David sentía que algo estaba mal. Habían pasado más de cuarenta minutos desde la hora en que Liam debía haber llegado al restaurante, y aunque su novio era conocido por su impuntualidad, nunca se había demorado tanto sin avisar. Intentó llamarlo varias veces, pero las llamadas no conectaban. El miedo comenzaba a apoderarse de él, a pesar de que trataba de mantener la calma frente a su familia y amigos.Algo no está bien. Esa frase, repetida una y otra vez en su mente, comenzó a hacer eco en su cuerpo. Cada latido de su corazón se aceleraba al mismo ritmo que su respiración. Se levantó de la mesa por enésima vez, caminando de un lado a otro, incapaz de permanecer quieto. El ambiente, antes lleno de emoción y expectativas, ahora se sentía opresivo. Sentía las miradas preocupadas de todos, pero no podía detenerse.En ese momento, una llamada entró en el teléfono de David. Era un número desconocido, y el mal presentimiento que tenía se asentó más en su pecho. Contestó de inmediato y una v
Todo estaba oscuro. Liam no podía moverse. Algo pesado y sofocante mantenía su cuerpo paralizado, como si lo aprisionara contra el suelo. Intentó abrir los ojos, pero era como si estuvieran sellados. El dolor se propagaba por todo su ser, y cada intento de moverse lo hacía más insoportable.¿Qué pasó? ¿Dónde estaba?La realidad comenzó a filtrarse lentamente en su mente, como una gota de agua llenando un vaso vacío. Recordó el frío… los gritos… y esa sensación de estar atrapado, impotente. De repente, el peso en su pecho aumentó cuando la imagen de la bodega lo golpeó como un martillo. El miedo se apoderó de él antes de que pudiera detenerlo.¿Lo habían encontrado? ¿O seguía atrapado en ese infierno?Con esfuerzo, deslizó una mano temblorosa hacia su cuello. Algo faltaba. Al sentir la ausencia del collar, el horror de los recuerdos lo envolvió. Ryan, golpeándolo, forcejeando para quitarle el collar, exigiéndole el código de David... NO.¿David se lo había dado? ¿Lo había traicionado?
Había pasado un mes desde aquel espantoso día. Con la ayuda de sus amigos, los señores Olson y, sobre todo, de David, Liam ya no se alteraba al recordarlo. Se sentía más seguro de sí mismo y de su entorno. Sabía que ya no estaba solo, que tenía a muchas personas que lo amaban y lo cuidaban. Entre ellas, Zaid Evans, su nuevo guardaespaldas. Zaid era un ex SEAL, muy bien entrenado, organizado y profesional. Había logrado ganarse la confianza de todos. Liam, además, sospechaba que algo sucedía entre Zaid y ED. Ambos se mantenían al margen del otro, a menos que fuera absolutamente necesario, pero la tensión y las chispas que saltaban entre ellos cada vez que se miraban no se podían negar. Era jodidamente divertido.Hoy, Liam se mudaba nuevamente a su casa, después de haber pasado el último mes viviendo en casa de David y sus padres. Zaid ya había hecho un reconocimiento del lugar y tomado todas las medidas de seguridad necesarias antes de que Liam llegara.—Bienvenido de regreso a casa —d
52 EpílogoSeis meses después, el sol brillaba radiante sobre el campo de rosas del Exposition Park, donde los preparativos para la boda de Liam y David estaban en pleno apogeo. Las flores adornaban cada rincón, creando un despliegue de colores vibrantes y aromas dulces que llenaban el aire. Las mesas estaban elegantemente decoradas con manteles blancos y centros de mesa de rosas rojas, en honor al amor que había florecido entre ellos.Liam estaba en la suite nupcial, acompañado por sus padrinos de bodas, Taylor y ED. La nerviosidad y la emoción se mezclaban en el ambiente mientras el estilista ajustaba el último detalle de su esmoquin. Liam se miró en el espejo, con una sonrisa dibujada en su rostro. El reflejo revelaba a un hombre que había encontrado la paz y la felicidad después de un largo camino lleno de desafíos. El anillo, un simple pero elegante diseño plateado, descansaba en su dedo, recordándole el compromiso que había hecho con David.—Te ves asquerosamente feliz —la voz d
