Queridos lectores espero hayan disfrutado de este libro, con este la Serie Romance queda completa. En el epílogo sabremos qué pasó con Toñita y Emiliano, les dejo el orden de los libros de la Serie Romance: Un contrato por amor. Déjame decir que te amo. La esposa infiel. Vuelve a ser mía. Si me ves llorar por ti. Señora Bonita. Saga Familia Duque: Un café para el Duque. Hoy te vuelvo a enamorar. Saga Dulce adicción en coautoría con Xinova Escritora. Un novio para mamá. Vendedora de caricias, esta se encuentra en el perfil de Xinova. No pertenece a ninguna serie: Casada con el padre de mi hijo, es un libro nuevo, en proceso y espero me apoyen. El color de la venganza. Completa. Gracias por el apoyo a mis libros, no olviden las reseñas.
Dos años después Queenstown-Nueva Zelanda El sueño de Isabela y Fernando de realizar Bunge desde el puente Kawarau a una altura de cuarenta y tres metros se hacía realidad. Las personas encargadas les pusieron los arneses correspondientes, se pararon al filo del puente, se dieron un profundo beso y se lanzaron al vacío, tomados de la mano. —Esto ha sido sensacional —exclamó Isa una vez que estaban nuevamente en el punto. —Te lo advertí mi amor, esto fue increíble —afirmó Fernando. Regresaron al hotel, después de esa increíble experiencia. —Creo que nos merecíamos estás vacaciones. Efectivamente, durante estos años ambos sacaron una maestría y estaban enfocados al trabajo. La familia García había aumentado. Ángela y Antonio tenían una hermosa niña de dos años. Katty, era una flamante publicista y estaba esperando su segundo bebé, llevaba seis meses de gestación, el pequeño Enzo tenía dos años y medio, era un niño muy inteligente y bien portado. Y sus abuelos Toñita y Emiliano,
Long Island, NYC.La noche estaba tan fría y oscura como su vida, no podía dar marcha atrás, dio su palabra y la tenía que cumplir, pero:«¿Valía la pena?»Llegó a su edificio, mientras subía en el ascensor, a su mente se vino la imagen de ella, aquella joven que le enseñó a ver la vida de manera diferente, a su lado descubrió el verdadero amor. Se cuestionaba una y mil veces si la decisión que tomó días atrás era: la correcta.«Si cancelo la boda» pensó para sí mismo, llevándose las manos a la cabeza, sin saber qué hacer.<
Madrid- España. Meses antes. Las largas piernas de Isabella reposaban encima de una pequeña escalera metálica, bajaba varias cajas de los gabinetes de la parte superior del closet. Debía dejar aquel apartamento limpio, en un par de días regresaba a New York, y mientras sostenía una antigua caja de zapatos dio un leve suspiro, la nostalgia la invadió. En ocasiones, cuando hablaba con su familia, se arrepentía de haber dejado su hogar para instalarse en un continente nuevo, alejada de ellos por miles de kilómetros. Entonces destapó aquella caja en donde guardaba antiguos recuerdos, y de pronto una imagen le llamó la atención, y de forma involuntaria el corazón se le agitó. Sacó la vieja fotografía: Ahí estaba ella a la edad de cuatro años, y a su lado dándole un beso en la mejilla: Nando, su primer amor; en la parte de atrás había una leyenda:«Cuando sea grande me casaré con Isabella»Entonces los dolorosos recuerdos que creía olvidados vinieron a su mente, y de pronto unas fuertes
—¡Katty! —exclamo Isabela, al ver a su mejor amiga frente a ella, se abrazaron y se pusieron a dar saltos de felicidad.—¡Estás hermosa, amiga! —exclamó Isabela observando a Katherine.—Tú estás bellísima —afirmó la joven García.Ambas, sonrieron felices de volver a estar juntas, entonces Isabela, tomó de la mano al joven que tenía a su lado, y enseguida Enzo saludó con los padres de su novia, quienes con cordialidad respondieron el gesto. —Enzo, quiero presentarte a mi mejor amiga y casi hermana —comentó Isabella—. Ella es Katty, de quien tanto te he hablado —mencionó Isa, sonriendo.La joven García parpadeó sin poder creer que hace unos minutos el novio de su mejor amiga casi la atropella.Enzo, no hizo ningún comentario al respecto, le brindó una pequeña sonrisa que provocó que el rostro de la chica, enrojeciera.—Mucho gusto Katherine —se acercó a ella—. Soy Enzo, un placer — sonrió, entonces la jovencita con timidez, extendió su mano al apuesto caballero, él besó su dorso, y ell
