Observó a los demás candidatos al puesto vacante que la empresa ofrecía.
Solo había hombres.
Más jóvenes o menos.
Guapos y no tan guapos.
Probablemente, la mayoría de ellos con experiencia en tal puesto o uno similar.
Él, acababa de terminar la carrera.
Menos de seis meses pasaban desde que se graduó y allí estaba.
Nervioso.
Rodeado de expertos.
Empezaban a sudarle las manos, por lo que tuvo que frotarselas en el pantalón.
En ese momento, la puerta que allí había cedió, saliendo tras ésta una mujer alta, de cabellera rojiza y ondulada y un elegante traje de corte inglés.
La falda entubada le llegaba un poco más allá de las rodillas y tenía una apertura en el lado izquierdo para tener más movimiento.
La blusa, de un blanco hueso, la remetía por la falda, dejándola bombacha en su cintura.
-Patryce Connors- nombró.
El joven dudó unos minutos antes de procesar que acababa de decir su nombre.
Poniéndose en pie alzó una mano junto a un débil "Yo".
-Pensé que eras una chica- refirió ella sonriendo.
-Suele pasarme- apuntó Patryce -El gusto por lo francés de mi madre-
La mujer no dijo nada. Solo tachó su nombre y con un gesto le hizo que le siguiera.
Todavía nervioso, Patryce siguió a ésta y se perdió tras la puerta.
-¿Tienes experiencia?- comenzó una conversación la mujer mientras caminaban por el pasillo.
-No- fue sincero Patryce -Yo...hace medio año que me gradué y...-
-Aah, un recién salido- ella giró la cabeza hacia él sin dejar de caminar -Eso es bueno saberlo-
-Seguro. Así me despachais antes- murmuró Patryce para sí.
Como le daba la espalda, éste no se dio cuenta de cómo la mujer dejó entrever una extraña sonrisa.
Llegaron ante una segunda puerta.
Ella, volviendose a él, le hizo una señal para que permaneciera a un lado.
Y llamó.
Tres veces.
A Patryce le pareció oír una voz al otro lado pero no supo bien si le estaba dando permiso o qué.
Aunque al parecer eso fue pues la mujer agarró el pomo, lo giró y empujó la puerta.
-El primer candidato está aquí- anunció con tan solo medio cuerpo dentro.
-Hazlo pasar- escuchó mejor la voz Patryce.
No supo si fue la impresión o qué.
Al oírla, un cosquilleo le recorrió desde el coxis hasta la coronilla de su cabeza.
La mujer asintió sin responder y se volvió a él.
-Puedes pasar- invitó señalando hacia el interior de la sala.
Patryce, con pasos tímidos, avanzó hacia dentro de la sala.
Mantenía levemente la cara inclinada y se estaba poniendo aún más nervioso.
Se sobresaltó al oír como la mujer cerró la puerta tras él por lo que elevando la vista y girando la cabeza se vio allí encerrado.
-Si no te acercas no podré iniciar la entrevista-
Otra vez el mismo sentimiento cuando oyó esa voz.
Despacio, comenzó a girar la cabeza.
Muy lentamente.
Hasta que pudo ver al dueño de dicha voz.
Se ponía en pie.
Poco a poco.
Apoyando las manos en su mesa.
Hasta que acabó totalmente de pie.
Patryce no movió un solo músculo.
Permanecía inmóvil, viendo a aquel hombre de oscuro traje y con la única nota de color que era su camisa, de un blanco nuclear que parecía relucir.
Su piel, también color oscura, poseía un atractivo tono entre tostado y ébano.
-Adelante- pidió amablemente éste señalando una de las sillas que había frente a él.
Algo tímido, Patryce anduvo hacia la silla en cuestión.
Retirandola un poco, logró situarse ante el hombre, al cual le vio asomar una sutil sonrisa.
-Toma asiento, por favor- volvió a pedir con una sobrada amabilidad aunque con un ligero atisbo de picardía en la voz.
Patryce, no dándole demasiada importancia, tomó asiento.
Vio cómo él también se sentó en su sillon.
-Empecemos por el principio- repuso el hombre sin dejar de sonreír e inmediatamente apartó la mirada de él -Te llamas...¿Patryce?- medio se sorprendió y asombró alzando la vista de la ficha del joven -¿Francés?- indagó.
