Nando observó al techo, para no mostrar ante ella la molestia que sentía al saber que tenía novio, y que era ese hombre el que probaba sus dulces labios, cerró sus puños con gran fuerza, mientras su mandíbula se tensaba.
—Tienes razón —opinó él—. No debí venir, ni advertirte —expuso con molestia— imagino que a tu novio no lo rechazas.
Isabela ladeó su cabeza, su mirada se cargó de gran enojo y a la vez de decepción.
—Claro que no lo rechazo, él es mi novio, la persona que jamás me cambiaría por otra —refutó—. Me gustaría tanto conocer a tu pareja —sugirió elevando sus bien perfiladas cejas— debemos salir los cuatro, una cita doble. ¿Mañana podría ser?
—¿Mañana? —Él colocó su dedo en la boca, como si estuviera pensando que tenía pendiente al día siguiente—. Recordé que debo trabajar con mi padre, pero el fin de semana podría ser.
—Listo, el fin de semana entonces, así tendré el gusto de conocer a la dueña de tu corazón, y tú conocerás al hombre de mi vida —afirmó Isabela observándolo con una gran sonrisa.
Nando, clavó su mirada en ella: «El hombre de tu vida soy yo Isabela, eso te lo aseguro», la divisó desafiante, como si con los ojos le quisiera decir muchas cosas.
Isabella se estremeció al percibir aquella mirada, tomó una gran bocanada de aire.
—¿Qué esperas para irte? —cuestionó Isa—. No deseo que tu novia te pegue por estar en mi habitación. —Carcajeó.
—Cariño, no existe mujer sobre la faz de la tierra, que me pueda prohibir nada —aseguró él. —¿O a ti tu novio te prohíbe algunas cosas?
Isabela soltó de nuevo una risotada.
—Mi querido Fer, no existe hombre sobre la faz de la tierra, que le prohíba nada a Isabel Vidal —aseguró ella con firmeza.
Cuando Isa hablaba de esa manera, él sentía que la sangre la hervía por las venas, trataba de controlar las ganas locas que tenía de besarla, abrazarla, y volver a hacerla suya. Entonces se puso de pie para salir de la alcoba, se acercó a Isa, y besó el rostro de la joven en la mejilla, muy cerca de la comisura de los labios.
Isabela sintió que el piso tembló bajo sus pies, todo su cuerpo se estremeció al sentir esa calidez.
—Buenas noches —susurró bajito. —¿Qué esperas para salir?
—Hasta mañana, Isa, que descanses —dijo él.
Fernando caminó hasta la ventana, ella se puso a acomodar las sabanas, para volver a acostarse, estaba de espaldas a él, cuando el joven la sorprendió tomándola de la cintura.
Isabela se sobresaltó por el contacto de las manos de él en su cuerpo. Él le hablo al oído, con esa voz seductora que le erizaba la piel.
—¡Me da gusto que hayas regresado! —besó en el cuello a Isabela.
Ella sintió como si una corriente eléctrica le atravesara las terminaciones nerviosas, exhaló un suspiro, él no quería soltarla, ni ella tampoco deseaba zafarse de las manos de él.
Isabela dio vuelta y rodeo con sus brazos el cuello de él. Se acercó al oído de Fernando.
—¡A mí también me da gusto volver a verte! — susurró Isa, entonces dirigió sus labios al cuello del joven.
Él sintió que la sangre le corría con fuerza por sus venas y su corazón estaba a punto de salirse del pecho, inhaló profundo. Ambos se miraron a los ojos, la atracción que sentían uno por el otro, era inevitable, estaban a punto de besarse cuando golpes en la puerta de la habitación de Isabela, los hizo separar, y salir de aquella burbuja en la que estaban inmersos.
****
Al día siguiente:
Rodrigo preocupado por las intenciones de Enzo de casarse con su hija, acudió desde muy temprano a la agencia de investigación de su amigo Fernando, el padre de Nando. Consultó con su esposa si era buena idea conocer más acerca de la familia Ferretti, a lo que ambos llegaron a un acuerdo afirmativo. Sabían que el riesgo de tener mucho dinero era ese: que los novios de sus hijas se acercaran a ellas con dobles intenciones.