Isabela mantenía su mirada fija en el televisor, pero su mente divagaba en el inesperado encuentro de minutos atrás con Nando. Suspiró recordando lo apuesto que se veía, entonces varios golpes en la madera de la puerta de su habitación lograron sacarla de sus cavilaciones.—Adelante.La puerta se abrió y enseguida María Paz, apareció con una gran sonrisa en los labios, antes de aproximarse a la cama de su hermana, se acercó al balcón y miró hacia abajo.—Nando debe tener mucha experiencia al no caerse desde esta altura —comentó.El rostro de Isabela, enrojeció, de inmediato se incorporó para dirigirse a Paz.—¿Cómo sabes eso? —inquirió.María Paz soltó una sonora carcajada al mirar a su hermana.—Tranquila, no pienso decir nada —respondió— pero debes saber que le jugué una bromita a tu amado Nando. —Sonrió.Isabela ladeó su cabeza de un lado a otro, esbozó una sonrisa.—Eres terrible —comentó—. Debo aclarar una cosa contigo: Nando es solo un amigo —expresó—, recuerda que yo tengo novi
Nando observó al techo, para no mostrar ante ella la molestia que sentía al saber que tenía novio, y que era ese hombre el que probaba sus dulces labios, cerró sus puños con gran fuerza, mientras su mandíbula se tensaba. —Tienes razón —opinó él—. No debí venir, ni advertirte —expuso con molestia— imagino que a tu novio no lo rechazas. Isabela ladeó su cabeza, su mirada se cargó de gran enojo y a la vez de decepción. —Claro que no lo rechazo, él es mi novio, la persona que jamás me cambiaría por otra —refutó—. Me gustaría tanto conocer a tu pareja —sugirió elevando sus bien perfiladas cejas— debemos salir los cuatro, una cita doble. ¿Mañana podría ser? —¿Mañana? —Él colocó su dedo en la boca, como si estuviera pensando que tenía pendiente al día siguiente—. Recordé que debo trabajar con mi padre, pero el fin de semana podría ser. —Listo, el fin de semana entonces, así tendré el gusto de conocer a la dueña de tu corazón, y tú conocerás al hombre de mi vida —afirmó Isabela observándo
Al día siguiente, luego de desayunar: Isabella se despidió de sus padres y salió rumbo a casa de su amiga Katty, en el camino no dejaba de pensar en el momento que volvió a ver a Fernando, aunque ella disimulaba muy bien sus emociones, verlo le revivió todo lo que sentía por él desde que era niña. Con las manos temblorosas tocó el timbre de la casa de los García, justo cuando recibía un mensaje a su móvil de su novio, Nando apareció frente a ella. El joven abrió la puerta, no pudo evitar recorrer la figura de Isabella. Ese día la chica llevaba una corta falda acampanada negra y una blusa de seda en tono rosa, además que calzaba unos botines de tacón de aguja y plataforma, lo que le hacía ver más alta y estilizada de lo que ya era. La garganta del joven se secó, y pasó la saliva con dificultad. —¡Vaya! —exclamó con ironía aclarándose la voz. —¿A qué debemos el honor de su visita, Alteza Real: Isabela primera? —Se inclinó e hizo una reverencia ante ella. Isa rodó los ojos. —¡Deja
Katty e Isabela no traían puesto el cinturón de seguridad. La hermana del joven evitó golpearse el rostro con el asiento delantero colocando sus manos. —¡Auh! —exclamó adolorida. —¡Si serás idiota!, ¿No te han enseñado a manejar? —increpó Isabela, mientras se agarraba la rodilla, que de inmediato se le formó hematoma y se le hinchó. Nando estacionó el auto completamente pálido, asustado por los golpes de Isabela y su hermana, su corazón palpitaba acelerado. Se regañó en la mente, dándose cuenta de que se estaba comportando como un cavernícola. —Déjame ver —solicitó avergonzado. —¡No te atrevas a tocarme! —amenazó Isabela. —¡Eres un completo idiota!, ¿Quieres matarnos? —cuestionó arrastrando las palabras, frunciendo los labios. —Si Fer te pasaste. No entiendo, ¿Por qué actúas así? —reprendió su hermana. —Fue un accidente, ustedes me venían distrayendo —se disculpó llevándose las manos al cabello, para luego pasar sus dedos por la rodilla de Isa. —Aparte del golpe, ¿Estás bien I