-Ehm...no. A...a mí madre le gustan mucho los nombres franceses y como no quería uno estadounidense pues eligió ese- explicó el chico.
"Además de que a mí me vino super bien por razones...varias"
Terminó la explicación en su interior.
-Ummm, original- refirió el hombre con la sonrisa intacta y siguió hojeando la información de la ficha del chico -Recientemente con la carrera finalizada. Y por lo que enviaste unas increíbles calificaciones- volvió a mirarle, ésta vez clavando sus oscuros ojos en Patryce.
Éste, sin darse cuenta, tragó duro, al mismo tiempo que sus dedos se cerraron sobre sus muslos.
-Bu-bueno, pedían...referencias y...lo único que podía mandar eran las de mis profesores...- explicó.
-Por supuesto- afirmó el azabache entre divertido y burlón -Y aunque no tengas experiencia ¿Crees que sabrías manejarte tú solo si se te colocara en tal puesto vacante?-
Patryce volvió a tragar saliva.
-Bueno, si...si digo que sí a lo mejor miento...- el hombre achicó los ojos y descansó la barbilla sobre el dorso de una mano -...y por otro lado, si digo que no pues...también podría mentirle- terminó de responder Patryce.
-Jum, una respuesta de lo más honesta- apuntó el hombre.
-No ganaría nada mintiendo ¿No?- observó Patryce.
-No- negó el hombre y siguió leyendo la ficha -¿Dominas todo el paquete de Office? Excess, Access, Word por supuesto y el resto-
-Aaamm, sí. Word el que más- apuntó Patryce.
-Bueno, en el caso de que se te contratara somos bastante de formación, así que se te pondría un mentor o apoyo para que te ayudara los primeros meses- repuso el hombre.
Patryce asintió con la cabeza -Una última cosa- el azabache regresó sus ojos al joven. Uniendo sus manos entre ellas, mantuvo la cabeza en alto, dando la impresión de prepotencia y altivez, y preguntó -¿Alguna carga personal?-
Patryce quedó un tanto noqueado con la pregunta.
-¿Per-perdón?-
-Que si tienes cargas familiares, tipo hijos, esposa, hermanos menores, padres enfermos...etcétera-
-S-sí, si...si la pregunta la he... entendido pero...mi duda es ¿Eso importa?-
El hombre, sin responder, se volvió a poner en pie.
Permaneciendo todo lo derecho posible, llevó las manos a su espalda y las cruzó tras ésta.
Sin dejar de mirarle, esbozó una tenaz sonrisa y contestó:
-Verás, es la...primera vez que hago las entrevistas y me gustaría saber todo lo que pueda sobre la persona que acabará por ocupar el puesto en concreto-
-¡Va-vaya, también es...tu primera vez!-
El hombre rió tenuemente.
Patryce procesó bien lo que acababa de decir.
Y quiso golpearse contra el borde de la mesa.
Colorado y cerrando los ojos, se disculpó:
-Lo siento, lo siento, yo...no quería decir eso...sonó muy...mal y...pero es que cuando me pongo nervioso pues no me cargura el cerebro y...-
-No te preocupes- respondió el de piel ébano.
Patryce entreabrió primero un ojo e inmediatamente hizo lo mismo con el otro.
Casi se le escapa un grito al ver al hombre frente a frente con él y con muy poca distancia entre ellos.
¿Como había sido tan rápido?
Si ni siquiera lo había oído.
Sin pensar pegó un bote de la silla provocando que ésta cayera al suelo.
Y miró atonito al hombre.
-¿Có-cómo...ni...ni me di cuenta de...-
-Cerraste los ojos- añadió el mayor.
-Pe-pero no oí sus pasos-
-Soy sigiloso- se jactó el hombre cruzándose de brazos y ladeando la cabeza -Y por tu respuesta no has de preocuparte. Te entendí-
Patryce aún sin recuperarse pero tratando de hacerlo, preguntó:
-¿También...le han contratado hace poco?-
El hombre entornó los ojos como haciendo creer que pensaba.
Hasta que abriendolos de golpe remarcó su sonrisa y contestó:
-Realmente llevo mucho tiempo aquí solo que no se me ve demasiado-
Patryce frunció el ceño como preguntando "¿Por qué?"
Enderezandose, el pelinegro metió las manos en los bolsillos de su oscuro pantalón.
Dio unos cuantos pasos hacia él.
-Soy Elliot Bane. El dueño de la empresa- respondió de lo más calmado y con mirada penetrante.
