¿Qué piensan? ¿Estan de acuerdos con los puntos que se tocaron en este capítulo? A partir de ahora las actualizaciones serán todos los domingos en la tarde, al menos que haya doble actualización o maratón.
Bostezó y me volteo hacia lo calentito que está en mi espalda, pero eso empieza a acariciarme el pelo. De inmediato agarro su mano con fuerza y, cuando abro los ojos, me encuentro con un par de ojos de diferente color. Suelto su mano al darme cuenta de que le estoy haciendo daño.—Lo siento.—Buenas noches. ¿Te duele algo? —Parece que no le importa que casi le haya roto los dedos.—No, me siento muy bien.Me pego a su pecho. Gruño al ver que tiene la camisa, así que meto mi mano debajo de esta. Él se tensa. Mis dedos pasan por su abdomen. Él no tiene los cuadritos tan marcados como Alex. Subo y aprieto su pectoral, lo miro y él solo me mira serio. Yo sigo, creo que sus pectorales son los más pequeños de los tres, aunque siguen siendo firmes. Saco mi mano y la llevo a su cuello. La boca se me hace agua. Lamo mis labios.—¿Te gusta manosear mi cuerpo? —Yo ignoro su pregunta y, de un salto, me siento sobre su abdomen.—¿Yo puedo marcarte? —Él traga, pero no creo que haya estado comiendo a
| Anakin |La observo dormir; eso es lo que ha hecho desde ayer. Se levanta solo para comer y tomar las clases. Lo raro es que no fue a buscar a su caballo ayer. Obviamente hablamos con el doctor, y este la revisó, pero dice que todo en ella está normal, que incluso tiene el peso adecuado y está más sana que nunca, lo cual no me convence. Pero como solo ha sido un día, no hemos querido comentar nada; no queremos que crea que no puede dormir lo que desee.—¿Entonces nos vamos hoy? —pregunta Arman.—Sería lo mejor, pero esperemos a que sea de madrugada.—Nos van a matar cuando lleguemos.—No pueden esperar que digan algo y que obedezcamos de inmediato. Ya no somos sus cachorros; ahora somos los Alfas, y ellos saben que también están bajo nuestro mando mientras se queden en la manada —me coloco un pantalón, ya que estaba durmiendo con ella, pero Tosha me vino a relevar y ahora es él quien ronca junto a ella—. No les estamos faltando el respeto, solo estamos siendo precavidos. Las llamadas
Observo cómo Arman mete otro vestido. Solo llevo dos y mucha ropa interior; supongo que es porque no tengo de mi talla allá.—¿Sigues nerviosa? —pregunta mientras cierra el pequeño bolso.—Sigo queriendo permanecer aquí, no quiero dejar a Alex solo.—¿Sabes quién más tiene miedo de ir allá? —Niego con la cabeza, y él se coloca frente a mí—. Él. Creo que aún no confía en nosotros, y ni siquiera yo me sentía seguro cuando llegué a su manada. Pero tú me ayudaste a ganar esa seguridad.—¿Si yo voy, Alex se sentirá seguro?—No de inmediato, pero sé que irá a donde tú vayas, porque nosotros lo hacemos.—¿Me prometes que no me botarán? —Él hace una mueca al escuchar la última palabra.—No eres un objeto, no vamos a tirarte ni a sacarte de nuestras vidas —dice mientras agarra mi mano—. No soy bueno con las palabras, pero, si de algo estoy seguro, es que no puedo ver un futuro sin ti. Espero que te equivoques, es normal, y siempre estaré para ayudarte.—¿Cómo está mamá?—Ella está bien. Nos pre
| Arman | Observo cómo Anakin se acomoda el cabello cada dos minutos. Los tres estamos sentados en la sala cuando deberíamos estar acostados junto a ella. Aún no sale el sol y ya los problemas están presentes, pero estoy agradecido porque todo salió como lo planeamos. Nadie se enteró, no hubo bajas y, hasta ahora, no hay ningún ataque en el paso.Escucho un celular sonar, y Anakin es quien se levanta. Es uno de sus celulares, pero no contesta de inmediato. Bufa y le pasa el aparato a Antosha, quien sí lo contesta.—¡TENÍAMOS UN TRATO! —ruge el petimetre—. Solo debían darle un celular apenas llegaran. ¿Acaso es una tarea muy dura para los cachorros? —Aunque no me guste su tono, el enojo está más que justificado.—Sabemos que tenías un espía siguiéndonos todo el camino y ya te íbamos a llamar —miente Anakin. Antosha lo colocó en altavoz.—¿Por qué no me ha llamado?—Está dormida —murmura Antosha.—¿Ahora qué hiciste?—¡Esta vez el que metió la pata fue Anakin! —gruñe.Sé que, si esto no