—Rodrigo, que gusto tenerte por aquí —saludó el agente García a su amigo, poniéndose de pie para abrazarlo. —¿A qué debo tu visita? —inquirió, y con un gesto de la mano pidió que tomara asiento.
—Fernando, vas a pensar que soy un padre celoso y paranoico, pero, no, sabes que no soy así, sin embargo, Isabela regresó de Europa con intenciones de casarse, y yo quiero conocer todo sobre la vida de ese muchacho —señaló Rodrigo.
—¿Estás seguro? —cuestionó Fernando—. Opino que Isabela se va a enojar contigo, si se entera de que mandaste a investigar a su novio —advirtió el agente.
—Estamos conscientes de eso Fernando, pero es necesario, no deseo que Isabela como María Paz, caigan en manos de vividores, de tipos que solo se acerquen a ellas por el dinero —enfatizó— por eso necesitamos saber sobre la vida de ese joven y su familia.
—Lo comprendo —indicó Fernando.
Entonces Rodrigo, procedió a darle los datos de Enzo Ferretti a su amigo, mientras ambos conversaban, Nando irrumpió en la oficina de su padre, el joven palideció pensando que el señor Vidal, estaba ahí por el descubrimiento de María Paz.
—Rodrigo, buenos días —saludó Nando.
—Hola Nando —respondió. —¿Aún no visitas a Isabela? —miró atento al joven—. Pensamos que estarías en el aeropuerto.
Nando respiró aliviado, supo entonces que la adolescente no dijo nada.
—No he tenido tiempo Rodrigo, uno de estos días paso a saludar a Isa — afirmó.
El señor Vidal se despidió de ambos, salió de la oficina.
—Papá ¿qué casos tenemos para hoy? — interrogó Nando.
—Uno muy importante y delicado — indicó Fernando—. Toma asiento.
—Imagino que estás enterado que Isabela tiene novio — señaló, mirando con atención a su hijo.
—Si papá, lo sé —masculló con molestia. —¿Qué tiene que ver conmigo? —cuestionó—. Isabela y yo solo somos amigos, ella es libre de estar con quien desee.
Fernando esbozó una sonrisa al escuchar a su hijo.
—Qué bueno que pienses así, porque el caso que te tengo, es precisamente sobre el novio de Isabela.
—No comprendo. —Arrugó el ceño.
—Debes investigar la vida de Enzo Ferretti, y su familia —ordenó Fernando.
—¿Y por qué tengo que hacerlo yo? — interrogó el joven resoplando. —¿Acaso no lo puedes delegar ese caso a uno de tus agentes? — cuestionó en tono molesto a su padre.
—Rodrigo pidió discreción y por ese motivo considero que la persona indicada para este caso eres tú — afirmó Fernando.
—Veo que no tengo otra alternativa que investigar al idiota ese —gruñó Nando con molestia.
Su padre lo observó con intriga, elevando ambas cejas.
—Es mi imaginación o, ¿Estás celoso? — interrogó.
—¿Celoso yo? —cuestionó bufando el joven, y se empezó a reír.
—No papá, estás equivocado, solo que tú me das casos fáciles, eso es todo —contestó con desgano.
—Como eres tan amigo de Isabela, yo pensé que te gustaría investigar la vida de su novio —advirtió Fernando.
Nando rodó los ojos.
—Tendrás ese informe a la brevedad posible, papá — afirmó, y se retiró de la oficina de su padre, disimulando su molestia.
Queridos lectores no olviden dejar sus reseñas, esta historia se actualizará pasando dos días.
