03.

Suspiro, masajeando mi frente con la yema de mis dedos. Falta una semana para que se acabe este mes y toca hacer el maldito papeleo. Yo soy, por así decirlo, el contador de la manada. Ya llevo dos títulos universitarios relacionados con el manejo de finanzas y administración de empresas. Además, estoy pensando seriamente en volver a la universidad y obtener otro más.

Me siento inquieto. Siempre he sentido esa sensación de que algo me falta, y sé por qué, pero solo debo esperar. No voy a meter la pata después de más de 50 años de abstinencia. Me hice una promesa a mí mismo hace varias décadas y no pienso fallar ahora.

Guardo el informe que empecé hace media hora. Aún no está terminado, pero de todas formas necesito un descanso. Tengo dos días metido en la casa sin salir. Ya casi termino todo y debo ayudar a esos revoltosos con los trabajos físicos también.

Salgo de mi oficina para llegar a la cocina y sacar un buen pedazo de carne. Normalmente la cocinaría, pero estoy cansado y no deseo llamar a una de las Omegas que se encargan de cocinar. Deseo comer algo para ver si eso calma mi inquietud.

—Quiero salir, detesto estar encerrado —dice Conrí, mi lobo.

—No estamos encerrados, simplemente elegí terminar con el papeleo de una sola vez. Ya casi terminamos.

—No me importa, solo quiero respirar un poco de aire fresco. Solo serán unos minutos —promete.

Gruño, pero aún así me resigno. Meto toda la carne que me queda en mi boca para después tragar y esperar unos segundos. Así puedo transformarme. Ya en mis cuatro patas, salgo de la casa sintiendo cómo el viento golpea contra mi hocico. Mis pelajes se mueven un poco. Sin ninguna prisa, Conrí comienza a caminar. En mi forma animal, dejo que mi lobo tenga la mayor parte del control. Él es un lobo sensato y no hará nada que nos perjudique si tiene el control.

—¡Anakin! —me tenso al escuchar la voz tan alterada de mi hermano. No es común que se altere con facilidad, y si me llama por el enlace mental que compartimos por ser trillizos, seguro es importante.

—¿Qué pasa? ¿Nos atacan?

—No, no es malo, bueno sí, pero no yo... ¡Ni siquiera me creo lo que pasó! —esta vez su voz se escucha alegre, casi eufórica.

—Ve al grano, Antosha —le exijo, harto de su balbuceo.

—¡Encontré a mi mate! —apenas lo dice, paro de caminar.

Mientras hablo con él, estaba caminando por el bosque. Su noticia me ha dejado atónito. Nunca pensé que pasaría tan pronto. Nuestros padres tardaron más de seis siglos en encontrar a nuestra madre.

—¿Estás seguro?

—¡Por supuesto! —se escucha tan feliz—. Por eso te llamé, necesito tu ayuda y la de Arman, pero él ya está buscando por el lado sur de la manada.

—¿A quién está buscando?

—A mi mate. No tengo tiempo para detalles ahora. Solo te diré que ella se asustó y huyó de mí. Es una hembra, Roger. Entró a los límites de la manada para cazar. Nunca estuve tan feliz de que alguien rompiera las reglas —hace una pausa, y yo solo me siento en el césped para esperar que siga hablando—. Di la orden de que cualquier Roger que entre a la manada no sea lastimado. No sé si viene con un grupo o está sola, pero no quiero que nada le pase. Perdí su rastro. Es muy escurridiza, pero puedo sentir que está cerca. No debe estar muy lejos de la manada. Necesito que te quedes en el medio de la manada y revises la frontera oeste y este. Ya tengo algunos Deltas buscando por todas partes, incluso cerca de Canadá, pero de todas formas quiero tu ayuda.

—Está bien, estoy cerca de la frontera este. Revisaré por ahí —solo lo ayudo porque, si estuviera en la misma situación, movería cielo y tierra para buscar a mi mate—. ¿Cómo es ella?

—Solo la vi en su forma animal, pero es tan bella... —hace la típica pausa dramática de un macho embobado con su mate—. Bella le queda corto. Es la lobita más pequeña, linda, hermosa y... —lo interrumpo, ya que no me dice lo que quiero escuchar.

—Guarda tus halagos para ella. Necesito saber su descripción física. No me interesa si es tan bella como la mismísima Diosa Luna —le gruño.

—Siempre amargado, hermanito. Es una loba café pequeña y delgada. Sus ojos en su forma animal son marrones oscuros. No tiene cicatrices visibles a simple vista y... —lo vuelvo a interrumpir.

—Eso me sirve. Te aviso si la encuentro —sin más, corto el enlace mental para empezar la búsqueda.

Gruño cuando me dirijo a la frontera oeste. No hay rastro de ningún Roger por ninguna parte de la frontera este. Solo fue una m*****a pérdida de tiempo. Pero aun así, no desisto. Sé lo que sentirá mi hermano si no la encuentra. Aunque aún no entiendo por qué ella huyó de él. Normalmente, los Licántropos nos sentimos instintivamente atraídos hacia nuestros mates. Su olor nos desquicia, desestabiliza y nos vuelve estúpidos. O al menos eso es lo que sé, ya que me lo han contado y un par de veces tuve la oportunidad de ver cómo algunos lobos machos de mi manada encontraban a sus mates. Se vuelven unos locos posesivos de inmediato.

—Ya Antosha encontró a la Roger. Me dijo que te lo digiera —me avisa Arman.

—¿Tú estás bien? —su voz suena algo desanimada.

—Sí, estoy feliz por Antosha, pero ambos sabemos lo que pasará ahora. Los tres somos Alfas y lideramos la misma manada. Además, él ya encontró a su mate. Tendremos que dividir la manada en tres partes iguales para formar tres manadas hermanas. No me quiero separar de ustedes.

—Los tres sabíamos que eso pasaría tarde o temprano. Ya somos adultos y nos preparamos para esto desde que nuestros padres nos cedieron el cargo de Alfa Líder a cada uno —le recuerdo.

A pesar de que mis hermanos puedan ser un dolor de culo, los quiero. Somos trillizos. Siempre hemos sentido esta conexión, como si el uno no pudiera estar sin el otro. Pero ya no somos crías. Cada uno, a partir de ahora, formará sus propias familias y manadas.

—Lo sé, pero tenía la esperanza de que los tres tuviéramos la misma mate para no tener que dividir la manada. Además, ahora los tres estamos ocupados y casi no nos vemos. No me imagino cómo será cuando cada uno esté en su propia manada. Ya no tendremos tiempo para vernos —no me gusta que se sienta así, pero no puedo hacer nada para animarlo.

Me siento igual y ahora no tengo ánimos para consolar a otra persona cuando creo que también necesito consuelo. Estoy feliz por mi hermano Antosha, encontrar a tu mate es lo mejor que le puede pasar a un individuo de nuestra especie. Pero gracias a eso, ya nada volverá a ser igual. Tendremos que dividir la manada en tres. También los habitantes de esta y ahora cada uno velará solo por su manada, la cual no será tan grande ni poderosa como es ahora. Actualmente, tenemos el puesto de la manada más numerosa y poderosa de América, pero eso terminará cuando dividamos la manada en tres. Ahora seremos simples Alfas de manadas comunes.

Gruño al sentir cómo Conrí se mueve inquieto dentro de mí. Últimamente, ha estado insoportable. Siempre me pide que lo deje salir y se va a las fronteras de la manada como si quisiera encontrar algo que ni él mismo sabe lo que es.

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