Un gélido y polar día, Shin se encontraba tomando con las dos manos su latte recién preparado con todo y su característica figura de gatito, formada por la espuma, por aquella chica de la cafetería que ya le había echado un ojo al apuesto Shin, pero cómo no hacerlo Shin, un hombre de 30 años de edad, con cabello negro, levemente ondulado, con un largo que caía por sus pronunciados y varoniles pómulos; unos labios rojizos, como si aquel color que dejan las cerezas después de comerlas, unos ojos de forma de avellana, color marrón con destellos de miel, tu barbilla levemente partida, con su tez blanca como la nieve.
Era por eso que la chica que atendía aquella cafetería, no le quitaba los ojos de encima, tanto era así que parecía que lo había estudiado a detalle, puesto que recordó un día verle que sacaba un bolígrafo, con una pequeña carita de gato de Carey de adorno en la tapa; así pues desde ese día que lo notó, ella le hacía un latte especial con todo esa espuma en forma de gatito.
Shin claro que lo notaba, esa especial atención de parte de la chica en turno de su cafetería preferida, pero no estaba nada interesado, no porqué la chica, no fuera atractiva o amable, simplemente estaba pasando un muy mal rato en el amor, debido aquella última mujer, que estuvo en su vida hace unos 2 años, le había roto el corazón.
Había sido una experiencia tan pero tan desagradable, que se acumuló con sus anteriores y pésimas experiencias amorosas, esa última chica parecía hacerse llevado su tranquilidad y confianza.
Sue, la empleada que atendió al bien parecido chico, que con tanto cariño le veía a la distancia, después de haberle despachado replicó en voz baja.
—Si tan solo me volteara a ver el chico gatito— de pronto otra voz en la puerta de los empleados se hizo escuchar.
— ¡Sue! Vuelve a la realidad, ¿qué no vez que solo es una cara bonita, en un grande y tonificado cuerpo de zombi?, Parece que no reacciona más que a la cortesía básica— exclamó la compañera de Sue.
De pronto en ese momento entro una persona, envuelta en chamarras, bufanda, gorro y botas forradas de peluche, apenas se lograba ver sus grandes ojos negros, con largas y tupidas pestañas, y su respingada, recta pero no tan delicada nariz, enrojecida por el frio de -15°C de Seúl en pleno invierno.
Al ingresar pareciera que todo el lugar se pausaba incluida la música de fondo aquellos villancicos clásicos de los años cincuenta, que impregnan el ambiente de la víspera de navidad, el movimiento de los pocos consumidores que se encontraban dentro del lugar, cuando Shin la vio, incluso debajo de todo el ese gran mar de ropa invernal, un suspiro escapó de sus rojizos y carnosos labios.
La misteriosa chica solo lo miró con el rabillo del ojo; para continuar con su misión de aquel momento, que era conseguir un gran capuchino humeante con un pequeño panque de moras azules. Se bajó su suave y aterciopelada bufanda, para emitir su petición.
—Buenas tardes, me gustaría ordenar un capuchino extra grande y uno de esos panques de moras azules, ¿Cuánto sería?— dijo la nueva clienta.
— ¡Claro! Señorita, serían 15000 wons—, dijo la compañera de Sue, sonrió amablemente
Acto seguido la clienta saco el dinero de su gran mochila, que estaba repleta de parches bordados alusivos distintos lugares del mundo.
Le entrego el dinero, al cabo de 5 minutos, recibió su orden y tomo asiento, en la mesita más próxima a Shin; dejó sus alimentos en la mesa, se puso de nuevo de pie para así despojarse de sus inmensos abrigos, dejando ver una abundante mata de cabello café castaño, larga, ondulada y algo alborotada, sus piernas eran largas además a su torso curvilíneo, sus labios eran carnosos y con coqueta forma de corazón, con una tez clara pero con tono cálido.
Shin al ver a esta muchacha, sintió una brisa otoñal en su alma, que lo acogió, casi de manera inmediata. Sintió en su pecho su alebrestado corazón, como si un viento, hiciera que tintineara las campanas de su muy asustadizo corazón, sin ningún tipo de voluntad, sin dejar salir ningún pensamiento, solo sentía que su cuerpo hacia un efecto magnético, hacia aquella misteriosa chica, al sentir la mirada curiosa y entusiasta de su espectador, la castaña volteó y reaccionó con una sonrisa leve, pero amable, dirigida hacía a él.
