Habiendo al fin avanzado en la dirección que deseaba Shin se sentía sumamente seguro de sí mismo, pero no solo eso sino también sabía que si jugaba adecuadamente sus cartas lograría ese tan anhelado acercamiento, se sentía sumamente seguro de sí y sabía perfectamente que si jugaba adecuadamente sus cartas todo podría resultar en aquello que sin ser del todo consciente que anhelaba el cariño y amor de esa mujer desde el día que la vio sin saber prácticamente su nombre.De pronto una duda un pero, cruzo por su mente, por lo mucho o poco que sabía precisamente de ella que tan libre e indomable es como el viento, ¿Cómo sería posible que lograse que el viento se quedara con el siquiera a su alrededor?, el haber amado desde del deseo de la posesión, en su pasado ¿le había anclado una creencia?, el amor precisamente no significa pertenencia, que son las personas sino más que seres que pueden ser efímeros en un lapso de la vida, pero Shin no es de esos hombres que la fugacidad le hacían senti
Que es la dulce e intrigante espera que con un aire enigmático, donde el suspenso prolifera y se propaga a cada pensamiento antes cada acción o después de haber hecho hasta el mínimo gesto que pudiera haber cambiado el curso del futuro, cada uno había comenzado a sentirse la misma tensión que en un juego donde debías acomodar bien tus jugadas para avanzar a la siguiente etapa. Bajo tal consideración Shin desde que había tomado la b****a en relación a dar el mayor acercamiento hacia lo que deseaba que era la mirada constante de su adorada Violeta, su aroma, tacto, el sonido de su voz lo más cercano físicamente posible… Si bien a lapsos de su pensamiento le hacían incitar sus instintos biológicos más mundanos, el mismo se regresaba a su estado de equilibrio ya que no solo era lo que él deseaba innegablemente de la mujer que le robaba suspiros y le generaba un misterio impresionante. Aspiraba a tener que conocer los numerosos secretos que con llevaban la personalidad e historia circu
Un gélido y polar día, Shin se encontraba tomando con las dos manos su latte recién preparado con todo y su característica figura de gatito, formada por la espuma, por aquella chica de la cafetería que ya le había echado un ojo al apuesto Shin, pero cómo no hacerlo Shin, un hombre de 30 años de edad, con cabello negro, levemente ondulado, con un largo que caía por sus pronunciados y varoniles pómulos; unos labios rojizos, como si aquel color que dejan las cerezas después de comerlas, unos ojos de forma de avellana, color marrón con destellos de miel, tu barbilla levemente partida, con su tez blanca como la nieve.Era por eso que la chica que atendía aquella cafetería, no le quitaba los ojos de encima, tanto era así que parecía que lo había estudiado a detalle, puesto que recordó un día verle que sacaba un bolígrafo, con una pe
Pareciera que Shin presuroso, ansioso e incrédulo de sus propios sentimientos, terminó su deliciosa bebida, incluso olvidó tomarle la fotografía de siempre, tomo su portafolio de piel, sacando sus guantes de terciopelo negro ideales para el crudo invierno surcoreano. — ¡Hasta mañana!, Estuvo delicioso. — Se despidió les dejó una generosa propina en un cerdito de porcelana. Mientras en su cabeza retumbaba, un pensamiento que le inundaba de emoción e incertidumbre, todo a causa de la sonrisa de esa extranjera, pareciera que unas chispas incandescentes de atracción le habían exasperado sus sentidos. « No, Shin no podemos volver a enamorarnos así, solo es una chica, es más es una extranjera, que no sabes si podrás volverla a ver, ¡Que carajos estoy diciendo!, ¡Cómo si quisiera darme la oportunidad de amar de nuevo!, ¡Es más!, Porque estoy considerando el hecho de enamorarme así de una completa desconocida», de pronto apretó los ojos y labios. Ese discurso resonó en su cabeza, como si
« En ese tiempo me hubiera destrozado ver este lugar después del caos que él ocasionó, pero hoy, solo guardo un buen recuerdo» reflexionó y suspiró profundamente.Saludo a la dueña del local y pidió un hottok, la mujer respondió— ¡Por supuesto linda!— le atendió, dándole un hottok recién salido de la plancha.Violeta pagó exclamando— ¡A qué no se imagina cuánto espere por volver a probar los exquisitos hottok de nuevo!— mientras le daba un mordisco.Su cara de felicidad le hizo recordar, una pista de quien pudiera tratarse esa extranjera que tenía enfrente de ella, así que encargada del puesto, e intento hacer memoria lo mejor que podía.— Y tú no sabes cómo me recuerdas a otra extranjera que tenía jus
Cuando ambas mujeres se quedaron atónitas por ese golpe de suerte que tuvo Violeta, ambas se miraron y gritaron de asombro, para decir al mismo tiempo— ¡Pero que guapo es!— dejando salir un suspiro.Después se rieron mucho, continuaron hablando de increíble que es encontrarse a gente así de maravillosa en lugares tan comunes como una cafetería,—Pero eso debió ser porque era un lugar cerca del río Han, sino creo que no hubiera coincidido con él, además se ve que va seguido, parece ser muy sencillo pese a todo el éxito y fortuna que tiene— dijo la joven, tocándose la barbilla a modo de concentración.La señora Choi apenas podía contener su emoción como si estuviera viendo un drama surcoreano, que apenas empezaba.— ¡Pues qué esperas para ir de nuevo a ese lugar!, ¡es más!
Cuando ambos se vieron estrechando su mano, como colegas de trabajo, una pequeña fracción de emoción parecía descongelar aquello que ambos habían intentado mantener helado; como es que el toque de un simple extraño pudiera ser algo más que un coqueteo fugaz en un día de invierno, a vísperas de navidad, la verdad es que ninguno de ellos sabía o sospechaba lo que pudiere ser.Poco después en el salón de juntas se retiró Shin con su séquito de ayudantes, para continuar su arduo día de chequeo de empresas en las que &eacu
Poco después de tomar el descanso que tomó Shin, abrió sus ojos lentamente, mientras que sentía que su estómago estaba con el pleno gruñido, se levantó para así dirigirse a su nevera, tenía muchos alimentos pero en realidad ninguno le apetecía, por lo que se dispuso a pedir algo para comer pensó.«Creo que unos fideos jajangmyeon estaría bien, los pediré para que cuando regrese ya estén listos, pero para ser sincero creo que no sería suficiente, tendré que ir también a la tienda de conveniencia.»Pero sin antes verificar que seguía en su atiborrada agenda, que extrañamente tenía unas tres horas libres, por lo que con cierto alivio y alegría, mando su orden al restaurante de su elección y la pago se cambió de ropa a una más cómoda, aunque sea provisionalmente ya que debía cambiarse de nuevo para retornar a las siguientes actividades, por tanto debería su elegante y fina vestimenta.Tenía mucho tiempo que no me quedaba tiempo libre de esta forma entre horas laborales, considerando que s