Hoy es el gran día, comienzo inicio semestre y estoy muy emocionada. Además, voy a volver a ver a mi amiga Lucy, a quien hace rato no veo porque se fue de viaje, mientras yo me quedé aquí. Pero no importa. Mi teléfono suena y veo que es mamá.
—Hola, mamá —contesto contenta.
—Hola, hija, ¿lista para tu nuevo semestre?
—Más que lista, mamá.
—Entonces, suerte.
—Gracias, mamá.
—Adiós, hija. —Cuando colgamos, aprovecho para salir corriendo de la casa porque ya voy tarde, aunque afortunadamente vivo cerca de la universidad. Cuando llego al salón, escucho un grito y sé perfectamente quién es.
—¡Mía! —Lucy se tira encima de mí, y juro que casi caigo de culo.
—¡Por Dios, Lucy, me vas a matar!
—Lo siento, es que te extrañé mucho. Es más, mira. —Saca de su morral una cajita y me la extiende—. Es un regalo, espero que te guste.
Le doy una sonrisa y abro la caja, encontrando una pulsera llena de dijes con lugares de París.
—Oh, Lucy, está preciosa. Gracias, amiga. —Le doy un abrazo y ella me corresponde feliz.
—Para la próxima vas conmigo. —Cuando voy a responder, veo que entra un hombre que juro es de otro planeta, por lo guapo que es. Todas al verlo babean, y yo no soy la excepción.
—Buenos días, alumnos, soy Santiago Miller y seré su profesor en esta materia.
¡No puede ser! Él es el abogado más prestigioso de Nueva York. No puedo creer que nos va a dar clase.
—Quiero decirles que soy una persona exigente, espero compromiso de parte de ustedes, y así no tendremos problemas. —Cuando termina de decir eso, su mirada se posa sobre mí, lo que hace que todo mi cuerpo se erice porque es muy intensa, haciéndome sentir algo incómoda—. Bueno, si no hay más, comencemos la clase.
—Vaya que sí es sexy el condenado —dice Lucy, que no para de mirarlo con lujuria.
El profesor habló durante toda la clase, y cuando terminó, preguntó:
—¿Tienen alguna pregunta?
La perra del salón, llamada Melissa, levantó la mano y él la señaló.
—Sí, dime.
—¿Cuántos años tiene? —Él parece algo sorprendido, pero responde amablemente.
—Tengo 32 años.
¿32? Se ve demasiado joven para tener esa edad, además de sexy.
—¿Alguien más quiere hacer otra pregunta, pero que sea de la materia? —Todos se quedan en silencio, así que nos da libre para salir, pero antes nos deja una consulta que hay que entregar para mañana.
—Es muy lindo el profesor, pero nos puso tremenda tarea para mañana. Eso sí, le bajo puntos —dice molesta Lucy mientras caminamos por el campus.
—Lo sé, pero Lucy, estamos en la universidad; sabes que las cosas son así.
Siento como alguien tapa mis ojos con las manos, y sé perfectamente quién es. Reconocería ese olor en cualquier parte.
—Hola, Víctor.
—Joder, ¿cómo te das cuenta? —Él quita las manos y me sonríe.
—Porque ya conozco a la perfección tu perfume, por eso me doy cuenta.
- Chica lista – Deja un beso en mi mejilla y yo le sonrío por lo tierno que es. Cuando volteo un poco la vista, veo que el profesor Santiago nos está observando, y su cara expresa enojo, aunque no entiendo el porqué.
- ¿Por qué no vamos de fiesta hoy? – Pregunta Víctor.
- Tenemos un trabajo para entregar mañana– Dice Lucy, desanimada.
- ¿Por qué no vamos a mi casa y lo terminamos rápido? Así podemos ir después– Le propongo a Lucy. Entonces, esta grita emocionada.
- Entonces, vamos ya- Llegamos a casa y mamá nos recibe. – Hola, señora Gloria, ¿cómo está?
- Hola, Lucy, muy bien. ¿Y a ustedes cómo les fue?
