— Ella no tiene ni la menor idea... — Su mirada se posaba en la imagen de la Virgen María mientras continuaba hablando en el silencioso altar —. Y cuando finalmente se dé cuenta, será demasiado tarde...
En ese preciso momento, varios Cadillac rojos y negros se encontraban ocultos, discretos, testigos de lo que estaba por ocurrir. Al otro lado de la amplia área de campamento, se encontraba ella, junto a un empleado del lugar, recogiendo todos los palos de golf que habían utilizado con tanto desenfado momentos antes. Con sus elegantes lentes de sol, ella ayudaba al joven a cargar todo en la parte trasera de su impresionante auto rojo.
— Mil gracias, ten. — dijo ella, extendiendo su mano derecha con un billete en ella, el cual el joven recibió con un gesto de asentimiento antes de retirarse. — Muy amable.
— Con gusto. — Le respondió el joven desde la distancia, y todo volvió a sumirse en un silencio tenso.
La mujer dio la vuelta al auto, lo puso en marcha y, en ese preciso instante, algo inesperado sucedió. El hombre de mirada penetrante que se escondía, salió corriendo hacia el auto en movimiento, chocando contra él y cayendo al pavimento de bruces. El vehículo se detuvo abruptamente, y la mujer salió del mismo con una expresión de profunda preocupación, acercándose al joven en el suelo.
— ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? — Le preguntó con evidente ansiedad en su voz mientras tomaba con delicadeza sus brazos, a pesar de los quejidos de dolor del joven, quien tenía una mano en la sien. — Por el amor de Dios, juro que no te vi. ¿Estás...?
— ¿Hay sangre? — preguntó él, mirando su mano derecha, intentando identificar si había señales de lo que acababa de ocurrir, sin dejar de quejarse por el dolor.
— ¿Dónde?
— Aquí. — Se señaló un lado de su cabeza.
— No... ¿Se golpeó la cabeza allí? — Le preguntó mientras con cuidado ladeaba un poco la misma, acariciando el lugar del golpe. — No, no sale sangre, está bien. Venga, levántate. — Le pidió, sosteniéndolo de los brazos mientras él se quejaba. — Dios mío, ¿puede decirme por favor cómo se siente? — Le preguntó mientras él se ponía de pie con cierta dificultad. — ¿Cómo se siente?
— Bien, gracias a Dios. — Le respondía mientras no dejaba de tocar un lado de su cabeza.
— ¿Seguro?
— Sí, pensé que me había roto la cabeza.
— No... — Entre una risa un tanto nerviosa, ella dijo mientras, por inercia, se agachaba un poco y recogía del pavimento el zapato que había quedado a pocos metros de ellos. Ella se lo entregó, él le dio una sonrisa un tanto entre queja por el dolor, y ella le dijo: — No sé cómo pedir perdón. — Le decía mientras veía cómo él se ponía el zapato negro en su pie izquierdo. — No sé qué pasó. — Agregó entre una risa corta y nerviosa por la situación. — Es que estaba yo muy apurada y…
— No, es que yo fui el que no se fijó. Yo... — Su voz bajó y tomó un tono trémulo. — Se me acabó el trabajo y venía distraído pensando en qué hacer. Pero no me haga caso, todo me ha salido mal hoy y... — Cubrió un poco sus ojos con su mano derecha entre sollozos. La retiró, miró a la mujer y dijo: — Ahora estoy aquí, desahogándome con usted y ni siquiera la conozco. — Sollozó y la mujer lo miraba sin decir nada, pero con una expresión comprensiva y atenta. Le pasó un pañuelo blanco que sacó de uno de los bolsillos traseros de su pantalón deportivo. Él lo recibió y limpió con él sus mejillas, nariz y ojos.
— No, si es por eso, es fácil... — Tendió su mano. — Dalia Hiddleston. — Se presentó, y él, entre lágrimas, tendió su mano también y la apretó un poco con la contraria, dejaron de hacerlo. — Además, ya nos conocíamos, ¿se acuerda? Me dio una champagne muy buena, por cierto…
— Bueno... Entonces yo soy Thomas Mikaelson.
— Un placer, Thomas...
— Así me demoré días, meses, no importa… Yo voy a acabar con la vida de Dalia Hiddleston. Y… Usted me va a ayudar.
— ¿Por qué... no mire... me dice que se está quedando sin trabajo? — Habló la mujer al regresar del auto y sacar de él su cartera de mano, abriéndola y sacando una pequeña tarjeta blanca con bordes en rojo. — O no sé... Entonces, pase por la oficina. — Le tendió la tarjeta y él la recibió. — Sí... Ahí vemos qué podemos hacer...
— Hiddleston Constructores... — Leyó la tarjeta él con una breve sonrisa y ella asintió. — Pero... — Rio un poco. — Yo no sé nada de construcción.
