David ya se encontraba en el bar del apartamento de Jaison y Chris, destapando su tercera cerveza artesanal. Normalmente no tomaba tan rápido, pero se sentía algo ansioso por lo que pasaría en el momento en que viera a su chico dorado, a Liam. Era mejor dejar de pensar en él como su chico, porque no lo era y no lo sería.—Hey —Taylor lo sacó de su miseria con ese simple saludo—. ¿Está todo bien? Estás tomando muy rápido y la fiesta aún no empieza.—¿Ah, no? Pensé que nos habías citado a las ocho de la noche y sueles ser puntual para todo —el reloj ya marcaba las once y David sabía que estaban esperando que Liam se dignara a aparecer, lo que lo tenía en parte ansioso y en parte molesto. ¿Por qué todos tenían que esperar y darle importancia a alguien que no se la daba a los demás?—Sí, pero Liam aún no llega, así que...—¿Y a qué hora piensa llegar el principito? —David se dio cuenta de que quizás debería empezar a dejar de dársela, así que decidió tomarlo “con humor”, como siempre afro
Cuando se dirigía a la fiesta de Taylor, Liam se sentía un poco inquieto. Sabía que había hecho mal al no presentarse a la cita con David y no haberlo llamado durante toda la semana, pero tenía una buena razón para eso, la misma que era la segunda razón por la cual se sentía de esa manera. Había invitado a Mark a la fiesta sin pedir consentimiento a nadie, solo esperaba que sus amigos lo aceptaran y que David no se sintiera afectado por ello.Eso era lo que pensaba hasta el momento en que tocó el timbre y el ogro, o debería decir el bufón, empezó con sus estúpidos chistes. Bueno, en parte se alegraba de que David no se tomara nada lo suficientemente en serio como para afectarse por una plantada en una cita y por su acompañante. Así que jugaría su mismo juego, fingiendo que nada había pasado.…Cuando el timbre sonó, se sobresaltó incluso él mismo. Joder, se había distraído tanto con las payasadas de David que había olvidado decirle a Taylor y a los demás que tenía un invitado esta noc
—Bien, el primer juego de la noche se llama “Who is the King”—. Liam escuchaba la explicación de Jaison mientras sentía la mirada escrutadora de David sobre él.—Déjame adivinar, lo inventaste tú—. Se burló Zack y todos rieron, a excepción de David. No es que él lo estuviera mirando, pero debía reconocer que lo analizaba de soslayo.—Bueno, sí y no, en realidad me lo enseñó tu hermano—. Le respondió Jaison a su cuñado, siguiendo con la explicación con una sonrisa—. Digamos que es una adaptación BDSM del conocido juego “El Rey”. Esta es la dinámica del juego—. Todos pusieron atención—. Aquí tenemos un juego de barajas, solo tenemos nueve cartas, una por cada participante—. Jaison las desplegó sobre la mesa de centro mostrándolas boca arriba, formando un perfecto abanico y haciendo alarde de su excelente habilidad. Como dueño de una cadena de casinos, había aprendido muchas cosas—. Como pueden ver, cada carta contiene los números del uno al ocho y una tiene la corona de un rey. En cada
Guerra de titanes. En eso se había convertido este “saludable” juego de poder. Liam los observaba con la espalda pegada a la pared, junto con todos los demás asistentes, formando una fila parecida a la de un fusilamiento. Justo así era como se sentía en ese momento, mientras Jaison ataba las manos a sus espaldas a ambos dominantes, quienes tenían los ojos vendados.—Esto es lo que harán: todo buen Dom debe ser perceptivo y sensitivo —explicaba Jaison mientras les hacía un nudo de grillete—. Voy a guiarlos hasta cada una de las personas aquí presentes. Solo pueden usar su sentido del olfato, sin tener ningún contacto físico. Después deberán adivinar cuál de todos es… Liam.Liam abrió los ojos como platos al escuchar su nombre. Intentó hablar, pero Jaison le señaló que hiciera silencio. ¿Por qué lo estaba usando a él para esta prueba? ¿Acaso sabía algo? Jaison lo miró por encima del hombro de David y le dio un guiño sugerente. Maldito Jaison King.Jaison guió a ambos hombres hasta el in