- Bien, aunque tenemos un trabajo largo por hacer.
- Bueno, no les quito tiempo. Hija, voy a salir con unas amigas, así que nos vemos luego – Me da un beso en la mejilla y sale de casa.
- Bueno, manos a la obra.
Tardamos casi toda la tarde haciendo ese maldito trabajo y, ya como a las 10 p.m., lo terminamos. Eso quiere decir que no pudimos ir a la discoteca, pero mañana sí iremos, con seguridad. Bueno, si es que el sexy profesor no nos pone más cosas.
Al día siguiente, me levanto y me doy una ducha rápida. Me pongo una falda con una camisa y botas.
Salgo de casa y ya me encuentro en la universidad tomando mi café mañanero con Víctor, que siempre me acompaña.
- Recuerda que hoy tenemos la fiesta.
- Sí, Víctor, tranqui, ahí estaremos.
- ¿Sabes algo? Hoy estás muy hermosa – Coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y luego acaricia mi mejilla, haciéndome sentir algo extraña, pero una voz gruesa hace que nos separemos.
- Señorita Jones – Volteo a ver y veo que es el señor Miller, quien me mira con dureza.
- Profesor Miller, buenos días – Trato de ser lo más formal posible.
- Creo que ya es hora de mi clase. No debería estar aquí con su amigo – Dice, mirando de mala forma a Víctor. Cuando miro mi reloj, me doy cuenta de que tiene razón.
- Lo siento, señor Miller, no me había fijado en la hora– Miro a Víctor y le dejo un beso en la mejilla, despidiéndome de él.
- Nos vemos luego, hermosa.
- Ok– Camino hasta el salón, pero veo que el señor Miller camina a mi lado.
- ¿Es su novio? – Me quedo estática por su pregunta, pero respondo de inmediato.
- Es un buen amigo.
- Pues no lo parece.
- Señor Miller, con todo respeto, creo que estas son cosas que no le competen a usted – Veo cómo tensa la mandíbula.
- Espero que haya traído el trabajo – Entra al salón antes que yo, entonces aprovecho y me siento al lado de Lucy, que me regala una sonrisa. El señor Miller nos pide que entreguemos los trabajos y luego comienza la clase.
- ¿Cómo es eso de que entraste con el profesor?
- Solo nos cruzamos de casualidad – Respondo sin dejar de mirar al tablero.
- ¿Segura? – Cuando voy a responder, escucho un fuerte golpe en la mesa, lo que me hace sobresaltar.
- ¡SEÑORITA JONES! – ¡Ay, joder! – **Le pido el favor de que se retire de mi clase. - ¿Qué?
- ¿Por qué? – Digo consternada.
- Porque usted no para de hablar y eso me desconcentra en la clase, así que largo – Señala la puerta y yo, llena de enojo, cojo mis cosas y me largo del salón, pero antes lo miro de la peor forma, como tratando de decirle "muérete".
Salgo al campus y lo primero que hago es sacar un cigarrillo. No acostumbro mucho a fumar, pero cuando me siento estresada lo hago. No puedo creer que ese hijo de puta haya sido capaz de sacarme de clase, humillándome delante de todos mis compañeros.
Mi teléfono suena y veo que es mi padre, el desobligado.
- Hola, papá – Respondo seca. – Hasta que te acuerdas de que tienes hija.
- No empieces con eso, Mía, sabes que tengo mucho trabajo.
- Sí, tranquilo, siempre dices eso. Ahora dime, ¿por qué llamaste?
- Tu madre y yo nos vamos de viaje de negocios por dos meses para cerrar un negocio en Suecia. - ¿¡Qué!? ¡¿Dos meses?! Esto es el colmo.
- ¿Es en serio? ¿¡Me estás jodiendo!?
- Mía, contrólate – Me regaña mi padre, pero ya no lo soporto.
- ¿Cómo se pueden ir y dejarme siempre? Desde que tengo uso de razón me han dejado sola. ¿Acaso no pueden ser unos padres comprensivos y acompañarme? No se dan cuenta de que yo los necesito.
