capitulo 51
Santiago está parado frente a nosotros. Su rostro muestra una profunda furia y, cuando mira a su hermana, su mirada se vuelve asesina. Se acerca y me arrebata a la niña de los brazos.

—Nos vamos —dice, sorprendiéndome que aún no haya estallado.

—Santiago, no te enfades con ella —interviene Julián.

Veo cómo este entrega a Aurora a un guardaespaldas y, al darse la vuelta, Santiago le lanza un puñetazo en la cara.

—¡Santiago! —Julián se toca la boca, de la cual brota sangre, pero sonríe.

—Eso me lo merecía.

—Te mereces eso y mucho más - En ese momento, su madre interviene:

—¡Santiago, hijo, cálmate! Es tu hermano, míralo, ya está mejor.

—Ese desgraciado dejó de ser mi hermano desde el momento en que se atrevió a tocar a Mía —veo la cara de dolor tanto de su madre como de Julián—. Vámonos. Mía, tú y yo hablaremos luego.

—Santiago, hijo, no te enojes con ella. Yo fui quien le pidió que viniera.

—¿Cómo pudiste, madre? ¿Cómo fuiste capaz de exponer a mi mujer? Es más, ¡no solo expon
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