Patryce tropezó con la silla al tratar de dar un paso atrás.Se tambaleó casi perdiendo el equilibrio, por lo que Elliot, siendo lo bastante rápido, evitó que cayera sujetandolo por los brazos.-¿Estás bien?- se interesó mirándole fijamente.Patryce titubeó para de inmediato liberarse de él.-Al parecer te ha supuesto una ¿Sorpresa?- repuso Elliot volviendo a hacer aparecer su sonrisa.-Y-yo...es que...n-no me lo esperaba y...- tartamudeó el joven.-Me lo imagino- refirió Elliot. Con paso decidido caminó hacia él para en cuanto llegó a su lado agacharse y colocar la silla otra vez en pie -Anda, siéntate y sigamos con la entrevista- pidió dando unos golpecitos en la silla.Luego, como si nada, regresó a su sillón y se sentó.Patryce, vacilante, miró la silla y después al hombre.Elliot, apoyando una pierna sobre la otra, reposó un codo en el reposabrazos de su butaca para enseguida dejar descansar la cara en dicha mano.-No es tan sorprendente- apuntó -Digamos que soy un jefe fuera de
La noche antes...-Pero ¿Por qué no te quedas?- preguntó su madre abrigandose con la rebeca.-Quiero llegar a casa, ponerme cómodo y no pensar en mañana- resopló Patryce haciendo un mohin con la boca.-Son casi las doce y ya sabes que no me gusta mucho que vayas solo por la calle a éstas horas- -Solo iré hasta la parada del bus, mamá- -Preferiría que te llevaras mi coche- alegó ella viendo la solitaria calle del barrio.La parada quedaba a unos veinte minutos o así andando.No era que tuviera miedo por la soledad sino más bien por el bosque que había cerca al residencial.-Y mañana cómo ibas tú a manejarte. De verdad mamá, no pasará nada- metiendo la mano en uno de sus bolsillos sacó el móvil y lo agitó en la mano -Lo tengo cargado de batería hasta arriba--Mejor si no lo tienes que usar- repuso su madre.No muy convencida, besó en la mejilla a su hijo. Pero no entró en casa hasta que lo viera alejarse lo suficiente como para saber que llegaría a la parada.Desde la entrada, le obse
Tras las entrevistas y algunos asuntos más que tuvo que solventar, volvía a casa.La tarde había caído y se daba prisa en llegar.Temía que el "cambio" le pillara mientras conducía y entonces estaba seguro que provocaría un fatídico accidente.Y no solo de tráfico. Notaba el aire cargado dentro del automóvil por lo que sin necesidad de mirar pulsó el botón automático para abrir la ventanilla.Tan solo bajó unos milímetros cuando el aire le azotó en la nariz llevando consigo una fragancia.Sin darse cuenta, sus ojos brillaron pero solo por unos segundos.Andaba por allí cerca por lo que atento miraba hacia todos lados. Igual que si de un perro nervioso se tratara.Sus fosas nasales se dilataban, aspirando todo cuanto podía ese aroma.Pero...No lo veía.Agarrando con fuerza el volante vio cómo sus manos cambiaban por unas garras afiladas y de largas uñas.Trató de concentrarse en ese olor y confiado, cerró los ojos.Podía captarlo más y más cerca.Como si estuviera a su lado.Sus gar
-Es...ahí vivo- señaló el joven un edificio de más de diez pisos y construcción nueva.Elliot puso rumbo al susodicho.Llegando ante la gran puerta de acero detuvo el motor y se lo quedó mirando.Patryce, evitando sus ojos, prefería mirar a sus manos, las cuales frotaba entre ellas.Elliot aprovechó que no le veía para aspirar más y mejor su fragancia.Notó como sus ojos cambiaron.Por suerte, al alzar la vista el chico habían vuelto a su marrón oliva.Eso sí, los mantenía fijos en él.-Muchas...muchas gracias por traerme- dijo Patryce.-No podía hacer menos- añadió Elliot. Con suavidad estiró una mano para dejarla reposar en el asiento del copiloto. Su idea era algo arriesgada pero necesitaba, aunque fuera con un ligero roce, tocarle.Despacio, logró estirar los dedos y...Rozó un poco la piel del rostro del chico, pudiendo ver cómo se tensó. De inmediato retiró los dedos y regresó la mano al volante -Casi te atropello- refirió observandole con la cabeza medio inclinada.-Pero no...n
