Epílogo

Aprendí que el tiempo cura las heridas. Aprendí que hay personas que llegan a tu vida para hacerte ver lo que tú no quieres debido a la venda que te has puesto en los ojos. Aprendí que caemos muchas veces, porque la vida es una ruleta y cada día es muy diferente al anterior, pero también aprendí de los errores y del sufrimiento. Aprendí que las personas somos pasajeras, pero si fueron importantes para ti, quedarán como una bonita huella en tu camino. Aprendí a ser feliz a la mala, pero también aprendí que, después de tantos tropiezos y lágrimas, llega la recompensa que tanto nos merecemos.

La vida me ha enseñado cosas buenas y malas, pero de todo lo que he vivido, un aprendizaje me ha quedado. Pensé que iba a morir de tristeza y soledad, que jamás podría volver a ver la luz del día y que yo era una persona que había nacido para ser infeliz y desdichada. Ese sentimiento indescriptible que aparece cuando pierdes a un ser amado, no quisiera volver a sentirlo nunca más, pero comprendí que
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