Cuando tenía quince años y vivía en Los Ángeles con sus padres, David era un chico soñador, que en plena adolescencia se prometía a si mismo nunca perder el niño interior, estaba de acuerdo con el niño narrador de “el principito” que decía que las personas mayores pierden la percepción de su entorno, nunca pueden entender algo por si solas y es aburrido para los niños tener que explicarles todo. Ah, olvidaba decirles que David era un fan de dicho libro, desde la primera vez que sus padres se lo leyeron, quedo completamente fascinado, aprendió a leer tan rápido como pudo solo para poder leerlo cada vez que quisiera y hasta el sol de hoy, ya ha perdido la cuenta de cuantas veces lo ha hecho, así que sin saberlo, o tal vez si lo sabia un poco, visionaba su vida y su futuro por fragmentos del libro, decía querer ser piloto para así conocer muchos lugares del mundo, pero además seria mecánico de aviones porque no se arriesgaría a que una avería lo mantuviera anclado a un lugar por mucho ti
David vivió en University park al sur de Los Ángeles hasta terminar sus estudios de mecánica, donde conoció a su mejor amigo Christian, amaba vivir con sus padres que siempre lo apoyaron y alentaron a seguir su corazón y sus sueños, así que en cuanto vio la oportunidad de despegar del hogar hacia Seal Beach un lugar lleno de playa, sol y mar, y donde además podría trabajar en lo que tanto le gustaba, no lo pensó dos veces Los padres de Christian tenían dos talleres mecánicos económicamente estables y rentables, y lo acogieron no solo como un aprendiz y empleado, sino como un hijo más, pero cuando la desgracia toco la puerta de aquella familia haciéndolos caer casi en la ruina y después la muerte de ambos padres, dejando a su amigo solo con su hermano menor, no había manera que los abandonara cuando mas lo necesitabanPero ya habían pasado algunos años después de eso y ahora sus amigos se encontraban mejor que nunca, ahora ambos vivían en Los Ángeles con sus novios en el que encontra
Desde pequeño Liam había sido un chico frágil, se enfermaba con mucha facilidad y a su piel parecía afectarle casi cualquier cosa, si a eso le sumamos que era el hijo único de una pareja millonaria, se puede decir que creció mimado, sobreprotegido y controlado al extremo.Durante sus primeros catorce años, el estilo de vida que sus padres habían impuesto para él había estado bien, Liam lo había aceptado sin miramientos, ya que no conocía nada más, pero aun recuerda como si fuera ayer el día en que esa percepción cambio drásticamente y ya nunca volvió a ser el mismo, ese día en que una sonrisa tan brillante como la luz del sol, quemo el velo que empañaba sus ojos, una sonrisa y un libro ambas provenientes de la misma persona habían cambiado su vidaDespués de haber leído aquel viejo libro, solo fue ver la primera hoja en la que se leía una dedicatoria escrita a mano que decía: “para nuestro hijo amado: crece rico de espíritu, pero sencillo de corazón, se libre y lucha por tus sueños”,
David se encontraba sentado en un sillón, completamente desnudo debajo de la bata de tela fosforescente disponible en la oscura habitación para que fuera más fácil interactuar, ya llevaba unos diez minutos esperando en la oscuridad cuando la puerta al fin se abrió, logró ver la silueta de la persona que entro, contra la luz del pasillo por unos segundos antes que la puerta volviera a cerrarse. no se puso de pie, hasta que no escucho el click del seguro de la puerta, el recién llegado espero unos segundo frente a la puerta, supuso que a la espera de que su visión se adaptara un poco a la oscuridad, luego David sintió el sonido de unos zapatos de tacón acercándose a él, hasta que quedaron frente a frente, tan cerca que las puntas de sus pies casi se tocaban, David sabía que si la persona que ingreso conocía las reglas de la Dark Room, no hablaría ni interactuaría con él, hasta que él lo ordenara.A falta de un sentido tan importante con la visión, se disfrutaba de sentir como se agudiza