¿Qué piensan ahora? Las opiniones en el capítulo pasado estuvieron entre quien tenía la razon, pero creo que todos tenían parte de ella. Con este capítulo empezamos las dobles actualizaciones por un mes, tendrán un capítulo todos los domingos y lunes en la tarde casi noche.
Limpio mis lágrimas mientras veo cómo él sale de nuestra habitación. Tiene la barba más larga y desprolija. Mi vista se vuelve borrosa por las lágrimas, y siento cómo Tosha pasa su mano por mi espalda.—Cosita, ¿estás llorando?—No.—Déjame ver tu cara, el propósito de una videollamada es que ambas personas se vean.—Sí, estoy llorando.—No estoy muerto, no debes llorar por mí, yo...—¡Te puedes morir si yo no estoy! —digo sin pensar, y siento una punzada en el pecho—. Nunca más te vería.—No pienses en eso, cosita, no va a pasar, te lo prometo.—¿Y si te atropellan? —Veo cómo él trata de no reírse—. ¡¿Y si te ahogas mientras te ríes?! —Él deja de reír de inmediato—. ¿Y si te atacan mientras vienes? ¿Y si...—Creo que es mejor terminar la llamada hasta que ella se calme —me interrumpe Tosha, y lo miro mal.—Sí, es lo mejor, ya hasta miedo me dio —miro mal a Alex, aun cuando no me pueda ver.—Si estuviera contigo, nada malo te pasaría.Sé por qué nos separamos, pero igual no es fácil.—
Su aroma, su piel, incluso su cabello revuelto y esponjado me está desquiciando. Se supone que estoy a su lado para consolarla, pero ella es la tentación hecha hembra, ella es todo lo hermoso que hay en este mundo.—Tesoro, te amo.Mi nariz roza su cuello, mis dedos se clavan en su cadera. Puedo ver a través de mi cabello cómo sus ojos brillan a pesar de la poca luz en la habitación, puedo escuchar lo rápido que late su corazón.—Hazlo, ella lo quiere— No necesito más confirmación.Obedezco a mi lobo Vovk. Agarro su camisa y tiro de ella hacia abajo, sus clavículas quedan a la vista. No hay espacio en los costados de su cuello, y este lugar está muy cerca de su pecho. Con cuidado clavo mis colmillos en la tierna y fina piel que hay sobre el hueso derecho. Ella suelta un corto chillido. Su sabor es delicioso. Siento sus pequeñas garras rasgar los costados de mi espalda y después perder fuerza.—¡La estás lastimando, idiota! —Anakin aparece de la nada, y saco mis colmillos de su piel.Cr
Sonrío cuando ella hace un puchero, aún sigue dormida. Acaricio su melena, pero dejo de hacerlo cuando mis dedos se enredan en ella. Me levanto de la cama. Antosha aún sigue a su lado.Me amarro la melena con una de sus ligas. Es una lástima que aún no haya utilizado alguna; quiero tener su olor encima de mí todo el tiempo. Cuando estoy a punto de salir, la puerta se abre y entra ella como un rayo. No confundiría ese cabello negro en ningún lado. De inmediato salgo del dormitorio, lo que menos deseo es tener a cualquiera de ellos cerca de mí.Hago una mueca al recibir el olor de él y me voy al dormitorio de Arman. Este deja de pintar apenas me ve.—Adelante, eres más que bienvenido.—Supongo que en algún momento debemos dejar nuestra hostilidad de lado. —Él no dice nada, y yo me siento en el suelo, pegando mi espalda a la pared—. ¿Qué pintas?—Adivina.—¿Nuestra Luna?—Sí.—Estoy poniendo de mi parte, Arman. Intenta hacer esto más sencillo.—No soy amable con los individuos que me util
Noto la incomodidad de Alex a pesar de la expresión seria. Puedo asegurar que cada músculo de su cuerpo está tenso. Mi padre camina hasta colocarse frente a él, no me extraña que sea mi padre Garald quien lo salude.—Bienvenido a la familia. Tomaste una buena decisión al compartir a tu mate con mis cachorros. Te prometo que lo hemos educado bien y espero el mismo comportamiento de tu parte —no hay apretones de mano, ninguno de los dos mueve un músculo para saludar al otro.De mi padre no me parece raro, pero de Alex, que suele encantarle jugar al político, sí. En el poco tiempo que estuve con él, sé que le encanta ganarse el favor de todo el mundo sin llegar a ser un lamebotas. Por eso es que tiene tan buena relación con todas las manadas.—Gracias —dice casi sin voz y luego se aclara la garganta—. Con permiso, voy a buscar a... —la puerta se abre de nuevo, y el olor de mi tesoro llega a mi nariz.Veo cómo Alex se centra en mi tesoro, los ojos de Alex no se separan de ella. Frunzo el c
