05.

Antosha

Observo a la tierna loba que yace inconsciente en la cama. Arman se fue a buscar más suero y algunas cosas que no logro recordar del todo. Ella estaba bastante deshidratada. Pienso que Arman también le administró algunas vitaminas, aunque no soy precisamente un experto en términos médicos.

Mis dedos se deslizan con cuidado por su pelaje café; nunca antes había visto a una loba con rizos, y la curiosidad me embarga. ¿Habrá más lobas con este tipo de pelaje? Tal vez sí haya, pero no suelo prestar atención a esos detalles y menos en otras hembras. Ahora me doy cuenta de la singularidad de su apariencia.

Mis dedos van a sus orejitas, son pequeñas pero redondeadas. Por su pelaje y color, sé que no es originaria de esta región, quizás ni siquiera de este país. Es normal que los rogers como ella pasen de país en país fácilmente gracias a su forma animal, explorando en busca de comida y nuevos territorios.

— Es muy pequeña y delgada, tendremos que hacerla ganar peso — comenta Vovk, mi lobo.

Estará igual o más embobado que yo con nuestra mate. A pesar de que solo hemos visto su forma animal, ya nos tiene flechados. Nunca pensé que esas historias que nos contaban nuestros padres cuando éramos crías fueran tan ciertas. Sabía que los mates teníamos una conexión y una atracción intensa hacia nuestra pareja, pero nunca pensé que sería tan fuerte y abrumadora.

Cuando mi mano se va a su espalda, me detengo. No deseo tocar de forma brusca y lastimar su pequeño cuerpo más de lo que ya lo hice. No fue intencional; ella salió huyendo. De alguna manera logró ocultar por completo su olor mientras la perseguía. Nunca hubo nadie que pudiera superar mi velocidad. Mis hermanos la igualan, pero ella fue más veloz y ágil que yo. En cuestión de minutos, pudo huir de mí. Hubo un momento que la perdí por un buen rato, pero seguí mi instinto y los presentimientos de mi lobo. Gracias a eso, encontré un pequeño rastro. A simple vista, no hubiera parecido nada. Sin embargo, lo seguí y me llevó hasta ella. Otra vez intentó huir. Por desgracia, había un pequeño acantilado de unos cuatro o seis metros que daba hacia un río algo profundo. Nunca fui bueno nadando, si ella saltaba, era muy posible que la perdiera para siempre. Así que, como pude, tuve que embestir su pequeño cuerpo para evitar que saltara. No controlé la fuerza con la que lo hice y su cuerpo terminó impactando contra el tronco de un árbol, casi haciendo que se partiera en dos. Juro que en ese momento pensé que había matado a mi mate.

El impacto fue brutal. Ella estaba tan cansada y débil que no tuvo tiempo de protegerse antes de recibir el impacto, y yo no tuve tiempo de atajarla. De inmediato quedó inconsciente. Nunca le quise hacer daño, pero estaba tan desesperado y asustado que no pesé bien.

— Lo siento — murmuro.

Ya han pasado dos días desde eso. Gracias a mi hermano, ella se ha recuperado casi por completo. Él dijo que era cuestión de tiempo para que se despierte. Aun así, debemos tener cuidado con su espalda; su piel no ha cicatrizado por completo. Pero apenas empiece a ingerir cualquier alimento, se acelerará su proceso de curación y, en unas horas, estará mejor que nunca.

Me separo de ella para buscar el peine que estuve utilizando. Su pelaje estaba muy sucio. La bañé ayer, no fue por mucho tiempo; debía tener cuidado con los puntos en su piel. Sin embargo, no quería dejarla toda sucia hasta que se despertara. Con el peine en mis manos, empiezo a desenredar su pelaje. Utilizo una crema para peinar que consiguió Antosha. Mientras quito un nudo cerca de su pecho, veo cómo se remueve. De inmediato, mi corazón empieza a latir sin control, desbocado. Mi lobo gruñe y se remueve en mi pecho ansioso. Escucho cómo la puerta de la habitación se abre, pero ni siquiera le presto atención.

— Hola, yo soy... — empiezo a hablar en el momento que ella abre los ojos.

No pude terminar la frase, ya que en un movimiento rápido e inesperado, ella se abalanza contra mí e intenta morder mi cuello. Por suerte, alguien me jala por la camisa con fuerza, provocando que caiga hacia atrás encima de Arman. Él fue quien me jalo y seguro me salvó la vida. No era un ataque de advertencia; ella iba por mi cuello sin importar las consecuencias. Ella aprovecha nuestro desconcierto y se apresura a correr sin desperdiciar la oportunidad que se presenta, ya que Antosha dejó la puerta abierta. Cuando ambos reaccionamos, terminamos enredándonos en uno con el otro al intentar levantarnos. Pero rápido nos ponemos en marcha detrás de ella. Ni siquiera nos tomamos el tiempo de transformarnos; cada segundo que tenga de ventaja es crucial. Por suerte, ella sale de la casa con dirección al norte de la manada.

