capitulo 48
Luego de lo que Santiago me confesó, he estado más cuidadosa con mi embarazo. A pesar de que el médico dijo que ya no había tanto peligro, tengo miedo de que le pase algo a mi bebé.

—Mami —mi pequeña entra a mi habitación y, con ayuda de la nana, se sube a la cama.

—Hola, mi bebé —le dejo un beso en la mejilla—. Gracias, nana, por traerla.

—Sabes que para eso estoy, mi niña, para servirles.

—No, nana, tú no eres una empleada para mí. Tú eres como mi madre y la abuela de Aurora... y de este bebé que viene en camino —veo cómo sus ojos se llenan de lágrimas.

—Ay, mi niña, ya me hiciste llorar —tomo su mano y dejo un beso en ella.

—Nana, tú me has dado el amor que mis padres nunca quisieron darme. Tú sí mereces que te llame mamá. Espero que no te moleste que lo haga.

Ella sonríe y, sin esperarlo, me abraza.

—Claro que no, mi niña - Mi hija protesta, así que la nana la atrae hacia nosotras, y nos fundimos en un abrazo las tres.

—Pero qué hermosa escena —vemos a mi flamante marido p
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