— Eso no... Solo cumpla con ir y hablamos.
— Bien... — Le sonrió.
— Yo... Permiso, cuídese mucho. — Le dijo entre una corta sonrisa, alejándose, dando la vuelta y caminando hacia la dirección del auto.
Cuando ella le dio la espalda, la sonrisa en el rostro de mirada esmeralda se desvaneció como espumas en aguas oscuras. Pero, esa misma al segundo volvió cuando la mujer volteó a verle desde la poca lejanía, y esta le sonrió de igual forma antes de volver a mirar hacia el auto, entrar en él, arrancar y dejarle atrás. Allí, mientras veía cómo el auto se alejaba, volvió a desvanecer su sonrisa entre una expresión de fastidio y odio. A su vez, examinó la tarjeta con su caligrafía cursiva, letras mayúsculas y tinta negra:
HIDDLESTON CONSTRUCTORES
Todo al alcance de tus manos.
Dalia Hiddleston.
— Todo va a salir como tenga que salir. Y con su ayuda, así será. —Viendo hacia la virgen hasta solo dejar de estar hincado y con un tono un tanto severo, dijo aquello, se dio la vuelta y sin más, después de persignarse, volvió al silencio, volvió a su rencor…
Sin mirar atrás…
Las Carreras de Motos, o bien el motociclismo, como habitualmente se le llama a esta disciplina, se ha dado a conocer como uno de los grandes eventos que actualmente existen, ya que este hace uso de las motocicletas deportivas o de sus diversas modalidades que se comercializan para estos eventos. Lo cierto es que una carrera de motos consta de ser un evento el cual consiste de los recorridos a ciertas distancias, es decir, que van de un lugar hacia otro en el menor tiempo posible, o bien al recorrer una mayor distancia de acuerdo a un tiempo predefinido, o pasar la distancia en el menor tiempo posible, cualquiera de estos deben ser seguidos de forma correcta por parte de los conductores quienes posteriormente serán premiados si llegan entre los primeros 3 lugares. Y, en este preciso momento, entre la arena, en medio del bullicio de la multitud, bajo las grandes carpas azules, y en la línea recta de motos de variados colores, se dio inicio a la carrera. Una pasión que muchas personas
La carrera había llegado a su fin. Lentamente, las personas se retiraban del lugar, dejando solo la arena atrás. Las motociclistas se habían agrupado en un solo punto, entregando sus motos, cascos y equipo. En ese mismo lugar, dos personas esperaban a la morena, quien se acercaba mientras el otro le preguntaba:— ¿Y? ¿Cómo estás?— ¿Cómo crees que estoy?— Bueno, ¿qué pasó, el embrague? —preguntó la rubia a un lado del trigueño.— Hoy el embrague, mañana los frenos, pasado no sé, cualquier otra cosa —respondió bruscamente mientras arrojaba su mochila a la parte trasera de su auto rojo.— Ay, amor, pero no te pongas así, no fue tu culpa —le dijo el de cabello vino tinto.— ¿De quién fue la culpa entonces? A mí no me importa, fui yo la que perdió, ¡fui yo! —Se señaló a sí misma, con enfado.— Bueno, sí... Pero tampoco es necesario que me hables así —contestó él mientras miraba hacia adelante y jugueteaba con los bordes de su abrigo negro, apoyado en el auto rojo.La morena suspiró al ve
The Mountain es la urbanización privada más lujosa y elegante de Londres, también conocida como el Beverly Hills de la Costa del Sol, debido a las villas más hermosas y el elegante estilo de la comunidad. The Mountain cuenta con servicio de seguridad 24 horas y consiste sobre todo de villas privadas. Propiedades en venta en Mountain tienen una gran demanda por la clientela internacional que busca exclusividad, seguridad y privacidad, mientras que al mismo tiempo están cerca del centro de la ciudad de Mountain, los servicios y la playa. En esta exclusiva urbanización residencial hay dos complejos de apartamentos, El Alfar y Lagos de Sierra. La renombrada escuela internacional Swans se encuentra justo al lado de Sierra y Mountain.En esa urbanización se hallaba viviendo cierta morena desde que tiene uso de razón y la misma que, se hallaba entrando junto al trigueño y a la rubia en el parqueadero —entrada de la misma — en el auto rojo de la rubia. El automóvil se detuvo abruptamente. D
