La carrera había llegado a su fin. Lentamente, las personas se retiraban del lugar, dejando solo la arena atrás. Las motociclistas se habían agrupado en un solo punto, entregando sus motos, cascos y equipo. En ese mismo lugar, dos personas esperaban a la morena, quien se acercaba mientras el otro le preguntaba:
— ¿Y? ¿Cómo estás?
— ¿Cómo crees que estoy?
— Bueno, ¿qué pasó, el embrague? —preguntó la rubia a un lado del trigueño.
— Hoy el embrague, mañana los frenos, pasado no sé, cualquier otra cosa —respondió bruscamente mientras arrojaba su mochila a la parte trasera de su auto rojo.
— Ay, amor, pero no te pongas así, no fue tu culpa —le dijo el de cabello vino tinto.
— ¿De quién fue la culpa entonces? A mí no me importa, fui yo la que perdió, ¡fui yo! —Se señaló a sí misma, con enfado.
— Bueno, sí... Pero tampoco es necesario que me hables así —contestó él mientras miraba hacia adelante y jugueteaba con los bordes de su abrigo negro, apoyado en el auto rojo.
La morena suspiró al ver eso y se acercó a él.
— Perdón, perdón, no era contigo —acarició su cabello rojo y tomó su rostro con ambas manos—. De verdad, ¿sí? No era contigo —le dio un beso en la frente, aunque él carraspeó dejándose hacer, pero aun con una expresión de enojo.
Se alejó de él y se hizo el silencio, un silencio que rompió la rubia apoyada en la punta del auto.
— Bueno, ¿qué hacemos? ¿Vamos a comer algo? ¿Te llevo a tu casa...?
— Sí, sí, quiero irme de aquí, vámonos —respondió, tomando de nuevo su mochila y comenzó a caminar.
— ¿Eso también me incluye a mí? —preguntó el trigueño, y la morena lo miró de nuevo desde la corta distancia.
— Bueno, pero... ¿Vas a lidiar con mi genio o qué?
— Depende, dependerá de cuánto te duré —respondió, dejando el enojo atrás. Se acercó a ella, la tomó del brazo y, sin más, junto a la rubia, comenzaron a caminar fuera del lugar…
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Todas las ciudades se dividen en barrios, y en algunos de ellos, es necesario extremar las precauciones y actuar con cuidado. En ciertas zonas, la presencia de delitos relacionados con drogas y la difícil situación de sus habitantes son una constante amenaza para los residentes. Y esto no es diferente en el barrio donde reside un hombre de mirada esmeralda.
"The Underground" es un barrio de Post, conocido por su alta conflictividad. Se considera una zona poco segura debido a la gran cantidad de chabolas que la componen. Los apartamentos carecen de servicios básicos, ya que ni siquiera los trabajadores de la limpieza o los instaladores de telefonía se atreven a ingresar sin protección policial. La venta de drogas, las agresiones, los tiroteos entre bandas y las trágicas muertes de personas de todas las edades son lamentablemente comunes. Sin embargo, a pesar de este oscuro panorama, el barrio tiene sus propios encantos: un ambiente un tanto libertario, puestos de comida rápida y la risa de los pocos niños valientes que se aventuran a jugar cerca de la Casa Deportiva del barrio. La venta de flores, hombres y mujeres luchando por sobrevivir y mantener una sonrisa en sus rostros; todo esto contribuye, en cierta medida, a la relativa paz que se puede encontrar en el lugar. Y en medio de este barrio, en este momento, se desarrolla una discusión entre un hombre y una mujer.
— Selena, debes decidir si quieres a Thomas o a mí —afirmó el hombre con mirada verdosa, cuestionando a su compañera.
— Mariano, ¿de qué estás hablando? Ya te he elegido a ti —respondió Selena mientras caminaba tras él, intentando alcanzarlo.
— ¡Claro, cómo no! Mientras no esté mirando, tú estás detrás de él.
— Mira, solo le pregunté por un trabajo que conseguí gracias a él, Mariano, eso es todo —explicó Selena mientras cruzaban una cancha un tanto descuidada, pero sus palabras no parecieron convencer al rubio, lo que quedó claro por su resoplido.
— Deja de tomarme por tonto, Selena —Mariano se volvió hacia ella y la señaló—. Maldición, dejé a Hailey por ti, y mira lo que estás haciendo —gruñó y bramó en un pequeño salto de frustración.
— Ven aquí, por favor, cálmame —rogó Selena.
— Suelta, Selena —le pidió Mariano, y ella finalmente accedió a regañadientes.
— Te lo diré con sinceridad —comenzó Selena, poniendo sus manos en una especie de posición suplicante mientras miraba a los ojos de Mariano.
— Claro, claro —resopló Mariano con cinismo.