- Por Dios, Mía, madura. Ya estás muy grande para estas estupideces. Ya te dije, nos vamos, así que quedas con tu adorada nana – Una lágrima empieza a rodar por mi mejilla, pero no me molesto en limpiarla porque no hay nadie que me vea.
- Son de lo peor – Digo antes de colgar. El cigarrillo que tenía en las manos se terminó, así que saco otro y. y comienzo a fumar mientras mas lagrimas de dolor caen y uno que otro sollozo sale de mis labios
- Sabe que fumar hace daño, señorita jones – brinco asustada al ver al idiota de Miller parado a solo unos metros de mí, con rapidez quito mis lágrimas y lo miro
- ¿Acaso le importa? Es mi vida yo veré que hago
- ¿Por qué llora? – se acerca lentamente y hace algo que no esperaba que hiciera, levanta una de sus manos y termina de limpiar una de las lágrimas que no había limpiado, pero yo me alejo rápidamente porque su toque me hace sentir una sensación algo extraña
- Eso a usted no le debe importar, señor Miller, así que con permiso – este toma mi brazo y me voltea
- Sabe que puede contarme lo que sea, señorita Jones – es un idiota, sin poder evitarlo suelto una risa irónica y luego me suelto con brusquedad
- ¿Contar con usted? Por favor, no me haga reír, después de como me humillo delante de todos ¿cree que voy a confiar en usted?, mejor porque no se va y me deja tranquila
- Está bien, la dejo señorita Jones, pero no la quiero volver a ver fumando
- Usted no es nadie para prohibírmelo – me voy del lugar y lo dejo ahí solo, ya que siento tanta rabia que soy capaz de darle su buen golpe por idiota y si lo hago me expulsaran de la universidad por agredir a un profesor
- ¡Princesa! – veo a Víctor que viene hacia mí y al ver mi cara este se preocupa – ¿qué pasa, cariño?
- Mis padres, Víctor, eso me pasa – Víctor y Lucy son de las pocas personas que saben lo mucho que sufro con la ausencia de mis padres en mi vid, por eso siempre han estado pendiente de mi
- Ay nena, no estés mal, odio verte así – veo como el profesor pasa al lado de notros, fulminándonos a los dos con la mirada – ¿es mi imaginación o el profesor tiene bronca con nosotros?
- Hoy me echo de su clase
- ¿¡Que!? ¿Pero por qué?
- Lucy, me estaba diciendo algo y cuando le iba a responder él me agarró y me dijo que me saliera del aula. No sabes las ganas que me dieron de matarlo por haberme humillado delante de todos mis compañeros
- Nena, creo que hoy no fue tu día, pero estoy seguro de que la noche te alegrara la vida
- Más te vale
Ya en la noche me encuentro en la casa arreglándome para ir a la disco a distraerme un poco, luego de un día de m****a, escucho que mi puerta se abre y veo que es nanita
- Hola, mi niña - le dedico una sonrisa
- Hola nana
- ¿A donde vas tan hermosa?
- Voy a Salir a distraerme con unos amigos
-- ¿Hija, ya te enteraste lo del viaje de tus padres? – dejo de hacer lo que estaba haciendo y la miro con tristeza
- Si nana, ¿pero qué más puede hacer?, ellos no vas a cambiar sus planes solo por mi
- Ay mi niña – nanita se acerca a mí y me abraza logrando sentir por unos instantes ese calor de madre que con mi propia madre no he tenido casi – todo va a estar bien, además me tienes a mí, no te voy a dejar
- Gracias nanita, te quiero mucho
- Y yo a ti mi bella niña – ella sale y me veo por última vez al espejo creo que hice un buen trabajo
salgo de casa y veo que Víctor me espera
-Estas bellisima – deja un beso en mi mejilla y me abre la puerta del carro
-¿Y Lucy?