En ese momento cuando sus miradas se toparon en ese preciso momento, se escuchó algo dentro de sí mismo, una especie de clic, Shin pensó.
« ¡No!, ¡No!, ¡No! Puede ser, no esto debe ser pasajero, ¡Sí!, ¡Eso sí es! Es un simple gusto, cómo no habría de serlo es una chica hermosa», tratando de desviar la mirada.
En un intento ocultar su interés por aquella evidentemente forastera de Seúl. La chica quien, pocos segundos después de dedicarle una amable y cálida sonrisa, por su cabeza cruzó el pensamiento
« Que chico más encantador, extraño... Pero encantador, en fin comeré esto, para seguir mi camino, quien diría que estaría de nuevo aquí después de tantos años... », suspiro y dio un gran sorbo a su café seguido de un generoso mordisco a su esponjoso panque de moras.
Después de ese momento que destello una leve sonrisa el chico, apenas pudo contener su frenético corazón, apaciguándolo, con todos los pensamientos racionales que se le iban ocurriendo.
Pareciera que Shin presuroso, ansioso e incrédulo de sus propios sentimientos, terminó su deliciosa bebida, incluso olvidó tomarle la fotografía de siempre, tomo su portafolio de piel, sacando sus guantes de terciopelo negro ideales para el crudo invierno surcoreano. — ¡Hasta mañana!, Estuvo delicioso. — Se despidió les dejó una generosa propina en un cerdito de porcelana. Mientras en su cabeza retumbaba, un pensamiento que le inundaba de emoción e incertidumbre, todo a causa de la sonrisa de esa extranjera, pareciera que unas chispas incandescentes de atracción le habían exasperado sus sentidos. « No, Shin no podemos volver a enamorarnos así, solo es una chica, es más es una extranjera, que no sabes si podrás volverla a ver, ¡Que carajos estoy diciendo!, ¡Cómo si quisiera darme la oportunidad de amar de nuevo!, ¡Es más!, Porque estoy considerando el hecho de enamorarme así de una completa desconocida», de pronto apretó los ojos y labios. Ese discurso resonó en su cabeza, como si
« En ese tiempo me hubiera destrozado ver este lugar después del caos que él ocasionó, pero hoy, solo guardo un buen recuerdo» reflexionó y suspiró profundamente.Saludo a la dueña del local y pidió un hottok, la mujer respondió— ¡Por supuesto linda!— le atendió, dándole un hottok recién salido de la plancha.Violeta pagó exclamando— ¡A qué no se imagina cuánto espere por volver a probar los exquisitos hottok de nuevo!— mientras le daba un mordisco.Su cara de felicidad le hizo recordar, una pista de quien pudiera tratarse esa extranjera que tenía enfrente de ella, así que encargada del puesto, e intento hacer memoria lo mejor que podía.— Y tú no sabes cómo me recuerdas a otra extranjera que tenía jus
Cuando ambas mujeres se quedaron atónitas por ese golpe de suerte que tuvo Violeta, ambas se miraron y gritaron de asombro, para decir al mismo tiempo— ¡Pero que guapo es!— dejando salir un suspiro.Después se rieron mucho, continuaron hablando de increíble que es encontrarse a gente así de maravillosa en lugares tan comunes como una cafetería,—Pero eso debió ser porque era un lugar cerca del río Han, sino creo que no hubiera coincidido con él, además se ve que va seguido, parece ser muy sencillo pese a todo el éxito y fortuna que tiene— dijo la joven, tocándose la barbilla a modo de concentración.La señora Choi apenas podía contener su emoción como si estuviera viendo un drama surcoreano, que apenas empezaba.— ¡Pues qué esperas para ir de nuevo a ese lugar!, ¡es más!