Al día siguiente, luego de desayunar: Isabella se despidió de sus padres y salió rumbo a casa de su amiga Katty, en el camino no dejaba de pensar en el momento que volvió a ver a Fernando, aunque ella disimulaba muy bien sus emociones, verlo le revivió todo lo que sentía por él desde que era niña. Con las manos temblorosas tocó el timbre de la casa de los García, justo cuando recibía un mensaje a su móvil de su novio, Nando apareció frente a ella. El joven abrió la puerta, no pudo evitar recorrer la figura de Isabella. Ese día la chica llevaba una corta falda acampanada negra y una blusa de seda en tono rosa, además que calzaba unos botines de tacón de aguja y plataforma, lo que le hacía ver más alta y estilizada de lo que ya era. La garganta del joven se secó, y pasó la saliva con dificultad. —¡Vaya! —exclamó con ironía aclarándose la voz. —¿A qué debemos el honor de su visita, Alteza Real: Isabela primera? —Se inclinó e hizo una reverencia ante ella. Isa rodó los ojos. —¡Deja
Katty e Isabela no traían puesto el cinturón de seguridad. La hermana del joven evitó golpearse el rostro con el asiento delantero colocando sus manos. —¡Auh! —exclamó adolorida. —¡Si serás idiota!, ¿No te han enseñado a manejar? —increpó Isabela, mientras se agarraba la rodilla, que de inmediato se le formó hematoma y se le hinchó. Nando estacionó el auto completamente pálido, asustado por los golpes de Isabela y su hermana, su corazón palpitaba acelerado. Se regañó en la mente, dándose cuenta de que se estaba comportando como un cavernícola. —Déjame ver —solicitó avergonzado. —¡No te atrevas a tocarme! —amenazó Isabela. —¡Eres un completo idiota!, ¿Quieres matarnos? —cuestionó arrastrando las palabras, frunciendo los labios. —Si Fer te pasaste. No entiendo, ¿Por qué actúas así? —reprendió su hermana. —Fue un accidente, ustedes me venían distrayendo —se disculpó llevándose las manos al cabello, para luego pasar sus dedos por la rodilla de Isa. —Aparte del golpe, ¿Estás bien I
—Es solo un golpe, un poco fuerte, con la pomada que te pusiste y estos analgésicos bajara la hinchazón —explicaba el médico al joven García.—Tú siempre tan exagerada —bufó Fernando.—¡Y tú, tan idiota! —resopló ella.—¿Puedes caminar? —cuestionó—. O deseas que te lleve cargando como hace rato —propuso él, ladeando una sonrisa.—Puedo caminar, no te preocupes —respondió ella.Y aunque cojeando, Isabella transitó por los pasillos de la universidad.—Déjame ayudarte, no soy un patán como piensas.Y sin pedirle permiso, Nando, la tomó de la cintura y luego hizo que ella se apoyara en él.—A veces actúas como un patán, y ni siquiera tengo idea de por qué eres así —confesó Isabella con decepción.Fernando inclinó su cabeza, tomó aire al escuchar la voz de desilusión de Isabela, entonces salieron a los jardines de la universidad; Enzo y Katty estaban conversando muy animados. —Creo que hoy ya no pudimos averiguar nada —expresó desanimada Isabella.—¿Cómo te sientes, amore? —inquirió Enzo,
Katty y Enzo, salían de la universidad, con toda la información y documentos, de los distintos postgrados que tenían en mente estudiar, aunque la joven estaba decidida por ahondar sus conocimientos en publicidad, sabía que a Isa le gustaría más algo de finanzas. —Enzo, muchas gracias por acompañarme, aquí está toda la información que Isabella necesita.Katty colocó en una carpeta los folletos para su mejor amiga, al instante que ella le entrego la documentación, sus manos se rozaron.El joven Ferretti enarcó una de sus cejas, reflejándose en la tímida y dulce mirada de la jovencita, sintiendo una extraña sensación.Katty, desvió su vista, al tiempo que su rostro enrojecía y trataba de disimular como su corazón palpitaba con gran fuerza, tanto que amenazaba con salir del pecho, enseguida retiró su mano del roce de él.—¡Una fiesta de máscaras! —exclamó emocionada, tratando de disimular el incidente de hace minutos.—¿Te gustan ese tipo de celebraciones? —pregunto Enzo, sonriendo al ve