- Ella cae al lugar, al parecer va con alguien – ¿Lucy con alguien? Eso si es raro
- Está bien entonces vamos
Cuando llegamos, el lugar esta para reventar, pero gracias a dios Víctor tiene sus influencias así que nos dieron una mesa VIP
-¿Qué quieres tomar hermosa?
-¿Pedimos tequila con zumo de limón? – este sonríe porque sabe que tengo una tremenda debilidad por el tequila
-Esta bien, ya lo pido – este se va y luego veo a Lucy aparecer con un hombre bastante guapo
- Hola, amiga – saluda dándome un beso en la mejilla
- Hola, Lucy, que hermosa estamos
- Tu igual amiga, mira te presento a un amigo, Oliver – extiendo mi mano y este me dedica una sonrisa
- Tu debes ser mía, Lucy me ha hablado mucho de ti
- Espero sean cosas buenas
victor llega con la botella y en el momento en que la abre y nos tomamos nuestro primer trago todo se vuelve un descontrol, luego de la segunda botella ya todos estamos muy entonados así que salgo a bailar sola, mientras ellos conversan no sé de qué cosa, pero de seguro es una estupidez.
Cuando llego a la pista comienzo a dar pasos tímidos, pero luego me dejo llevar hasta que mi cuerpo comienza una danza sensual que atrae varias miradas, pero me quedo en shock al ver una mirada en especial
- Profesor Miller –
veo que este me mira con mucha intensidad y no sé por qué eso me pone a mil, como acto de sensualidad y valentía me acerco un poco más y comienzo a bailar mas sensual, acaricio todo mi cuerpo y de vez en cuando muerdo mi labio inferior, cuando doy la vuelta veo que ya el señor Miller no se encuentra y me decepciono un poco, pero luego siento unas manos en mi cintura que me arrastran hacia un pecho duro
-¿Qué pretende, señorita Jones? – joder era mi profesor, mi caliente profesor me está acariciando
-Profesor Miller, que sorpresa verlo aquí – trato de sonar lo más tranquila
-Está muy tomada, debería ir a su casa – me volteo de forma valiente y paso mis brazos por su cuello acercándome más a él
-¿Y si no quiero irme? – le reto y este sonríe
-No soy quien para decirte que hacer, pero no me gustaría verla mal –
me vuelvo a voltear y comienzo a moverme, entonces este decide seguirme el paso, este pasa sus manos por todo mi cuerpo lo que me hace sentir un fuego recorrer todo por dentro
– es usted una mujer muy sensual – me susurra al oído
- Y usted un hombre muy caliente – ¡joder!, ¿eso dije yo? ¿En serio dije caliente?, mejor me voy - ya tengo que irme, nos vemos el lunes, señor Miller
- Un placer verla, señorita Jones – me dirijo a la mesa y ahí están todos
- ¿Dónde estabas metida? – pegunta Lucy
- Estaba bailando
- Ven bailemos – Víctor toma mi mano y me regresa a la pista pegándome a su cuerpo bien formado, algo tengo que reconocer y es que victor es un excelente bailarín – esta noche estas muy hermosa, mia – siento que este deja un beso en mi cuello colocándome los bellos de punta – y además hueles de maravilla – victor me voltea en un rápido movimiento quedando los dos muy pero muy cerquita
- ¿Qué haces? – pregunto algo confundida
-Necesito hacerlo, si no lo hago moriré – de qué... joder me está besando, Víctor me está besando
No puedo creer que mi amigo me está besando. Una parte de mí quiere alejarse, pero otra no es capaz; no lo sé, pero se siente bien sentir sus besos… Por Dios, Mía, es tu amigo, contrólate.—Víctor, yo… —este me acaricia la mejilla.—Lo siento, tenía que hacerlo. —Cuando le voy a responder, me quedo pálida al ver que mi profesor vio todo, y al ver su cara se nota que está molesto, aunque no entiendo el porqué. Dios, necesito refrescarme.—Víctor, ya regreso.Camino hacia el baño. Cuando llego, me lavo la cara tratando de pensar en todo lo que ha pasado en la noche: el baile con mi profesor, el beso con Víctor, y para rematar, el caliente de mi profesor me vio después de que le dije que era mi amigo. ¿Qué estará pensando él en estos momentos?Tomo aire y salgo del baño, pero una mano me jala hacia un lugar oscuro. Me lleno de pánico, ya que no alcanzo a ver nada y tengo miedo de que me haga daño.—Por favor, no me hagas nada —le suplico llena de miedo.—Nunca sería capaz de hacerte daño.
