Ante sus palabras mi mente quedó en blanco, no supe qué decir y tampoco pude moverme un solo centímetro de mi lugar.—Yo... Bendito, no sé qué decirte —solté una gran bocanada de aire—. No esperaba que me dijeras algo como eso en un momento tan sensible como este.Soltó una risita, llevando varios mechones de mi cabello por detrás de mi hombro. El tiempo se detuvo para mí luego de que me dijera semejantes palabras, por lo que no me había percatado de que seguíamos unidos.—No lo dije adrede, solo salió sin más —sonrió—. Por supuesto que quisiera casarme contigo y formar la familia que ya somos. Estar a tu lado de por vida es lo que más anhelo, pero también sé que debemos ir a paso lento.Lo miré por largos segundos, trayendo a mi mente todo lo bonito que seriamos si fuésemos la familia que tanto queremos. Nuestro hijo viene en camino y nosotros nos amamos completamente, así que, ¿por qué no unirnos en vida y hasta la muerte? No hay nadie que impida amarnos profundamente para siempre.
Aprendí que el tiempo cura las heridas. Aprendí que hay personas que llegan a tu vida para hacerte ver lo que tú no quieres debido a la venda que te has puesto en los ojos. Aprendí que caemos muchas veces, porque la vida es una ruleta y cada día es muy diferente al anterior, pero también aprendí de los errores y del sufrimiento. Aprendí que las personas somos pasajeras, pero si fueron importantes para ti, quedarán como una bonita huella en tu camino. Aprendí a ser feliz a la mala, pero también aprendí que, después de tantos tropiezos y lágrimas, llega la recompensa que tanto nos merecemos.La vida me ha enseñado cosas buenas y malas, pero de todo lo que he vivido, un aprendizaje me ha quedado. Pensé que iba a morir de tristeza y soledad, que jamás podría volver a ver la luz del día y que yo era una persona que había nacido para ser infeliz y desdichada. Ese sentimiento indescriptible que aparece cuando pierdes a un ser amado, no quisiera volver a sentirlo nunca más, pero comprendí que
Nota:¡Hola, mis amores! Espero se encuentren muy bien.De antemano quiero agradecerles por tanto apoyo y por siempre darle una oportunidad a mi trabajo. Es gratificante y hermoso ver los bonitos mensajitos que me dejan en cada historia.Este libro trata de Margot y Gabriel, personajes secundarios de «Pasión Secreta«, así que, si no la has leído, te invito a que lo hagas. La encuentras en mi perfil.Como siempre, les deseo una lectura apoteósica. Gracias por tanto y por todo lo que me brindan, sin su hermoso apoyo, no sería lo mismo.Dejo la advertencia: ¡Actualizaciones lentas! Así que paciencia, mucha, de hecho. Más de la que me tienen de por sí, pero es que ya saben, soy una muchacha con obligaciones ;)¡Los adoro con toda mi alma!Desperté por culpa de una horrible pesadilla, agitada y con mucho dolor en el cuerpo. Traté de moverme y hablar, pero no pude hacerlo porque mi voz no salía y mi cuerpo se encontraba paralizado. Me sentía desorientada y no logré reconocer nada a mi alred
Dos años después—Promete que vas a intentarlo, por ti, por mamá, por mí, por salir de esta oscuridad en la que vives desde hace mucho —inquirió Marcus, apretando mi mano con suavidad—. Quiero volver a ver a mi chica alegre, la chica sarcástica y capaz de poner el mundo a sus pies con tan solo una mirada. Margot, estás acabando poco a poco con tu vida. Dime, ¿dónde están todos esos sueños que me contaste una vez cuando eras una mocosa? Vamos, calabacín, hazlo por ti y por todos los que deseamos verte bien y te amamos, en especial, hazlo por...—No lo menciones, por favor.—Lo haré, porque Gonzalo te amaba con todo su corazón y estoy muy seguro de que no le gustaría verte así. Él deseaba tu felicidad por encima de la suya, así que lucha y vive y por él.—No lo entiendes —mi voz se quebró y las lágrimas se arremolinaron en mis ojos—. No fuiste tú quien lo perdió todo en la vida. Perdí a mi esposo el mismo día que me casé con él. Perdí a mi bebé en ese accidente y su padre ni siquiera sa