Limpio mis lágrimas mientras veo cómo él sale de nuestra habitación. Tiene la barba más larga y desprolija. Mi vista se vuelve borrosa por las lágrimas, y siento cómo Tosha pasa su mano por mi espalda.—Cosita, ¿estás llorando?—No.—Déjame ver tu cara, el propósito de una videollamada es que ambas personas se vean.—Sí, estoy llorando.—No estoy muerto, no debes llorar por mí, yo...—¡Te puedes morir si yo no estoy! —digo sin pensar, y siento una punzada en el pecho—. Nunca más te vería.—No pienses en eso, cosita, no va a pasar, te lo prometo.—¿Y si te atropellan? —Veo cómo él trata de no reírse—. ¡¿Y si te ahogas mientras te ríes?! —Él deja de reír de inmediato—. ¿Y si te atacan mientras vienes? ¿Y si...—Creo que es mejor terminar la llamada hasta que ella se calme —me interrumpe Tosha, y lo miro mal.—Sí, es lo mejor, ya hasta miedo me dio —miro mal a Alex, aun cuando no me pueda ver.—Si estuviera contigo, nada malo te pasaría.Sé por qué nos separamos, pero igual no es fácil.—
Su aroma, su piel, incluso su cabello revuelto y esponjado me está desquiciando. Se supone que estoy a su lado para consolarla, pero ella es la tentación hecha hembra, ella es todo lo hermoso que hay en este mundo.—Tesoro, te amo.Mi nariz roza su cuello, mis dedos se clavan en su cadera. Puedo ver a través de mi cabello cómo sus ojos brillan a pesar de la poca luz en la habitación, puedo escuchar lo rápido que late su corazón.—Hazlo, ella lo quiere— No necesito más confirmación.Obedezco a mi lobo Vovk. Agarro su camisa y tiro de ella hacia abajo, sus clavículas quedan a la vista. No hay espacio en los costados de su cuello, y este lugar está muy cerca de su pecho. Con cuidado clavo mis colmillos en la tierna y fina piel que hay sobre el hueso derecho. Ella suelta un corto chillido. Su sabor es delicioso. Siento sus pequeñas garras rasgar los costados de mi espalda y después perder fuerza.—¡La estás lastimando, idiota! —Anakin aparece de la nada, y saco mis colmillos de su piel.Cr
El destino tejía sus hilos de manera inexorable, y aunque la mismísima Diosa Luna intentó modificarlo, los padres de ellos y la abuela de ella fueron actores involuntarios en este juego cósmico. Algunos eran partícipes sin conocer su papel, pero la predicción ya estaba grabada en las estrellas. Solo se vislumbraban dos posibles destinos para su futuro, y solo una lobita de pelaje café podía prevenir que sus compañeros desataran una guerra descomunal, llevando a su raza a la extinción y deshaciendo los esfuerzos de la Diosa.Sin embargo, la incógnita prevalecía: ¿quién era ella?La respuesta era sencilla: una Roger, astuta, desterrada o con cualquier calificativo que pudiera asignarse a los estratos más bajos de la sociedad licántropa. En ese mundo, la pregunta adicional podría ser: ¿quiénes eran ellos? Los cuatro Alfas Puros, capaces de aniquilar una raza entera sin que nadie pudiera interponerse. Cuatro machos con manadas poderosas y mentes brillantes, capaces de manipular a su antoj
Me levanto del suelo helado, sintiéndome agotada y sin ganas de irme. Esta cueva es el mejor refugio que he encontrado en varios meses, pero es demasiado peligroso quedarse en un mismo lugar tanto tiempo. A pesar de que ya aprendí a ocultar mi olor, no me puedo confiar. Ningún lugar es completamente seguro, y ya rebasé el límite de días que yo misma coloqué. La última vez que lo hice, gané una nueva y larga cicatriz en la pierna. No quiero volver a tener un enfrentamiento como ese solo por no querer irme de un lugar cómodo. Soy una roger, no tengo hogar, nada me pertenece, y acepté mi destino hace mucho tiempo.Miro mis patas delanteras. La derecha carece de dos garras, ya que aún no se han regenerado por mi mala alimentación. Mi cuerpo apenas tiene fuerza para hacer lo básico. Comienzo a caminar perezosamente para salir de la cueva. Aun es de noche. Levanto mi cabeza cuando ya estoy en el exterior para mirar la hermosa Luna llena. Me sé todos los nombres de las fases de la Luna; fue