Al traspasar la puerta de su ático, lo hizo en el momento justo en que la luna estaba en lo más alto del cielo oscuro.Rápido como el rayo, empezó a desnudarse mientras echaba a andar rumbo a las escaleras.Sin ropa, subió éstas para en cuanto llegó a su habitación dar un suspiro de alivio.Allí estaba la silla.Junto a su cama.Se acercó muy lentamente hacia ésta mas cuando casi estaba a su lado sintió un fortísimo dolor.Dando un grito, cayó al suelo sobre manos y rodillas. -Y ya...empieza- masculló. Oyó como todos los huesos de su cuerpo crujían.Sintió como iban partiéndose para entre alaridos de dolor, ver cómo sus manos empezaron a cubrirse de espeso pelo oscuro.Su espalda se arqueó como la de los felinos hasta que su propia columna vertebral salió por ella.Su cuerpo iba transformandose dando paso a uno enorme y para nada humano.Sus piernas se acortaron solo lo justo partiéndose las rodillas.Alzando la cabeza lanzó un descomunal grito que fue cambiando a un alarido para fi
Patryce salió el primero del cine con los ojos rojos e hinchados. Alcanzándole, Ray llegó a su lado y le miró, perplejo. -En mi vida he visto a alguien llorar de...impotencia como te he visto a ti- dijo. Patryce sorbió las lágrimas diciendo: -No sé porqué si sospechaba que así acabaría- Ray le miró con una ceja en alto. -Pero debes ver que al menos el principal quedó...- La mirada que le lanzó el otro hizo a Ray callarse en el acto. -Odio a ese- repuso Patryce. -Mmm entonces no digo nada. Oye, olvidemos esa...peli y te invito a cenar- añadió Ray interponiéndose delante suya. Patryce rodó los ojos. -Ray, nada de citas- apuntó. -No es una cita- dijo el otro -Solo...cenar. Como...amigos- intentó convencer Ray. Patryce frunció el ceño no muy convencido. -Ray dejamos claro que no...- -¡Por favor!- unió sus manos Ray implorando. Patryce dio un suspiro al mismo tiempo que desplomó la cara terminando por decir: -Está bien, está bien, cenaré contigo- Ray dibujó una enorme
Gracias a que rompió el cristal del ventanal que daba a su dormitorio, no le fue difícil adentrarse al ático por el gran balcón.Suerte que ya no había ni un alma por la calle y pudo desplazarse con libertad por ella.Aún en su estado de bestia, con gran cuidado depositó el cuerpo del joven en la cama. Todavía olía la sangre por lo que con delicadeza tomó la mitad del cuerpo del chico y lo enderezó cuidadosamente.Haciendo que la cabeza cayera hacia abajo, rebuscó con sus afiladas garras por entre el cabello de Patryce.Hasta que dio con la herida.No era profunda pero estaba abierta.Con gruñido gutural, arrimó su boca, extendió la lengua y lamió la herida.Un par de veces.Luego vio cómo iba cicatrizando.Suavemente dejaba caer al chico sobre el lecho para una vez tumbarlo por completo moverse despacio. Y se le situó encima pero evitando dejar reposar su enorme cuerpo soné el débil del humano.Arrimando su nariz, olió profundamente el aroma del joven.Para enseguida mirarle a los
Palpando el lecho le resultó desconocido totalmente. Poco a poco comenzó a abrir los ojos para toparse con un techo que no era el de su dormitorio. De inmediato se incorporó dándose cuenta que no estaba en su habitación. Tampoco llevaba su ropa sino que vestía una amplia y holgada camiseta gris oscuro. Recordaba poco de la noche anterior y algunas imágenes le resultaban un tanto confusas. Oyó algo de ruido de la parte baja de aquel diáfano dormitorio tan innovador y moderno. Apartando la sábana y echando los pies al suelo, se levantó. Sintió una especie de malestar en sus partes íntimas pero no le dio demasiada importancia y bajó las escaleras. Conforme bajaba, podía oír la voz de alguien hablando. Se detuvo en el acto al reconocerla para de repente toparse frente a frente con el moreno pegado al móvil. Éste se lo quedó mirando. -He de dejarte, hoy no iré por las oficinas así que hazte cargo de lo que sea necesario- Elliot cortó la llamada y se dirigió al joven. -Buenos