Sentía una liviana y dulce caricia hecha por unos dedos sobre sus labios.Poco a poco comenzó a abrir los ojos hasta que se topó con los claros orbes del hombre, mirándole fijamente.-Buenos días nene- oyó su saludo en un tono de voz de lo más tenue y dulce.-Bu...buenos días- devolvió el joven la respuesta.Lentamente, el de piel ébano, comenzó a inclinar su rostro hacia el suyo.Con toda la ternura que podía tener, Elliot acabó por atrapar suavemente los labios del joven entre los suyos.Patryce, sintiendo un grato sopor, cerró los ojos y asió por la cabeza a éste. Ambos deponían todas sus ganas en dicha muestra y acto hasta que Elliot fue quien empezó a retirar su boca de la del joven.No se alejó demasiado sino que permaneció bien cerca observandole y notando los dedos de Patryce afianzarse a su cabeza.-¿Has dormido bien?- se interesó el hombre.-Ujum- afirmó el chico.Elliot dibujó una tranquilizadora sonrisa.A punto de volver a besarle, Patryce respondió:-Tuve...tuve un sueñ
Observó a los demás candidatos al puesto vacante que la empresa ofrecía. Solo había hombres. Más jóvenes o menos. Guapos y no tan guapos. Probablemente, la mayoría de ellos con experiencia en tal puesto o uno similar. Él, acababa de terminar la carrera. Menos de seis meses pasaban desde que se graduó y allí estaba. Nervioso. Rodeado de expertos. Empezaban a sudarle las manos, por lo que tuvo que frotarselas en el pantalón. En ese momento, la puerta que allí había cedió, saliendo tras ésta una mujer alta, de cabellera rojiza y ondulada y un elegante traje de corte inglés. La falda entubada le llegaba un poco más allá de las rodillas y tenía una apertura en el lado izquierdo para tener más movimiento. La blusa, de un blanco hueso, la remetía por la falda, dejándola bombacha en su cintura. -Patryce Connors- nombró. El joven dudó unos minutos antes de procesar que acababa de decir su nombre. Poniéndose en pie alzó una mano junto a un débil "Yo". -Pensé que eras una chica-
Patryce tropezó con la silla al tratar de dar un paso atrás.Se tambaleó casi perdiendo el equilibrio, por lo que Elliot, siendo lo bastante rápido, evitó que cayera sujetandolo por los brazos.-¿Estás bien?- se interesó mirándole fijamente.Patryce titubeó para de inmediato liberarse de él.-Al parecer te ha supuesto una ¿Sorpresa?- repuso Elliot volviendo a hacer aparecer su sonrisa.-Y-yo...es que...n-no me lo esperaba y...- tartamudeó el joven.-Me lo imagino- refirió Elliot. Con paso decidido caminó hacia él para en cuanto llegó a su lado agacharse y colocar la silla otra vez en pie -Anda, siéntate y sigamos con la entrevista- pidió dando unos golpecitos en la silla.Luego, como si nada, regresó a su sillón y se sentó.Patryce, vacilante, miró la silla y después al hombre.Elliot, apoyando una pierna sobre la otra, reposó un codo en el reposabrazos de su butaca para enseguida dejar descansar la cara en dicha mano.-No es tan sorprendente- apuntó -Digamos que soy un jefe fuera de
La noche antes...-Pero ¿Por qué no te quedas?- preguntó su madre abrigandose con la rebeca.-Quiero llegar a casa, ponerme cómodo y no pensar en mañana- resopló Patryce haciendo un mohin con la boca.-Son casi las doce y ya sabes que no me gusta mucho que vayas solo por la calle a éstas horas- -Solo iré hasta la parada del bus, mamá- -Preferiría que te llevaras mi coche- alegó ella viendo la solitaria calle del barrio.La parada quedaba a unos veinte minutos o así andando.No era que tuviera miedo por la soledad sino más bien por el bosque que había cerca al residencial.-Y mañana cómo ibas tú a manejarte. De verdad mamá, no pasará nada- metiendo la mano en uno de sus bolsillos sacó el móvil y lo agitó en la mano -Lo tengo cargado de batería hasta arriba--Mejor si no lo tienes que usar- repuso su madre.No muy convencida, besó en la mejilla a su hijo. Pero no entró en casa hasta que lo viera alejarse lo suficiente como para saber que llegaría a la parada.Desde la entrada, le obse