Cuando ambos se vieron estrechando su mano, como colegas de trabajo, una pequeña fracción de emoción parecía descongelar aquello que ambos habían intentado mantener helado; como es que el toque de un simple extraño pudiera ser algo más que un coqueteo fugaz en un día de invierno, a vísperas de navidad, la verdad es que ninguno de ellos sabía o sospechaba lo que pudiere ser.Poco después en el salón de juntas se retiró Shin con su séquito de ayudantes, para continuar su arduo día de chequeo de empresas en las que &eacu
Poco después de tomar el descanso que tomó Shin, abrió sus ojos lentamente, mientras que sentía que su estómago estaba con el pleno gruñido, se levantó para así dirigirse a su nevera, tenía muchos alimentos pero en realidad ninguno le apetecía, por lo que se dispuso a pedir algo para comer pensó.«Creo que unos fideos jajangmyeon estaría bien, los pediré para que cuando regrese ya estén listos, pero para ser sincero creo que no sería suficiente, tendré que ir también a la tienda de conveniencia.»Pero sin antes verificar que seguía en su atiborrada agenda, que extrañamente tenía unas tres horas libres, por lo que con cierto alivio y alegría, mando su orden al restaurante de su elección y la pago se cambió de ropa a una más cómoda, aunque sea provisionalmente ya que debía cambiarse de nuevo para retornar a las siguientes actividades, por tanto debería su elegante y fina vestimenta.Tenía mucho tiempo que no me quedaba tiempo libre de esta forma entre horas laborales, considerando que s
— Buenas tardes señor Na-moo, Soy Violeta, ¿está listo para nuestro primer viaje? —, se inclinó levemente hacia el hombre mayor. — Por supuesto señorita Violeta, además estoy ansioso este tipo de trabajo es maravilloso, ¡me permite conocer muchos lugares y aprender! —, exclamó entusiasmado. — ¡Me alegro escuchar eso Señor Na-moo!, ¡así que manos a la obra!, nos espera un poco de nieve así que será un camino bello, ¿No cree? —, dijo la chica mientras se subía al auto. — ¡Claro! Estoy entusiasmado, así que vayamos. — cerró la puerta trasera, y subió al lugar del piloto. Mientras encendía el auto tuvieron una conversación cordial sobre como es Seúl en esa época, poco después quedaron en silencio, así que la chica comenzó a realizar su en vivo para transmitirlo en su página oficial, rápidamente tuvo respuesta de sus fans y seguidores alrededor del mundo. Al momento que ella compartía el precioso trayecto de un paraíso cosmopolita de la tan afamada Seúl, los fans lograban emocionarse a
Cuando hubo terminado la entrevista Violeta quedó inmersa en sus pensamientos debido a que la sensación que le trasmitió esa entrevista, mientras miraba las plantas y flores en su pleno esplendor una sensación de alivio y entusiasmo le invadio, miraba de cerca esos seres vivos que disfrutaban su momento, el presente como expresando su belleza alegraban la vista inclusive el día de las personas que las miraban.— ¿Este mensaje en este preciso momento será lo que en realidad necesitaba?, dejar que todo fluya como la naturaleza hace que nazca un brote de planta apartir de lo que va dando el ambiente y el momento…—, comenzó a preguntarse a sí misma murmurando, cuando una inquietud alegre invadía su cuerpo, cuando se vio interrumpida por la señora Jiyu.—Señorita disculpe que la interrumpa pero quería darle un regalo, me parece que esta flor podría darle ese mensaje que parece estar buscando, a veces a través de la naturaleza podemos entender de mejor manera el curso de la vida, porque sab
— ¿Hola, Señorita Schulz? — una voz masculina con aire curioso salía de la bocina del móvil de Violeta.— ¡CEO Park! Sí… ¡sí! Dígame, ¿en qué puedo servirle?, le informo que justo hace unos minutos he terminado la entrevista con la gerente y dueña del café happy flower, fue todo un éxito…— aun cuando en un inicio de la llamada su rostro señalaba un sonrojo intenso rebosante en sus mejillas, intento controlar su tono de voz, aun cuando era casi imposible que no notara las innecesarias pausas que se tomaba para comunicar su mensaje entre oraciones.—Señorita Schulz... — pronuncio de nuevo con cierto tono aterciopelado de su voz llamando a aquella chica que le causaba un revoltijo de emociones y sensaciones dentro de él.—Escuche, tengo algo que quiero que haga mañana a primera hora, necesito que se presente a mi oficina, tráigame una propuesta de lo que crea que ayudaría nuestra empresa a mejorar este proyecto invernal— después de pronunciar dichas palabras el corazón de Shin comenzó a