Devuelta a la realidad, hoy otra vez tengo clase y con el condenado de mi profesor sexy. - Hola mi niña ¿vas a desayunar? - Lo siento nana, hoy no puedo, voy de afán – salgo corriendo de casa, ya que en verdad voy muy tarde y justo mi primera clase es con el maldito de mi profesor, así que prácticamente corro hasta la universidad; cuando llego subo las escaleras rápidamente, pero desafortunadamente no logre llegar a tiempo - Llega tarde, señorita jones – responde serio sin dejar de escribir algo en el pizarrón - Lo siento mucho, profesor Miller &n
Despierto cuando siento que los rayos del sol se cuelan por la ventana, dándome directamente en la cara. Al abrir los ojos, me doy cuenta de que no estoy en mi habitación. En ese momento recuerdo que estoy en la casa de mi profesor... ¡JODER, MI PROFESOR! Salgo disparada de la cama, pero al ir a salir escucho unas voces.— Alice, ¿qué haces aquí tan temprano? — M****a, lo que faltaba, aquí está su prometida.— Quería venir a verte, ¿acaso te molesta? — ¿Qué hago? ¿Dónde me escondo o mejor, cómo salgo de aquí?— No, es que tengo clases ahora, tú sabes cómo es esto.— ¡La universidad! Ahora sí soy una persona muerta.— Está bien, pero nos vemos en la noche. Recuerda que quedaste de llevarme a donde tus padres.— Sí, claro. Ahora nos vemos. Adiós. — Siento que la puerta principal se cierra y, al cabo de unos segundos, aparece Santiago.— ¿Estabas despierta?— Es mejor que me vaya. — Tomo mi vestido y entro al baño para ponérmelo.— Espera, yo te llevo.— Es mejor que no. Me tomaré un taxi
Esto tiene que ser una broma. Es un maldito egoísta, ¿acaso no se da cuenta de que está a punto de casarse? Y lo peor de todo, ¡es mi profesor!—Mire, señor Miller, aclaremos unas cosas: Primero, puedo estar con quien yo quiera porque no soy de nadie. Segundo, usted está a punto de casarse. Y tercero, ¡es mi profesor! Así que, por favor, suéltame - Cuando intentaba decir algo, apareció su prometida, que nos miraba algo extrañada.—¿Pasa algo, cariño? —le preguntó a Santiago sin dejar de mirarme.—No, amor, no pasa nada.—Bueno, vamos, algunos invitados quieren hablar contigo, si ya terminaste de charlar con Mía —noté un tono de desprecio en su voz al hablarme.—Tranquila, puedes llevarte al novio —le dediqué una sonrisa falsa, que ella me devolvió.Después de un rato en la fiesta, decidí salir a tomar aire. Me afectaba ver cómo Santiago acariciaba a esa mujer, aunque, claro, será su esposa. Pero siento celos, algo que no debería sentir.Ya en el patio, saqué un cigarrillo para fumar co
SANTIAGONo sé por qué lo hice, fue un impulso, pero ahora que se fue, me doy cuenta de que fue un grave error mencionar su problema de drogas delante de mi familia.—¡¿Qué mierdas te pasa a ti?! —Julián llega enfurecido, con ganas de matarme.—Solo quería avisarte de la clase de persona con la que te estabas metiendo.—¿Y eso qué importa? ¡Ella es una gran mujer! Puede tener algún problema, pero sabes que no me vas a separar de ella. Además, nuestros padres me apoyan —siento cómo mi cuerpo se vuelve rígido, ya que no esperaba que mis padres fueran a apoyarlo.—Julián, solo trato de protegerte —y que no te acerques a ella, porque es mía... Su boca, su cuerpo, todo de ella me pertenece.—¡Pues no lo hagas! Yo la quiero, y si no respetas eso, entonces aléjate de mí —Julián sale del despacho dando un portazo. Al rato entra mi padre, con dos copas de vino en la mano.—Menuda noche —se sienta a mi lado y me extiende la copa.—Lo sé, nunca pensé que Julián se encapricharía tanto con esa cría