La oscuridad había sido nuevamente su cómplice. Había conseguido doblegar y someter nuevamente a Liam. La forma en la que el cuerpo de Liam respondía hacia él era perfecta; era obvio lo que el chico sentía por él. ¿Pero, era por él? ¿O solo era por el revuelo de sensaciones que le hacía sentir ese caballero imaginario que había creado en su mente? ¿Estaba pensando en Mark? Una dolorosa punzada de celos hirió nuevamente su pecho. Liam lo quería en la oscuridad, pero a la luz y a la vista de todos, no era a él a quien quería, no era a él a quien se imaginaba. Fue por eso que, en el momento crucial y a pesar de lo mucho que se moría por volver a probar esos deliciosos labios, había encendido la luz. Quería verlo a los ojos y quería que Liam lo viera, que Liam lo besara y se derritiera por él, consciente de a quién besaba, que supiera a quién deseaba y a quién llamaba Amo. Pero solo comprobó dolorosamente lo que ya sabía, lo que sospechaba: Liam solo quería un Amo que lo sometiera, no un
Liam se separó suavemente de los brazos de Mark, incapaz de negar la verdad que se había revelado con tanta claridad. Quería gritar, decirle que ya lo sabía, que era un impostor, preguntar cuáles eran sus intenciones. Pero no era el momento ni el lugar. Necesitaba alejarse, tomar distancia y aclarar sus pensamientos.—Lo siento, Mark. Necesito un momento a solas. —Su voz apenas era un susurro, pero Mark lo escuchó y asintió, aunque con evidente preocupación.—Claro, bebé. Tómate tu tiempo. Estaré aquí si me necesitas. —“bebé” la palabra sonó desagradable en sus oídos. Mark le dio una última mirada antes de retroceder, dejando a Liam solo junto a la piscina. Liam respiró hondo, sintiéndose aliviado de la asfixia que Mark le provocaba. Caminó lentamente hacia la piscina y se sentó en el borde. Le hubiese gustado quitarse los zapatos y meter los pies en el agua, pero no podía; los químicos de la piscina le harían mucho daño. Así que solo cruzó sus piernas y observó su reflejo en la super
Liam guardó el teléfono en su bolsillo y se levantó decidido. Todavía tenía un asunto pendiente; alguien tenía que pagar por todo el dolor, el engaño y la decepción que estaba sintiendo en ese momento.Entró nuevamente a la sala donde todos sus amigos esperaban. Mark se levantó del cómodo sofá y se acercó a él con una sonrisa.—¿Te sientes mejor, bebé? —intentó abrazarlo.—No me llames bebé y no me toques, maldición.Todos en la habitación dejaron lo que estaban hablando y haciendo para poner atención a la pareja, pero solo fue Jaison quien habló.—Liam, ¿qué sucede? —preguntó preocupado.—Justo eso es lo que quiero averiguar —le respondió sin quitar la mirada del hombre mayor—. ¿Quién mierda eres? ¿Por qué estás tomando un lugar que no te corresponde? ¿Qué es lo que quieres?—Be… Liam, no sé de qué estás hablando —respondió Mark intimidado. Si bien era un hombre alto y fornido, no tenía nada que hacer ante Christian, Taylor y Jaison, que permanecían alerta en favor de su amigo.—¿Vas
Como si estuviera en el sillón de los acusados, se sentía David en este momento. A pesar de haber sido él mismo quien se había puesto en esa situación, se encontraba en la mesa de un restaurante donde había invitado a cenar a sus mejores amigos: sus hermanos, Taylor y Christian. Ambos lo miraban fijamente con los brazos cruzados sobre el pecho, habiendo terminado de cenar en un silencio incómodo. David presentía que sus amigos ya no estaban dispuestos a esperar y postergar más esta conversación.David miró a su alrededor, y como si no fuera suficiente con la mirada escrutadora de los dos hombres en su mesa, todos a su alrededor también los miraban y comentaban: tres hombres guapos e imponentes, cada uno de aspecto tan diferente, como si quisieran representar los sueños eróticos de cualquier mujer y hombre. Taylor con su aura de chico nerd y genio de los negocios, traje de tres piezas bien colocado a juego con sus lentes; Christian con su estatura colosal y aspecto de príncipe encantad