Actualmente estamos en el centro de esta. Decidimos traerla ayer en la noche, ya que la parte sur recibe ataques constantes y no deseaba exponerla ahí. Seguimos detrás de ella; nos lleva unos diez metros de ventaja. Intento comunicarme a través de nuestro enlace mental, pero igual que la primera vez que la vi, ella nos tiene bloqueados. Mi hermano se separará de mí para irse por un atajo. Yo sigo pisándole la cola. Nunca había conocido una hembra tan rápida como ella. En otras circunstancias, estaría maravillado y agradecido de poder estar con semejante hembra. Pero en este momento, me gustaría que fuera menos intrépida.

Anakin

Trago las últimas gotas del amargo líquido. Me siento algo mareado; sé que no debería estar haciendo esto. Un Alfa nunca debe bajar la guardia. Si mis padres me vieran, estarían muy decepcionados. Para ellos, siempre soy el hijo "perfecto". Simplemente me gusta cumplir las reglas y protocolos. Soy perfeccionista de nacimiento y muy ordenado, cualidades que cualquier padre o madre apreciarían mucho. Además, para completar el combo, soy disciplinado.

En este momento, cualquiera que me viera diría lo contrario, y no me molestaría. Estoy hecho un desastre. Arman me contó que también encontró a su mate. Se contactó por nuestro enlace mental muy emocionado ayer, pero yo simplemente lo bloqueé. No dejé que siguiera hablando tan alegre.

« Soy un imbécil ».

Estoy celoso de mis propios hermanos en vez de estar feliz. Están viviendo tal vez el momento más importante de su vida y querían que fuera parte. Pero en mi egoísmo, me estoy encerrando y alejando de todo el mundo.

« ¿Qué hice mal ?»

Junto a mis hermanos, hemos esperado a nuestras mates con devoción, manteniendo nuestra pureza, cosa que estoy seguro de que muchos machos no hacen. Ninguno tuvo una novia, una amiga con derechos ni nada parecido. Somos devotos a nuestra mate sin conocerla. Seguimos los valores que nuestra madre nos inculcó. Nunca nos dejamos llevar por nuestros deseos y aún así, mis hermanos ya tienen sus mates y yo estoy aquí marchitándome en mi casa, sin dormir ni comer, solo bebiendo cantidades obscenas de té de Rocayid, es una de las pocas cosas que imita los efectos del licor en los humanos, para poder despegar mi mente de la realidad.

— ¡Necesito que vayas al borde medio de la frontera norte! — la voz de Antosha se cuela en mi mente.

— Ve tú, no estoy en... — antes de que pueda terminar la frase, él me interrumpe.

— ¡Mi mate está huyendo y la haremos llegar ahí! — ruge — tú estás más cerca que ella, necesitamos rodearla o la perderemos cuando entre a la manada vecina — bufo.

— Ya voy.

Él no dice nada más. No es necesario. Es orgulloso, igual que cualquier Alfa. No estaría pidiendo un favor si no fuera realmente necesario. Al menos tengo algo de consuelo al saber que no es tan fácil la vida con tu mate. Ya es la segunda vez que se le escapa y ni siquiera llevan una semana. Aunque compadezco a la pobre loba que tenga que aguantar su obstinada personalidad.

Mientras me acerco al punto de encuentro, mi lobo se inquieta. Gruño, ya que estos días estuvo insoportable y esa es una de las razones por las que decidí refugiarme en la bebida. Ni siquiera me podía quejar con mi lobo, ya que este estaba igual o más inquieto que yo.

Al estar sentado donde se supone que vendrá la mate de mi hermano, no puedo evitar seguir pensando en mi propia mate. No sé cuándo llegará, pero creo que debería estar contento. No solo por mis hermanos, si no porque eso significa que tal vez la mía también esté cerca. Tal vez si me paseo por las fronteras, ella vendrá a mí como le pasó a mis hermanos.

Mis pensamientos son interrumpidos por un ligero olor peculiar que llega a mi hocico. Si no lo mencioné antes, estoy en mi forma animal. Camino unos pocos pasos atraído por ese olor que cada vez se hace más fuerte. Lo que sea que desprenda ese aroma se está acercando a mí.

— ¡Mate! — ruge Conrí al reconocer el olor.

«La Diosa Luna escuchó mis plegarias».

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