Mia JonesDespierto con un fuerte dolor de cabeza y algo de mareo. Cuando abro los ojos, me doy cuenta de que estoy en un hospital, pero no recuerdo cómo llegué aquí. Lo único que recuerdo es que estaba en clases y luego ya no recuerdo más.—¡Hija! —Abro mis ojos sorprendida al ver a mi madre y a mi padre correr hacia mí. Detrás de ellos está Julián.—Mamá, papá, ¿qué hacen aquí?—Hija, nos llamaron porque estabas en el hospital. Casi nos da algo.—Pero no entiendo, ¿por qué estoy aquí?Ambos se miran y luego miran a Julián, quien se acerca y toma mi mano con delicadeza.—Nena, sufriste una sobredosis —abro los ojos sorprendida y luego los miro algo apenada—. Si no hubiera sido por mi hermano, estarías muerta.—¿Por Santiago? ¿Él me ayudó?—¿El profesor Miller me ayudó?—Sí, mi hermano es bueno.—Tengo que agradecerle, pero ahora siento mucha vergüenza.—Hija, no te sientas mal, todo esto es nuestra culpa —mi padre se sienta a mi lado y me abraza, pero no sé por qué siento que su abraz
3 meses despuésYa llevo varios meses de relación con Julián, y en cierta forma ha sido buena. Él es tierno, me cuida y me quiere, que es lo importante. Siempre está pendiente de que no recaiga en mi adicción, ya que mis padres se volvieron a esfumar del mapa. Veo que les duró muy poco su arrepentimiento, pero bueno, puedo decir que hoy en día ya no me duele tanto. También tengo que contar que hoy empiezo en la oficina de abogados del señor Miller, se que esa noche se había acordado que empezaría al otro día, pero decidí mejor darme un tiempo luego de todo lo que paso, pero creo que ya es momento de comenzar … lo sé, es una locura, pero en serio necesito el trabajo para ver si logro salir de mi casa y tener mi propia independencia. Además, al parecer el profesor Miller está saliendo con alguien más. Bueno, eso me contó Julián, dice que es una rubia muy sensual, pero que no es de su tipo. Aunque sé que solo lo dice para que no me ponga celosa, por alguna razón no me molesta que diga es
Veo cómo Santiago se pone de todos los colores por la rabia que tiene, y cuando noto que está a punto de irse para hacerle quién sabe qué a Julián, lo tomo del brazo para detenerlo.—Espera, Santiago, no hagas nada, te lo pido —le suplico con lágrimas en los ojos.—Mira cómo te dejó. Puede ser mi hermano, pero es un animal. No lo reconozco.—Lo sé, yo tampoco sé qué le pasó, pero no quiero que hagas nada. Voy a terminar con él. No puedo estar con una persona violenta, pero, por favor, no hagas nada —este suelta un suspiro y, al verme tan mal, solo asiente y me atrae hacia su cuerpo, dándome un abrazo protector.—Ven, vámonos de aquí, ya es muy tarde —me subo a su auto, y empieza a manejar, pero poco a poco mis párpados comienzan a pesar, hasta que me quedo profundamente dormida.Me despierto en una superficie blanda, muy cómoda, mejor que mi cama... Esperen, ¡esta no es mi cama! Me levanto de golpe y, al hacerlo, siento un terrible dolor en mi rostro. Me percato de que no estoy en mi h