Aura miraba su atuendo en el espejo.Llevaba una blusa manga tres cuartos y un jeans azul ajustado.Suspiró al ver sus brazos surcados de cicatrices y las palabras de la psicóloga resonaron nuevamente en su cabeza:" El primer paso para sanar es reconocer que necesitas que alguien te ayude porque no puedes sola, pero también es aceptarte con cada una de tus cicatrices. La única forma de vencer el miedo es enfrentandolo y la única manera de amarte plenamente es aceptando tal cuál eres y mostrarte a los demás con tus virtudes y defectos.Quien realmente te ame se quedará, pero tú no debes rogar ni mendigar."Se miró nuevamente al espejo y suspiró de nuevo: cada batalla ya fuese ganada o perdida, estaba representada en cada cicatriz.- ¿Ya estás lista mami?.- Berenice entró a la habitación y observó a la mayor sonriente.- Si mi amor.- Entonces vamos. La señora Dafne nos espera.- La niña le tendió la mano.Aura no dudó en tomarla y seguirla hacia afuera.Debido a todo el incidente, Daf
- ¡Este se vería muy bonito en la casa mami!.- Berenice arrastró a Aura para mostrarle un árbol de navidad.- ¿Te gusta princesa?.- Alexein preguntó, mientras observaba detenidamente el objeto.- ¡Si papi!, ¡Está precioso!.- La niña asintió entusiasta.- Bien... Entonces lo llevamos.- ¡Siiiii!.- El grito de la niña no se hizo esperar.Aura frunció los labios en señal de desaprobación, pero lo único que consiguió fue que Alexein apretara sus mejillas y le diera un beso en la frente.- No pongas esa cara cariño. Cuando tengamos ya nuestra casa, lo vamos a necesitar.- ¿De verdad sueñas un futuro... Conmigo?.- Aura preguntó con un nudo en la garganta, sintiendo unas enormes ganas de llorar invadiendola.- Contigo lo quiero todo. Ya deberías tenerlo más que grabado en esa cabecita tuya. Tal vez no hoy, tal vez no pronto, pero, en cada uno de mis planes, siempre, la primera, serás tú y Berenice.- Me gusta verlos juntos.- Alexein estaba a punto de besar a la castaña, cuando la pequeña los
Eran las siete de la noche y todo gritaba lujo y esplendor en toda la mansión. Fernando de la Rosa había lanzado la casa por la ventana, y más allá de un recibimiento cálido, era también la oportunidad perfecta para derrochar dinero a lo grande y presumir de su vasta riqueza. Quería demostrar a los Ferrer por que él era su mejor opción como socio. Era un experto en negocios y había construido su imperio desde cero. Era inteligentemente frío y calculador. Un tigre sin escrúpulos en los negocios y en cualquier ámbito de la vida, todo un prodigio de los números y el análisis. Llevaba años intentando conectar con aquella rica y poderosa familia y por fin lo había conseguido. Una hermosa mujer se encontraba en una enorme habitación color rosa, con una cama tamaño king, una cama estilo cuna, y un enorme guardarropa que cubría una de las paredes. También había un enorme tocador, una enorme puerta caoba que daba a un baño muy grande, una zapatera y un depósito de juguetes.La habitación ten
Avanzó con decisión, pero de improviso, una fuerza externa detuvo sus pasos.- Algún día el se cansara de ti, te desechara como lo que eres: un cacharro viejo e inútil recogido de la calle y te lanzará al mugrero del que nunca debiste salir.- Mariana enterró las uñas en el brazo de la joven, cuando la halo con fuerza antes de que traspasara el umbral. No podía soportar que aquella mujer la ignorara de forma tan humillante. - Y tú no tienes la más mínima idea de cuán feliz sería de volver a mi mugrero.- Aura la miró de soslayo, mientras de un tirón se zafaba de su agarre y alisaba las arrugas en la manga de su vestido.- No sabes cuánto agradezco que mujeres como tú se crucen en su camino, es una bendición que todas las noches pido sea eterna. Aura se giró para seguir con su camino, batiendo su hermosa y bien cuidada cabellera en las narices de la pelinegra, provocando que esta la mirara cómo si quisiera despedazarla con sus propias manos. Lástima que eso era suicida, ya que Fernando
