Bajaron juntos y agarrados de las manos entre ellos.Chantal aún seguía allí, en el salón, cuando los vio aparecer por las escaleras.Tuvo que cuidarse de no emitir un rugido de felicidad al ver la bonita pareja que su hijo y el joven hacían, por lo que solo les obsequió a ambos con una sonrisa amplia y que casi abarcó toda su cara.Elliot, percibiendo el tremendo estado de felicidad en ella, esperaba que no se le escapara nada raro en relación a lo que eran.Llegando junto a su madre, ésta fue quien primero habló:-¿Estás bien cariño?- preguntó mirando al joven. -S-sí- asintió titubeante Patryce.Elliot, guiando a éste hacía el sofá, le hizo sentarse.Volviendose a su madre, preguntó:-¿Vas a quedarte a comer?-Chantal miró a su hijo para después hacerlo al chico.-En realidad solo vine a hablar contigo y bueno viendo que estás bien y que está todo...solucionado entre nosotros pues...--Mamá sé que a veces se pueden decir o hacer cosas que luego te arrepientes- repuso comprensivo El
Observaba dormir al joven mientras paseaba sus dedos por el contorno de su rostro.Por suerte logró hacer que cayera profundamente dormido aunque no por sueño sino por agotamiento. Durante la tarde había conseguido que le contara, de principio a fin, todo sobre Raymond.Cómo fue que se conocieron, su relación a lo largo de todos aquellos años, su personalidad...Después cenaron algo ligero.Patryce no supo el porqué de aquella cena tan ligera y efímera.Hasta que vio la razón de ello.Si hubiera cenado más pesado probablemente le habría vomitado encima mientras realizaban tan extenuante "ejercicio físico".Fue la primera vez que él probó a ser el que controlara, por supuesto dirigido por Elliot, claro está.Y le gustó.Ser él quien controlara la intensidad, la velocidad, la profundidad...Le encantó.Así terminó agotado y dormido.Elliot besó castamente los labios del joven para en un susurro decirle:-No tardaré- Con muchísimo cuidado, se salió de debajo las sábanas. Echando un vis
Sentía una liviana y dulce caricia hecha por unos dedos sobre sus labios.Poco a poco comenzó a abrir los ojos hasta que se topó con los claros orbes del hombre, mirándole fijamente.-Buenos días nene- oyó su saludo en un tono de voz de lo más tenue y dulce.-Bu...buenos días- devolvió el joven la respuesta.Lentamente, el de piel ébano, comenzó a inclinar su rostro hacia el suyo.Con toda la ternura que podía tener, Elliot acabó por atrapar suavemente los labios del joven entre los suyos.Patryce, sintiendo un grato sopor, cerró los ojos y asió por la cabeza a éste. Ambos deponían todas sus ganas en dicha muestra y acto hasta que Elliot fue quien empezó a retirar su boca de la del joven.No se alejó demasiado sino que permaneció bien cerca observandole y notando los dedos de Patryce afianzarse a su cabeza.-¿Has dormido bien?- se interesó el hombre.-Ujum- afirmó el chico.Elliot dibujó una tranquilizadora sonrisa.A punto de volver a besarle, Patryce respondió:-Tuve...tuve un sueñ
Observó a los demás candidatos al puesto vacante que la empresa ofrecía. Solo había hombres. Más jóvenes o menos. Guapos y no tan guapos. Probablemente, la mayoría de ellos con experiencia en tal puesto o uno similar. Él, acababa de terminar la carrera. Menos de seis meses pasaban desde que se graduó y allí estaba. Nervioso. Rodeado de expertos. Empezaban a sudarle las manos, por lo que tuvo que frotarselas en el pantalón. En ese momento, la puerta que allí había cedió, saliendo tras ésta una mujer alta, de cabellera rojiza y ondulada y un elegante traje de corte inglés. La falda entubada le llegaba un poco más allá de las rodillas y tenía una apertura en el lado izquierdo para tener más movimiento. La blusa, de un blanco hueso, la remetía por la falda, dejándola bombacha en su cintura. -Patryce Connors- nombró. El joven dudó unos minutos antes de procesar que acababa de decir su nombre. Poniéndose en pie alzó una mano junto a un débil "Yo". -Pensé que eras una chica-