Tras las entrevistas y algunos asuntos más que tuvo que solventar, volvía a casa.La tarde había caído y se daba prisa en llegar.Temía que el "cambio" le pillara mientras conducía y entonces estaba seguro que provocaría un fatídico accidente.Y no solo de tráfico. Notaba el aire cargado dentro del automóvil por lo que sin necesidad de mirar pulsó el botón automático para abrir la ventanilla.Tan solo bajó unos milímetros cuando el aire le azotó en la nariz llevando consigo una fragancia.Sin darse cuenta, sus ojos brillaron pero solo por unos segundos.Andaba por allí cerca por lo que atento miraba hacia todos lados. Igual que si de un perro nervioso se tratara.Sus fosas nasales se dilataban, aspirando todo cuanto podía ese aroma.Pero...No lo veía.Agarrando con fuerza el volante vio cómo sus manos cambiaban por unas garras afiladas y de largas uñas.Trató de concentrarse en ese olor y confiado, cerró los ojos.Podía captarlo más y más cerca.Como si estuviera a su lado.Sus gar
-Es...ahí vivo- señaló el joven un edificio de más de diez pisos y construcción nueva.Elliot puso rumbo al susodicho.Llegando ante la gran puerta de acero detuvo el motor y se lo quedó mirando.Patryce, evitando sus ojos, prefería mirar a sus manos, las cuales frotaba entre ellas.Elliot aprovechó que no le veía para aspirar más y mejor su fragancia.Notó como sus ojos cambiaron.Por suerte, al alzar la vista el chico habían vuelto a su marrón oliva.Eso sí, los mantenía fijos en él.-Muchas...muchas gracias por traerme- dijo Patryce.-No podía hacer menos- añadió Elliot. Con suavidad estiró una mano para dejarla reposar en el asiento del copiloto. Su idea era algo arriesgada pero necesitaba, aunque fuera con un ligero roce, tocarle.Despacio, logró estirar los dedos y...Rozó un poco la piel del rostro del chico, pudiendo ver cómo se tensó. De inmediato retiró los dedos y regresó la mano al volante -Casi te atropello- refirió observandole con la cabeza medio inclinada.-Pero no...n
Al traspasar la puerta de su ático, lo hizo en el momento justo en que la luna estaba en lo más alto del cielo oscuro.Rápido como el rayo, empezó a desnudarse mientras echaba a andar rumbo a las escaleras.Sin ropa, subió éstas para en cuanto llegó a su habitación dar un suspiro de alivio.Allí estaba la silla.Junto a su cama.Se acercó muy lentamente hacia ésta mas cuando casi estaba a su lado sintió un fortísimo dolor.Dando un grito, cayó al suelo sobre manos y rodillas. -Y ya...empieza- masculló. Oyó como todos los huesos de su cuerpo crujían.Sintió como iban partiéndose para entre alaridos de dolor, ver cómo sus manos empezaron a cubrirse de espeso pelo oscuro.Su espalda se arqueó como la de los felinos hasta que su propia columna vertebral salió por ella.Su cuerpo iba transformandose dando paso a uno enorme y para nada humano.Sus piernas se acortaron solo lo justo partiéndose las rodillas.Alzando la cabeza lanzó un descomunal grito que fue cambiando a un alarido para fi
Patryce salió el primero del cine con los ojos rojos e hinchados. Alcanzándole, Ray llegó a su lado y le miró, perplejo. -En mi vida he visto a alguien llorar de...impotencia como te he visto a ti- dijo. Patryce sorbió las lágrimas diciendo: -No sé porqué si sospechaba que así acabaría- Ray le miró con una ceja en alto. -Pero debes ver que al menos el principal quedó...- La mirada que le lanzó el otro hizo a Ray callarse en el acto. -Odio a ese- repuso Patryce. -Mmm entonces no digo nada. Oye, olvidemos esa...peli y te invito a cenar- añadió Ray interponiéndose delante suya. Patryce rodó los ojos. -Ray, nada de citas- apuntó. -No es una cita- dijo el otro -Solo...cenar. Como...amigos- intentó convencer Ray. Patryce frunció el ceño no muy convencido. -Ray dejamos claro que no...- -¡Por favor!- unió sus manos Ray implorando. Patryce dio un suspiro al mismo tiempo que desplomó la cara terminando por decir: -Está bien, está bien, cenaré contigo- Ray dibujó una enorme