Enzo quedó impresionado con todo ese relato. Su mirada se cubrió de una irrisoria nostalgia al recordar a su familia, sin embargo, no hizo ningún comentario, entonces ingresaron al enorme comedor equipado con gran cantidad de mesas rectangulares y sillas para atender a los comensales. —Siéntate Enzo —sugirió Katty— voy a la cocina, quiero ver si no necesitan mi ayuda. Él tomó asiento en una de las sillas plásticas, mientras Katty caminaba al sitio en donde preparaban los alimentos, Enzo, observó la fila de ancianos, que se formaba para recibir su comida. Cada uno tomaba su plato y las señoras encargadas de servir, les colocaban los alimentos de acuerdo a lo que cada uno podía comer. En el centro comunitario se les hacía revisiones periódicas en los dos dispensarios médicos: el uno a cargo de la doctora Ana Cristina amiga de Ariadna, quien atendía en medicina general, pero se especializaba en ginecología y obstetricia. El otro era atendido por: Leo González, gran amigo del padre de
Días después.Isabela arrugó su ceño al no tener respuesta a las varias llamadas que le hizo a Katty, bufó al recordar lo distraída que era su mejor amiga, entonces miró el reloj para corroborar que a esas horas Nando se hallaba fuera de casa y de esa forma visitar a los García con calma.Tomó su cárdigan fucsia, se lo colocó encima cubriendo la blusa de tiras blancas que llevaba ese día, junto a sus ripped jeans y sus infaltables botines de plataforma y tacón de aguja. Cargó su bolso en el codo y salió de su residencia. Isabela caminaba con parsimonia por el jardín que conducía de su casa a la puerta trasera de la vivienda de Katty, mientras revisaba su móvil, extrañada de no tener ningún mensaje, ni llamada de su novio.Los dedos de la chica tocaron la madera de la puerta de la cocina, esta se abrió apenas dio el primer golpe.—Buenas tardes —saludó ingresando a la habitación, entonces miró encima de la mesa de desayunar varias rodajas de jamón serrano, queso, tomate, lechuga y unas
Minutos después apareció de nuevo en la sala frente a Nando, el chico enseguida notó la palidez en el rostro de Isa y sus ojos acuosos.—¿Estás bien? —cuestionó con preocupación.—Sí —respondió ella— debo volver a casa, no tarda en llegar Katty.Nando centró su mirada en Isa, no se quedó muy convencido de la explicación de ella.—Sabes bien que reconozco cuando mientes —expresó—, el tono de tu mirada cambia, y te tiembla el labio inferior.Isa se enrojeció al escucharlo, inclinó sus parpados.—Es el cambio de comida, es todo —comentó, volviendo a sentarse.El diario de una pasión empezó a reproducirse, los jóvenes miraron atentos como se iba desarrollando el romance imposible entre Noa y Ally.—¿Harías todas esas locuras por una chica? —cuestionó Isabella.—Conoces bien esa respuesta —expresó Nando, pausando la película, giró su rostro, tomando por la barbilla el de Isa—; por ti soy capaz de eso y más —mencionó y sin pensarlo un segundo más, sus labios se apoderaron de los de ella.Is
Enzo se quedó estático, sorprendido ante aquel inesperado beso que le estaba brindando a Katty. Se cuestionó por segundos si hacía bien al corresponderla, entonces recordó a su novia y sabía que Isabella no se merecía una traición; sin embargo, le era muy difícil negarse ante la atracción que ejercía sobre él, aquella dulce y tímida jovencita.Ese roce de los labios de Katty sobre los de Enzo, se estaba convirtiendo para ella en su primer beso. Pensó que todo terminaría ahí, porque era consciente que aquel hombre que despertaba en ella un sinnúmero de emociones desconocidas, era: prohibido, entonces estaba por despegar su boca de la del caballero, cuando los dedos de Enzo la tomaron de la cintura, y profundizó aquel contacto.Katty, entreabrió sus labios con timidez, sus piernas temblaban. Se sostuvo de los fuertes brazos de Enzo, para no caer, entonces la lengua de él, hizo contacto con la suya, provocándole un cosquilleo que encendió todo su ser, sus mejillas se tiñeron de carmín, p