capitulo 33
Al llegar a casa del funeral de mi padre, me tiro en el sillón y le pido a una muchacha del servicio que me traiga una copa de vino.

—¿Te sientes bien? —pregunta Santiago, sentándose a mi lado.

—Te mentiría si te dijera que sí. Estoy mal, todavía no puedo creer todo lo que hicieron mis padres. Nunca me amaron —sentía un nudo en la garganta que no soportaba, era como si me estuvieran restringiendo el paso del aire y era sofocante.

—Ya, mi amor, olvídate de este momento. Lo importante es que ahora tienes gente que te ama. Yo te amo y jamás te dejaré —la chica trae la copa y me la tomo de un golpe, dejando a Santiago algo sorprendido.

—¿Me puedes traer la botella? —ella mira a Santiago y este asiente.

—No quiero que tomes mucho, cariño.

—Solo quiero olvidarme por un momento de lo sucedido —y así fue. Bebí hasta más no poder, pero todo ese tiempo Santiago estuvo a mi lado asegurándose de que no cometiera una locura. En cuestión de horas, reí, lloré y besé a Santiago, pero al final quedé pr
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