— Puedo sacar a Thomas de mi cabeza, pero necesito que colabores un poco y dejes de sentir celos. Ven, dame un poco de cariño —Selena se acercó y dejó besos en el cuello de Mariano.
— No, no, no —Mariano la apartó y cruzó los brazos—. Selena, prométeme que no volverás a ver a Thomas.
— ¿Ves lo que digo sobre los celos? —respondió Selena con frustración.
— ¿Ves? ¿Ves? No quieres hacer nada —le dijo Mariano y comenzó a caminar, pero, al tiempo, Selena lo detuvo—. A ver… Prométeme que no lo volverás a ver o de plano, no me volverás a ver a mí —con un dedo al aire, señalándole, le pidió, sentenció.
— Bien… Bien —tomó su mano y dejó un beso en el mismo. Lo soltó y agarró de su pecho en sí, el escapulario que allí tenía—. Mira… Por esta… —dejó un beso en lo que agarraba—. Que no vuelvo a buscar a ese patialegre, ¿contento? —le preguntó y el contrario solo se quedó en silencio, echando su cabello rubio hacia atrás—. ¿Un beso a la reina? —le dijo después de un rato y sin más, el rubio, como respuesta al ella tomarle del cuello, le plantó un beso, quedando allí, arreglada, la discusión.
Otra vez…
The Mountain es la urbanización privada más lujosa y elegante de Londres, también conocida como el Beverly Hills de la Costa del Sol, debido a las villas más hermosas y el elegante estilo de la comunidad. The Mountain cuenta con servicio de seguridad 24 horas y consiste sobre todo de villas privadas. Propiedades en venta en Mountain tienen una gran demanda por la clientela internacional que busca exclusividad, seguridad y privacidad, mientras que al mismo tiempo están cerca del centro de la ciudad de Mountain, los servicios y la playa. En esta exclusiva urbanización residencial hay dos complejos de apartamentos, El Alfar y Lagos de Sierra. La renombrada escuela internacional Swans se encuentra justo al lado de Sierra y Mountain.En esa urbanización se hallaba viviendo cierta morena desde que tiene uso de razón y la misma que, se hallaba entrando junto al trigueño y a la rubia en el parqueadero —entrada de la misma — en el auto rojo de la rubia. El automóvil se detuvo abruptamente. D
— Mira, mamá, ahora no estoy de humor para uno de tus sermones, así que ahórratelos, por favor. — Entrando al despacho de su madre en el tercer piso, la morena declaró mientras se acercaba a ella. Su madre estaba sentada en una silla giratoria de color negro, detrás de un escritorio de madera de cedro. Estaba tomando un café y habló.— Bueno, pero ¿qué te pasa? Yo solo...— No, mamá, Jess y yo estamos buscando un nuevo patrocinio.— ¿Me estás escuchando? — Le preguntó su madre. — Cálmate, no te voy a dar ningún sermón. Por otro lado, ya sabía lo del patrocinio.— ¿Ah, sí? — preguntó, apoyando sus manos en el escritorio.— Sí.— Qué cosas... ¿Y tú, desde cuándo sabes cosas de mi vida o qué?— Siempre me ha interesado tu vida, aunque no lo creas o te parezca gracioso.— No, no es gracioso, es... sorprendente, más que todo. — Corrigió y se hizo un silencio entre ambos mientras su madre la miraba entreceñida.Un silencio que quedó atrás cuando la mujer, de mirada lapislázuli y apariencia
Era noche cerrada. El cielo estaba oscuro y apenas unas pocas estrellas se asomaban tímidamente entre la contaminación lumínica terrestre. Todo estaba envuelto en un profundo silencio, solo interrumpido por el murmullo de la noche y el susurro de los insectos nocturnos. Sin embargo, dentro de la imponente residencia en esa exclusiva urbanización, resonaban risas alrededor de la majestuosa mesa de cedro donde todos se encontraban, disfrutando de la cena.— Mamá, menos mal que tienes una empresa, porque como comediante no te ganarías la vida —comentó la morena mientras cortaba un trozo de carne de res y lo llevaba a su boca. El resto de los comensales estallaron en risas, incluyendo su esposo trigueño.La madre, entre risas, respondió:— Permíteme, perdona mi falta de talento humorístico. Parece que solo tú tienes un sentido del humor tan refinado como el noruego de tu padre. —Señaló al hombre, quien rio aún más.— Ay, tampoco tanto.— ¿Y qué culpa tengo yo?— En fin, no se te ocurra si