La cena transcurrió tranquilamente, entre pláticas de negocios y otras tantas cosas más. Al menos para los demás. Aura trataba de sonreír lo más naturalmente posible, aún cuando su corazón se sentía inquieto ante las expectativas de aquella noche, y la mirada de Luciano que parecía desnudarla y quemarla con el fuego que danzaba en sus ojos y odiaba esa maldita sensación con toda su alma.Se sentía como un jugoso trozo de carne fresca frente a un tigre hambriento, que no dudaría en desgarrarla sin ningún pudor. Empezó a sentirse angustiada, temiendo con toda su alma que aquel hombre echara a perder sus planes, pues podía percibir que Fernando estaba enfadado y se portaba de manera más posesiva de la normal, por aquella atención que ella no había pedido. Y eso podía causarle problemas. Empezó a sentirse realmente mal, sus manos sudaban y el aire faltaba en sus pulmones. Estaba sufriendo un ataque de pánico y no era bueno, no si quería ser libre. No si quería alejarse de aquella vida q
Aura intentó defenderse, pero su cabeza punzaba y sentía el estómago revuelto debido al golpe en su cabeza, de cuya herida, la sangre escapaba sin detención. - Abre la boca.- Con un fuerte tirón de su cabello la hizo levantar la cabeza. Aura jadeo de dolor, pero de inmediato cerró la boca.- ¡Que la abras estúpida!.- El golpe del cinturón sonó al chocar contra la piel de su brazo y espalda, causandole un insoportable dolor, aún así mantuvo los labios sellados, negándose a obedecer. Un nuevo latigazo abrió su piel, y así siguió, hasta que harto de su terquedad la lanzó al suelo de nuevo y se le subió encima.- No, por favor.- Aura sollozó al sentir la falda de su vestido ser despedazada y su ropa interior retirada con fiereza. Sus piernas fueron separadas por la fuerza y la impotencia se apoderó de su corazón.- Esto es para que aprendas a obedecer.- Un agudo dolor atacó su interior cuando sintió aquella intromisión de un sólo golpe, provocando que las lágrimas que había estado conteni
Aura sentía el frío aire de la noche golpear sus mejillas aún húmedas por las lágrimas. Y mientras la lluvia la empapaba sin piedad, afianzaba la cuerda en las barandas de la terraza. Nadie sabía de aquella cuerda que en su momento quiso usar para arrancarse la vida y acabar con aquel infierno. Pero no pudo.No pudo dejar a su hija a merced de aquel hombre, no podía abandonarla a su suerte. Berenice era lo único que la empujaba a luchar contra el mundo, ella era lo único que le daba fuerzas para seguir adelante aún cuándo quería darse por vencida. Ahora era esa cuerda la que le serviría para escapar.Resopló nerviosa al ver de nuevo aquella altura. Si se caía no se mataría ya que apenas eran unos ocho metros del suelo a la terreza, más sin embargo, agravaria el dolor que ya sentía, pero definitivamente no podía ser peor.Miró hacia el frente de la mansión. Los hombres seguían hablando con enormes paraguas cubriendolos de la fuerte lluvia y nadie notaría su escape, más aún Fernando, q
Aura suspiró y miró agradecida hacia el cielo. Si aquel señor no la hubiera encontrado, ellos lo habrían hecho y eso hubiese sido una completa desgracia. La habrían entregado a Fernando o aquel hombre de mirada perversa hubiera intentado agredirla. El sólo pensamiento la hizo estremecer con miedo.- Sé que no debo meterme en lo que no me importa. - El mayor rompió el denso silencio que los rodeaba.- Pero, ¿Quién te golpeó?. Y no me digas que nadie o que te caiste porque soy viejo, pero no tonto.- Dijo mirando el pómulo hinchado de la joven, que a cada minuto se tornaba de un color violeta más intenso.Aura guardó silencio y desvío su mirada al exterior. El hombre no insistió y creyó que no respondería hasta que ella lo miró de nuevo. - Fue mi captor, ya que ni siquiera puedo decir que es mi marido, porque sólo es el miserable que me arruinó la vida. Fue una de sus tantas rabietas y eso me empujó a huir. No quiero que mi hija crezca en ese entorno de violencia y yo tampoco quiero segui