Quería salir corriendo y regresar a casa, encerrarme de nuevo en mi habitación y no tener que escuchar ni ver lo que el mundo tiene por ofrecer, pero hice una promesa y mi madre y mi hermano al menos esperan que lo intente.Recibí ayuda psicológica unos días después de que despertara, pero dejé de asistir con la psicóloga luego de mi primera cirugía. Ir con ella no me estaba ayudando para nada, todo lo contrario, me estaba sumiendo más en dolor. Todo era tan reciente y las ganas de morir eran más fuertes que ahora. Me culpaba por la muerte de mi esposo y mi hijo, lo sigo haciendo, después de todo, fui yo la que insistió en que nos fuéramos a casa en lugar de quedarnos en la recepción. Si no hubiera insistido, ellos estarían hoy aquí y esta absurda realidad no existiría.Pero culpándome no hará que el tiempo vuelva al pasado y todo sea diferente. Nada ni nadie hará que ellos regresen...Las ganas de llorar, de morir, de no seguir en esta maldita vida estaban a poco de hacerme retrocede
Dos meses asistiendo a terapia han sido de gran ayuda. Mi madre y mi hermano me han hecho compañía a todo momento, lo que lo hace todavía más llevadero. Sin ellos, nunca me hubiera puesto en pie para empezar a avanzar aunque sea a pasos cortos, pero seguros.Los recuerdos siguen al ataque y no hay nada que pueda hacer ante ellos. Lloro, grito, saco mi dolor, me culpo, pero al final de cada crisis me prometo seguir avanzando para no dejarme caer nunca más. Entiendo lo que mi hermano me decía hace un tiempo, cuando me dijo que debía pensar en mí. Mi esposo y mi hijo, más mi hermano y mi madre, son mi mayor motivación. Por ellos necesito salir de ese pozo, tratar de ser feliz como tanto lo había soñado, aunque Gonza ya no esté más a mi lado. Por más que lo llore y suplique, él no va a regresar. Prometimos muchas cosas en nuestra unión, por todas esas promesas y sueños, debo seguir así no esté tomando mi mano.—Quiero ir al cementerio —mi petición tomó por sorpresa a mi hermano—. Creo que
Marcus se acercó a mí tiempo después y me ayudó a levantarme del pastizal, para luego estrechar mi cuerpo entre sus brazos y darme un poco de sosiego.—Quiero ir a casa ahora que estamos aquí —le pedí, alejándome un poco de sus brazos—. Por favor.—De acuerdo.Fuimos al auto y di un largo suspiro, viendo con atención cada calle. No sé por qué elegimos Búfalo para vivir, todavía trato de descubrir la razón, pero en el mismo instante en que llegamos a la casa que compramos recién nos comprometimos, me dio al menos la respuesta más importante de todas. Gonzalo y yo elegimos una casa donde pudiéramos no solo vivir nuestra vida juntos, sino también donde pudiéramos realizar cada uno de nuestros sueños tomados de las manos.Observé la casa desde el auto, recordando los pocos días que vivimos aquí y fuimos tan felices uno en brazos del otro, llenando cada rincón con mi risa, mi creatividad y su inigualable pasión.La casa es de dos plantas, en la primera hay una tienda de insumos que estábam
—¿Se puede?Miré a mamá desde mi lugar y asentí, dándole una sonrisa mientras ella se acercaba al sofá y se sentó a mi lado. Volví la vista al frente, viendo con atención como la lluvia repicaba con fuerza en la ventana. El día se sentía tan frío y la nostalgia me envolvía con mayor fuerza.—¿Marcus salió? —quise saber, rompiendo el hielo entre nosotras.—Sí, invitó a cenar a Anahí.Sonreí, pese a que sentía un miedo inexplicable en mi pecho. Me casé un día lluvioso, mismo donde lo perdí todo. No me gusta la lluvia ni mucho menos salir cuando el pavimento está tan mojado, quizás ese sea mi miedo y por eso siento tanta angustia de que mi hermano esté por fuera en este tipo de clima.—¿Al fin se atreverá a pedir su mano? Espero que deje el miedo atrás y sí lo haga.—Se veía muy nervioso y feliz —mamá soltó una risita—. Supongo que sí le pedirá matrimonio. Menos mal, porque ya empezaba a idear un plan para sacarlo de aquí —bromeó, haciéndome reír.—Ni casándose se irá lejos de casa.El s