Patryce tropezó con la silla al tratar de dar un paso atrás.Se tambaleó casi perdiendo el equilibrio, por lo que Elliot, siendo lo bastante rápido, evitó que cayera sujetandolo por los brazos.-¿Estás bien?- se interesó mirándole fijamente.Patryce titubeó para de inmediato liberarse de él.-Al parecer te ha supuesto una ¿Sorpresa?- repuso Elliot volviendo a hacer aparecer su sonrisa.-Y-yo...es que...n-no me lo esperaba y...- tartamudeó el joven.-Me lo imagino- refirió Elliot. Con paso decidido caminó hacia él para en cuanto llegó a su lado agacharse y colocar la silla otra vez en pie -Anda, siéntate y sigamos con la entrevista- pidió dando unos golpecitos en la silla.Luego, como si nada, regresó a su sillón y se sentó.Patryce, vacilante, miró la silla y después al hombre.Elliot, apoyando una pierna sobre la otra, reposó un codo en el reposabrazos de su butaca para enseguida dejar descansar la cara en dicha mano.-No es tan sorprendente- apuntó -Digamos que soy un jefe fuera de
La noche antes...-Pero ¿Por qué no te quedas?- preguntó su madre abrigandose con la rebeca.-Quiero llegar a casa, ponerme cómodo y no pensar en mañana- resopló Patryce haciendo un mohin con la boca.-Son casi las doce y ya sabes que no me gusta mucho que vayas solo por la calle a éstas horas- -Solo iré hasta la parada del bus, mamá- -Preferiría que te llevaras mi coche- alegó ella viendo la solitaria calle del barrio.La parada quedaba a unos veinte minutos o así andando.No era que tuviera miedo por la soledad sino más bien por el bosque que había cerca al residencial.-Y mañana cómo ibas tú a manejarte. De verdad mamá, no pasará nada- metiendo la mano en uno de sus bolsillos sacó el móvil y lo agitó en la mano -Lo tengo cargado de batería hasta arriba--Mejor si no lo tienes que usar- repuso su madre.No muy convencida, besó en la mejilla a su hijo. Pero no entró en casa hasta que lo viera alejarse lo suficiente como para saber que llegaría a la parada.Desde la entrada, le obse
Tras las entrevistas y algunos asuntos más que tuvo que solventar, volvía a casa.La tarde había caído y se daba prisa en llegar.Temía que el "cambio" le pillara mientras conducía y entonces estaba seguro que provocaría un fatídico accidente.Y no solo de tráfico. Notaba el aire cargado dentro del automóvil por lo que sin necesidad de mirar pulsó el botón automático para abrir la ventanilla.Tan solo bajó unos milímetros cuando el aire le azotó en la nariz llevando consigo una fragancia.Sin darse cuenta, sus ojos brillaron pero solo por unos segundos.Andaba por allí cerca por lo que atento miraba hacia todos lados. Igual que si de un perro nervioso se tratara.Sus fosas nasales se dilataban, aspirando todo cuanto podía ese aroma.Pero...No lo veía.Agarrando con fuerza el volante vio cómo sus manos cambiaban por unas garras afiladas y de largas uñas.Trató de concentrarse en ese olor y confiado, cerró los ojos.Podía captarlo más y más cerca.Como si estuviera a su lado.Sus gar
-Es...ahí vivo- señaló el joven un edificio de más de diez pisos y construcción nueva.Elliot puso rumbo al susodicho.Llegando ante la gran puerta de acero detuvo el motor y se lo quedó mirando.Patryce, evitando sus ojos, prefería mirar a sus manos, las cuales frotaba entre ellas.Elliot aprovechó que no le veía para aspirar más y mejor su fragancia.Notó como sus ojos cambiaron.Por suerte, al alzar la vista el chico habían vuelto a su marrón oliva.Eso sí, los mantenía fijos en él.-Muchas...muchas gracias por traerme- dijo Patryce.-No podía hacer menos- añadió Elliot. Con suavidad estiró una mano para dejarla reposar en el asiento del copiloto. Su idea era algo arriesgada pero necesitaba, aunque fuera con un ligero roce, tocarle.Despacio, logró estirar los dedos y...Rozó un poco la piel del rostro del chico, pudiendo ver cómo se tensó. De inmediato retiró los dedos y regresó la mano al volante -Casi te atropello- refirió observandole con la cabeza medio inclinada.-Pero no...n