—¿Cuándo decidieron irse? —me sorprende el tono cortante de Anakin.—Hijo, no te tomes esto mal— uno de sus padres habla, es el que tiene cabello castaño, aunque es marrón parece tener unos tonos rojizos y pecas, sus ojos también son marrones, pero no un marrón oscuro.—Padre, tomaron esta decisión sin nosotros, es obvio que esto nos molesta, no solo es su mate y Luna la que están tratando de proteger, también es nuestra madre y como sus hijos pensé que nos tomarían más en cuenta en esto.Anakin tiene la cara roja, miro a Arman y este está serio, después a Tosha y este solo tiene el ceño fruncido, al final miro de nuevo a Alex, él sigue ausente aunque está sentado a mi lado, me preocupa, no tengo idea de lo que pasa con él, pero creo que tiene que ver con los padres de mis otros Alfas.—Anakin, creo que se te está olvidando un gran detalle, somos tus padres y aunque vivamos en su manada bajo su dominio no somos inferiores a ustedes, esto es algo que veníamos hablando con tu madre hace
| Anakin |Corro cuando por fin encuentro el rastro de Alexander. Me ha tenido media noche detrás de su cola porque le mentí a mi osita, diciéndole que estaba con él y que no se preocupara, para que por fin pudiera dormir. No quiso salir a conocer la manada hoy y nadie la forzó; tuvo suficiente con la conversación que nos escuchó tener con nuestros padres.Cuando llego a una parte angosta del río que atraviesa nuestra manada, veo una sombra muy negra en medio del agua. Por razón no podía olerlo, si estuvo metido debajo del agua todo este tiempo. Ahora la mitad de su cuerpo está afuera y, por el pelaje seco, sé que ha estado en la misma posición por un buen rato. Gracias a su descuido, pude encontrarlo.—Déjame solo, por favor.Me acerco a él, pero me siento justo donde el agua no pueda tocarme; no quiero echarme un baño ahora, debe estar helada.—Ya no eres un macho soltero. Tienes una hembra omega, sabes que eso significa que es muy sensible. Si desapareces de la nada, se preocupará.
—¿A qué le huyes?—Ya sabes la respuesta.—¡En serio le huyes a una tierna omega!—Guarda silencio, Antosha.—Es difícil sacarte de quicio.—Prueba otra estrategia para intentar sacarme información. Tengo dos hermanas, créeme, las hembras son las mejores en sacar secretos, sobre todo ella. Esos ojazos me parten en dos el alma sin intentarlo.—¿Entonces para qué te resistes?—No lo sé. Supongo que por vergüenza, porque ella ya sabe que no soy el Alfa que quiero aparentar ser, el que ella merece.—Créeme, sus expectativas de nosotros están en cero. Eso es refrescante, no tenemos que hacer algo para impresionar. A ella le da igual un millón de dólares o uno, no entiende las estúpidas expectativas que los demás tienen sobre los Alfas, tampoco es interesada y se descubre a sí misma cada día. Es simplemente perfecta, y no creo que darle vueltas al asunto le esté ayudando. Creo que ella puede llegar a sobrepensar o malinterpretar las cosas muy rápido...Él deja de hablar cuando yo empiezo a e
Entramos a la casa. Prácticamente estoy seco. Tuvimos que dejar de correr cuando llegamos a las cabañas para no alertar a nadie. No entiendo qué pasó, pero Antosha se ve preocupado. Apenas llegamos a la sala, encuentro a mi mate acurrucada en las piernas de Anakin mientras él la abraza.Me siento a su lado. Antosha se sienta del otro lado y escucho unos pasos. Miro hacia atrás y encuentro a Arman.«¿Si está en la casa, por qué no estaba con ella?»—¿Cómo te sientes, tesoro?—Bien. Anakin aclaró mis dudas. Yo no quería preocuparlos.—Te dije que teníamos que sacar a esa mujer fastidiosa —gruñe Antosha.—Sabes que no podíamos, pero ahora sí. El acuerdo ya expiró y aún no lo hemos renovado —habla Arman. Ahora está frente a nosotros.—¿Quién es ella? —pregunto. Me siento excluido. No tengo idea de a quién se refieren ni qué pasó.Sé que Antosha lo sabe. Supongo que sus hermanos se lo contaron, pero por el apuro no tuve tiempo de preguntar y no me gusta quedarme sin información.—Charlotte…