La escena se dividía en dos. En la primera, se encontraba "el de mirar esmeralda", sentado frente a un espejo en su habitación, completamente desnudo, peinando hacia atrás su cabello blanco, similar al color de las paredes de su cuarto. Tenía una expresión pensativa, calculadora, como si estuviera tramando algo, como era característico de lo que solía ocupar su mente. Por otro lado, en el rincón donde se hallaba el altar, Pepper yacía en el suelo junto a un largo papel amarillento con escrituras de oraciones y, lo más destacado, ajos. Arrojó los ajos sobre el papel y luego se persignó, siguiendo su ritual. Las escenas se entrelazaban; en un momento, regresábamos al escenario desnudo de pelinieve y, en el siguiente, volvíamos a estar con Pepper, quien, después de sus plegarias, sintió un repentino frío y el viento entró sin permiso por las ventanas del altar.La brusca intrusión del viento alarmó a Pepper.— Thomas... —susurró y, como movida por un impulso repentino, salió corriendo de
Es una empresa de soluciones de ingeniería y tecnología que brinda servicios de consultoría, interventoría o supervisión y gerencia de proyectos para múltiples sectores.Cuenta con un grupo capaz de aportar al desarrollo de sociedades y países, dando el primer paso en la prestación de soluciones integrales en: Consultoría e ingeniería, construcción de proyectos de energía eléctrica y soluciones tecnológicas.Ópera en el continente americano en: Colombia, Perú, Chile, Brasil, Estados Unidos y Trinidad y Tobago, con proyectos en más de 36 países y buscando siempre el desarrollo de proyectos en cualquier lugar del mundo. Su principal fin es apoyar e impulsar el desarrollo sostenible de infraestructura para sus clientes, mediante el conocimiento, el profesionalismo de todo el equipo, el rigor en el trabajo y la ética de cada integrante en su actuar.Las personas son el fundamento diario que hoy les permite consolidar alrededor de 60 años de historia, aportando al conocimiento técnico del
—Buenas…—Cristina, los papeles —dijo el joven, su voz resonando en el pasillo. A pocos metros de él, se hallaba Cristina, de tez trigueña y cabello ondulado negro, enfrascada en una breve lucha casi de broma, con el joven de cabello castaño, mientras sacaba unos documentos de un pequeño bolso con una expresión de urgencia. El joven, vestido informalmente con ropa negra, le arrebató los documentos con un gesto brusco y comenzó a revisarlos con una mirada impaciente.—Por Dios, aquí están los documentos, señorito.—¿Están completos? —preguntó él, con un tono ansioso.—Me imagino.—¿Cómo que me imagino? Por favor... —musitó él, frustrado, dejando a la joven atrás mientras comenzaba a caminar, con determinación, con los documentos en la mano.El ambiente en el pasillo era tenso, lleno de susurros y miradas furtivas. Las luces fluorescentes brillaban fríamente, reflejándose en los suelos pulidos.—Señor... —llamó una voz desde el otro extremo del pasillo. Un hombre de tez blanca se acer
En la colina del barrio The UnderGround, se erigía una pequeña casa algo dejada, cuyo interior parecía tan olvidado como sus habitantes. Timothe, de tez un tanto morena, estaba terminando de arreglarse para su trabajo como enfermero, un empleo que le exigía mucho más de lo que el salario reflejaba. Mientras ajustaba su uniforme, se oyó el familiar crujido de la puerta de entrada: Selena había llegado. Ella, como siempre, se sentó sin pedir permiso en la mesa opaca de madera de la cocina, comiéndose un plátano con la misma confianza de quien está en su propia casa.—Timothe, usted me está mintiendo a mí. Decíme la verdad, pues. ¿Él tiene otra o no? —exigió Selena, señalándolo con un dedo acusador. Sus ojos brillaban con una mezcla de frustración y desesperación, buscando respuestas.Timothe respiró hondo, preparándose para responder, pero la voz firme de Pepper resonó desde el fondo de la casa, cortando el aire como un cuchillo.—¿Quién llegó? Ah... la muerta de hambre de Selena, ¿no?
La morena salió por completo de la oficina, sus tacones resonando en el pasillo mientras caminaba hacia el otro extremo. Se detuvo y se asomó con cautela, esperando que Justin se fuera. El teléfono en el escritorio de Justin sonó, interrumpiendo el silencio tenso del corredor.—Sí, sí, señora, ya se lo llevo —dijo Justin, colgando el teléfono bruscamente. Tomó varios documentos y se puso de pie, lanzando una mirada fugaz y despectiva al pelinieve antes de entrar a la oficina.El pelinieve, con un suspiro de frustración, viró los ojos, aunque Justin no pudiera verlo, quedando solo en el pasillo por unos instantes.—Nunca me dijiste que venías buscando a la Doctora Hiddleston —la voz de la morena, suave, pero firme, rompió el silencio mientras se apoyaba en uno de los pilares cercanos.El pelinieve, al verla, soltó otro suspiro, esta vez de fastidio, y respondió:—¿Por qué tengo que decirte lo que hago o dejo de hacer?—Porque si fueras un poco más amable, podría haberte ayudado —contes