cariño. - Lo tomo en brazos y lo lleno de besos. - ¿Ya le diste el feliz cumpleaños a tu hermana? - Este asiente con una sonrisa.- Quiero pastel. - Este hombre siempre tan comelón.- Ahora, más tarde, cuando lleguen todos los invitados, amor. - Este hace un tierno puchero, cosa que me mata. - ¿Por qué no vamos a la cocina a ver si nana tiene galletas?- ¡Shii! - Lo coloco en el suelo y caminamos hasta la cocina, donde está nana preparando algunos bocadillos.- ¡Nanita! - Grita mi niño, asustándola.- ¡Ay, Dios! Mi niño, casi me matas de un susto. - Mi hijo se ríe con malicia y ella le da un beso.- Nanita, ¿tienes galletas?- Claro, mi amor. - Ell
Hoy es el gran día, comienzo inicio semestre y estoy muy emocionada. Además, voy a volver a ver a mi amiga Lucy, a quien hace rato no veo porque se fue de viaje, mientras yo me quedé aquí. Pero no importa. Mi teléfono suena y veo que es mamá.—Hola, mamá —contesto contenta.—Hola, hija, ¿lista para tu nuevo semestre?—Más que lista, mamá.—Entonces, suerte.—Gracias, mamá.—Adiós, hija. —Cuando colgamos, aprovecho para salir corriendo de la casa porque ya voy tarde, aunque afortunadamente vivo cerca de la universidad. Cuando llego al salón, escucho un grito y sé perfectamente quién es.—¡Mía! —Lucy se tira encima de mí, y juro que casi caigo de culo.—¡Por Dios, Lucy, me vas a matar!—Lo siento, es que te extrañé mucho. Es más, mira. —Saca de su morral una cajita y me la extiende—. Es un regalo, espero que te guste.Le doy una sonrisa y abro la caja, encontrando una pulsera llena de dijes con lugares de París.—Oh, Lucy, está preciosa. Gracias, amiga. —Le doy un abrazo y ella me corre
No puedo creer que mi amigo me está besando. Una parte de mí quiere alejarse, pero otra no es capaz; no lo sé, pero se siente bien sentir sus besos… Por Dios, Mía, es tu amigo, contrólate.—Víctor, yo… —este me acaricia la mejilla.—Lo siento, tenía que hacerlo. —Cuando le voy a responder, me quedo pálida al ver que mi profesor vio todo, y al ver su cara se nota que está molesto, aunque no entiendo el porqué. Dios, necesito refrescarme.—Víctor, ya regreso.Camino hacia el baño. Cuando llego, me lavo la cara tratando de pensar en todo lo que ha pasado en la noche: el baile con mi profesor, el beso con Víctor, y para rematar, el caliente de mi profesor me vio después de que le dije que era mi amigo. ¿Qué estará pensando él en estos momentos?Tomo aire y salgo del baño, pero una mano me jala hacia un lugar oscuro. Me lleno de pánico, ya que no alcanzo a ver nada y tengo miedo de que me haga daño.—Por favor, no me hagas nada —le suplico llena de miedo.—Nunca sería capaz de hacerte daño.
