57.

Sonrío cuando ella hace un puchero, aún sigue dormida. Acaricio su melena, pero dejo de hacerlo cuando mis dedos se enredan en ella. Me levanto de la cama. Antosha aún sigue a su lado.

Me amarro la melena con una de sus ligas. Es una lástima que aún no haya utilizado alguna; quiero tener su olor encima de mí todo el tiempo. Cuando estoy a punto de salir, la puerta se abre y entra ella como un rayo. No confundiría ese cabello negro en ningún lado. De inmediato salgo del dormitorio, lo que menos deseo es tener a cualquiera de ellos cerca de mí.

Hago una mueca al recibir el olor de él y me voy al dormitorio de Arman. Este deja de pintar apenas me ve.

—Adelante, eres más que bienvenido.

—Supongo que en algún momento debemos dejar nuestra hostilidad de lado. —Él no dice nada, y yo me siento en el suelo, pegando mi espalda a la pared—. ¿Qué pintas?

—Adivina.

—¿Nuestra Luna?

—Sí.

—Estoy poniendo de mi parte, Arman. Intenta hacer esto más sencillo.

—No soy amable con los individuos que me uti
Asíntota

¡Llego el momento más esperado! Seguimos con la doble actualización el domingo.

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