— Mira, mamá, ahora no estoy de humor para uno de tus sermones, así que ahórratelos, por favor. — Entrando al despacho de su madre en el tercer piso, la morena declaró mientras se acercaba a ella. Su madre estaba sentada en una silla giratoria de color negro, detrás de un escritorio de madera de cedro. Estaba tomando un café y habló.— Bueno, pero ¿qué te pasa? Yo solo...— No, mamá, Jess y yo estamos buscando un nuevo patrocinio.— ¿Me estás escuchando? — Le preguntó su madre. — Cálmate, no te voy a dar ningún sermón. Por otro lado, ya sabía lo del patrocinio.— ¿Ah, sí? — preguntó, apoyando sus manos en el escritorio.— Sí.— Qué cosas... ¿Y tú, desde cuándo sabes cosas de mi vida o qué?— Siempre me ha interesado tu vida, aunque no lo creas o te parezca gracioso.— No, no es gracioso, es... sorprendente, más que todo. — Corrigió y se hizo un silencio entre ambos mientras su madre la miraba entreceñida.Un silencio que quedó atrás cuando la mujer, de mirada lapislázuli y apariencia
Era noche cerrada. El cielo estaba oscuro y apenas unas pocas estrellas se asomaban tímidamente entre la contaminación lumínica terrestre. Todo estaba envuelto en un profundo silencio, solo interrumpido por el murmullo de la noche y el susurro de los insectos nocturnos. Sin embargo, dentro de la imponente residencia en esa exclusiva urbanización, resonaban risas alrededor de la majestuosa mesa de cedro donde todos se encontraban, disfrutando de la cena.— Mamá, menos mal que tienes una empresa, porque como comediante no te ganarías la vida —comentó la morena mientras cortaba un trozo de carne de res y lo llevaba a su boca. El resto de los comensales estallaron en risas, incluyendo su esposo trigueño.La madre, entre risas, respondió:— Permíteme, perdona mi falta de talento humorístico. Parece que solo tú tienes un sentido del humor tan refinado como el noruego de tu padre. —Señaló al hombre, quien rio aún más.— Ay, tampoco tanto.— ¿Y qué culpa tengo yo?— En fin, no se te ocurra si
La escena se dividía en dos. En la primera, se encontraba "el de mirar esmeralda", sentado frente a un espejo en su habitación, completamente desnudo, peinando hacia atrás su cabello blanco, similar al color de las paredes de su cuarto. Tenía una expresión pensativa, calculadora, como si estuviera tramando algo, como era característico de lo que solía ocupar su mente. Por otro lado, en el rincón donde se hallaba el altar, Pepper yacía en el suelo junto a un largo papel amarillento con escrituras de oraciones y, lo más destacado, ajos. Arrojó los ajos sobre el papel y luego se persignó, siguiendo su ritual. Las escenas se entrelazaban; en un momento, regresábamos al escenario desnudo de pelinieve y, en el siguiente, volvíamos a estar con Pepper, quien, después de sus plegarias, sintió un repentino frío y el viento entró sin permiso por las ventanas del altar.La brusca intrusión del viento alarmó a Pepper.— Thomas... —susurró y, como movida por un impulso repentino, salió corriendo de
Es una empresa de soluciones de ingeniería y tecnología que brinda servicios de consultoría, interventoría o supervisión y gerencia de proyectos para múltiples sectores.Cuenta con un grupo capaz de aportar al desarrollo de sociedades y países, dando el primer paso en la prestación de soluciones integrales en: Consultoría e ingeniería, construcción de proyectos de energía eléctrica y soluciones tecnológicas.Ópera en el continente americano en: Colombia, Perú, Chile, Brasil, Estados Unidos y Trinidad y Tobago, con proyectos en más de 36 países y buscando siempre el desarrollo de proyectos en cualquier lugar del mundo. Su principal fin es apoyar e impulsar el desarrollo sostenible de infraestructura para sus clientes, mediante el conocimiento, el profesionalismo de todo el equipo, el rigor en el trabajo y la ética de cada integrante en su actuar.Las personas son el fundamento diario que hoy les permite consolidar alrededor de 60 años de historia, aportando al conocimiento técnico del
—Buenas…—Cristina, los papeles —dijo el joven, su voz resonando en el pasillo. A pocos metros de él, se hallaba Cristina, de tez trigueña y cabello ondulado negro, enfrascada en una breve lucha casi de broma, con el joven de cabello castaño, mientras sacaba unos documentos de un pequeño bolso con una expresión de urgencia. El joven, vestido informalmente con ropa negra, le arrebató los documentos con un gesto brusco y comenzó a revisarlos con una mirada impaciente.—Por Dios, aquí están los documentos, señorito.—¿Están completos? —preguntó él, con un tono ansioso.—Me imagino.—¿Cómo que me imagino? Por favor... —musitó él, frustrado, dejando a la joven atrás mientras comenzaba a caminar, con determinación, con los documentos en la mano.El ambiente en el pasillo era tenso, lleno de susurros y miradas furtivas. Las luces fluorescentes brillaban fríamente, reflejándose en los suelos pulidos.—Señor... —llamó una voz desde el otro extremo del pasillo. Un hombre de tez blanca se acer