Devuelta a la realidad, hoy otra vez tengo clase y con el condenado de mi profesor sexy. - Hola mi niña ¿vas a desayunar? - Lo siento nana, hoy no puedo, voy de afán – salgo corriendo de casa, ya que en verdad voy muy tarde y justo mi primera clase es con el maldito de mi profesor, así que prácticamente corro hasta la universidad; cuando llego subo las escaleras rápidamente, pero desafortunadamente no logre llegar a tiempo - Llega tarde, señorita jones – responde serio sin dejar de escribir algo en el pizarrón - Lo siento mucho, profesor Miller &n
Despierto cuando siento que los rayos del sol se cuelan por la ventana, dándome directamente en la cara. Al abrir los ojos, me doy cuenta de que no estoy en mi habitación. En ese momento recuerdo que estoy en la casa de mi profesor... ¡JODER, MI PROFESOR! Salgo disparada de la cama, pero al ir a salir escucho unas voces.— Alice, ¿qué haces aquí tan temprano? — M****a, lo que faltaba, aquí está su prometida.— Quería venir a verte, ¿acaso te molesta? — ¿Qué hago? ¿Dónde me escondo o mejor, cómo salgo de aquí?— No, es que tengo clases ahora, tú sabes cómo es esto.— ¡La universidad! Ahora sí soy una persona muerta.— Está bien, pero nos vemos en la noche. Recuerda que quedaste de llevarme a donde tus padres.— Sí, claro. Ahora nos vemos. Adiós. — Siento que la puerta principal se cierra y, al cabo de unos segundos, aparece Santiago.— ¿Estabas despierta?— Es mejor que me vaya. — Tomo mi vestido y entro al baño para ponérmelo.— Espera, yo te llevo.— Es mejor que no. Me tomaré un taxi
Esto tiene que ser una broma. Es un maldito egoísta, ¿acaso no se da cuenta de que está a punto de casarse? Y lo peor de todo, ¡es mi profesor!—Mire, señor Miller, aclaremos unas cosas: Primero, puedo estar con quien yo quiera porque no soy de nadie. Segundo, usted está a punto de casarse. Y tercero, ¡es mi profesor! Así que, por favor, suéltame - Cuando intentaba decir algo, apareció su prometida, que nos miraba algo extrañada.—¿Pasa algo, cariño? —le preguntó a Santiago sin dejar de mirarme.—No, amor, no pasa nada.—Bueno, vamos, algunos invitados quieren hablar contigo, si ya terminaste de charlar con Mía —noté un tono de desprecio en su voz al hablarme.—Tranquila, puedes llevarte al novio —le dediqué una sonrisa falsa, que ella me devolvió.Después de un rato en la fiesta, decidí salir a tomar aire. Me afectaba ver cómo Santiago acariciaba a esa mujer, aunque, claro, será su esposa. Pero siento celos, algo que no debería sentir.Ya en el patio, saqué un cigarrillo para fumar co
SANTIAGONo sé por qué lo hice, fue un impulso, pero ahora que se fue, me doy cuenta de que fue un grave error mencionar su problema de drogas delante de mi familia.—¡¿Qué mierdas te pasa a ti?! —Julián llega enfurecido, con ganas de matarme.—Solo quería avisarte de la clase de persona con la que te estabas metiendo.—¿Y eso qué importa? ¡Ella es una gran mujer! Puede tener algún problema, pero sabes que no me vas a separar de ella. Además, nuestros padres me apoyan —siento cómo mi cuerpo se vuelve rígido, ya que no esperaba que mis padres fueran a apoyarlo.—Julián, solo trato de protegerte —y que no te acerques a ella, porque es mía... Su boca, su cuerpo, todo de ella me pertenece.—¡Pues no lo hagas! Yo la quiero, y si no respetas eso, entonces aléjate de mí —Julián sale del despacho dando un portazo. Al rato entra mi padre, con dos copas de vino en la mano.—Menuda noche —se sienta a mi lado y me extiende la copa.—Lo sé, nunca pensé que Julián se encapricharía tanto con esa cría
Mia JonesDespierto con un fuerte dolor de cabeza y algo de mareo. Cuando abro los ojos, me doy cuenta de que estoy en un hospital, pero no recuerdo cómo llegué aquí. Lo único que recuerdo es que estaba en clases y luego ya no recuerdo más.—¡Hija! —Abro mis ojos sorprendida al ver a mi madre y a mi padre correr hacia mí. Detrás de ellos está Julián.—Mamá, papá, ¿qué hacen aquí?—Hija, nos llamaron porque estabas en el hospital. Casi nos da algo.—Pero no entiendo, ¿por qué estoy aquí?Ambos se miran y luego miran a Julián, quien se acerca y toma mi mano con delicadeza.—Nena, sufriste una sobredosis —abro los ojos sorprendida y luego los miro algo apenada—. Si no hubiera sido por mi hermano, estarías muerta.—¿Por Santiago? ¿Él me ayudó?—¿El profesor Miller me ayudó?—Sí, mi hermano es bueno.—Tengo que agradecerle, pero ahora siento mucha vergüenza.—Hija, no te sientas mal, todo esto es nuestra culpa —mi padre se sienta a mi lado y me abraza, pero no sé por qué siento que su abraz