-¡Soy tu hermana! ¿Cómo puedes hacerme esto? Su lloriqueo al final de la pregunta quizá en otro tiempo me habría ablandado. Ahora mismo no podía sentir ni una pizca de simpatía. -Contesta. - Repetí. - ¿Es o no es cierto lo que acaba de decir Bianca? Trató de liberarse sin éxito. Entonces sacó sus garras y fue directa a mi cuello. De pronto Gail estaba a mi lado sujetando esas garras que, de todas formas, yo habría esquivado y ambos lo sabíamos. Aún así agrdecía la ayuda. -Ni se te ocurra tocar a la Luna Suprema. - Gruñó en voz alta mortalmente. Ella miró con incredulidad a mi amigo. -¡No me toques con tus asquerosas...! No terminó de hablar porque estaba ocupada gritando de dolor. Gail le había roto uno de sus dedos. Jeremias gruñó enojado, pero no tenía nada que hacer contra Liam. -La Luna Suprema te ha dado una orden. - Dijo Gail sin inmutarse. - Aún te quedan extremidades con las que puedo jugar si no quieres responder... -¡Dijeron que esto era un ju
A mí me tomó un segundo y medio reaccionar. Mi cuerpo se movió solo para quitar a Lina del camino porque, en el fondo, seguía queriendo a mi hermana. Ella cayó al suelo con fuerza. Tristemente no pude esquivarlo por completo. Las garras de Jeremias impactaron en mí desde mi hombro hasta mi cintura; aunque solo rozaron un poco, mi ropa quedó hecha trizas y mi piel comenzó a sangrar. Miré hacia abajo. No era una herida muy profunda, pero se veía mal. Los espectadores perdieron el aliento o chillaron por la escena. "¡Iris!" Detuve con un gesto a mi pareja. No quería que interviniera aún. Además, mi ex manada se había puesto aún más nerviosa y alguien tenía que contenerlos. -¡¿Estás jodidamente loco?! ¡Casi me atacas a mí!- Gritó Lina indignada desde el suelo. -¡El ataque iba para ti, jodida loba asquerosa!- Gruñó Jeremias. - No te preocupes, no fallaré una segunda vez. No sé por cuál motivo estaba más impresionada: Porque al parecer Jeremias pensaba que podía
En cuanto las palabras salieron de su boca, se escuchó un gemido tan grotesco que, por un momento, todos en el claro se paralizaron. Yo miré hacia allí.Un animal herido de muerte.Jeremías aullaba y se retorcía mientras la multitud que antes lo golpeaba ahora no sabía qué hacer.Lo comprendí. Si lo que Alderik le había dicho a Liam era cierto, entonces Nuestra Gran Madre lo estaba guiando hacia su pareja destinada al dejarlo estéril e impotente. Sin embargo él decidió tomar a Lina en una segunda oportunidad; claramente ella no era su pareja destinada ya que pudo decir las palabras de rechazo con demasiada facilidad, así que desperdició su segunda marca en mi hermana y ahora... bueno, Nuestra Gran Madre al parecer había decidido aumentar su guía para que eligiera correctamente.Después de unos segundos el lobo calló de repente. El silencio después de eso fue ensordecedor.-Mierda. - Susurró Gail.Lo miré regresando mi atención a nuestra pequeña burbuja.Lina parecía estar convulsion
La cabeza del Alfa Ayax rodó por la alfombra ante los ojos atónitos de todos. -Mató... ¡Mató a su padre! - Gritó una de las lobas de mi manada que sostenía mi velo. -¡Corre! ¡El yer... yerno mató a su suegro! Los invitados corrían en todas direcciones, los gritos resonaban por toda la sala. Me sorprendió ver a mi nueva pareja sacudiendo sus garras para limpiar los restos sangrientos de ellas, por lo que me quedé quieta en un primer momento. A mí lado, mi hermana menor tembló de miedo. -¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ MATÓ A MI PAPÁ, POR QUÉ?! -Grité en cuanto me recuperé de la impresión. El me miró con una sonrisa siniestra. -¿Por qué? No hay razón, lo maté porque quise. Jeremías se lamió la sangre de sus garras sin apartar la vista de mis ojos. -Ahora te toca a ti, mi querida Luna. Di un tembloroso paso atrás, pero no había hacia dónde correr. -¡Guardias! ¡Guardias! Grité y apreté con fuerza la mano de mi hermana. Pero nadie me contestó, todo se volvió en caos. Mi
Algo húmedo corría por mi cara. Sentía el peso de algo aplastandome. Yo... podía sentir. Creo que eso era indicativo de que no estaba muerta, ¿No es así? Entonces, era tiempo de sobrevivir. Poco a poco reuní información de mi entorno sin abrir los ojos. El sonido de algo siendo arrastrado seguido de algo al ser arrojado... y más peso sobre mi cuerpo. -¡¿Qué demonios están haciendo?! ¡Ya están muertos! ¡Háganlo más rápido! Después de un par de respiraciones lentas que me costaron toda mi fuerza de voluntad para no inhalar como si fuera mi última bocanada de aire, abrí solo un poco los ojos. Tuve que controlarme nuevamente para no gritar. Un lobo se encontraba rociando algo sobre la pila de cuerpos en la que me encontraba. La antorcha en su otra mano me dió una idea aproximada de lo que iba a hacer a continuación. -¡Más deprisa! ¡El Alfa no perdonará la vida de los holgazanes! Giré levemente el rostro y ví a un par de mujeres y hombres de mi manada que se apresuraban a cumpli
Quizá fueron los diez minutos más largos de mi vida. Estaba tan débil que incluso mantenerme despierta era una proeza. Cada sonido, por pequeño que fuera, me ponía nerviosa y sentía el corazón salirse de mi pecho. Así que cuando la pareja llegó en sus pieles de lobo, casi me da un infarto. Abi mordisqueó suavemente mi mano y señaló hacia la entrada de la manada. -Lo siento. - Graznó con apenas voz. - No puedo moverme. Su pareja se transformó en ese instante y volvió a cogerme en brazos. -Vamos, antes de que sigan nuestro olor. Y así fue como salimos de la manada en medio de la sombra de la noche. -¿Qué... qué sucedió? - Pregunté en un susurro. Gail apretó los dientes. -A nosotros, los guardias, se nos ordenó patrullar las fronteras. Alfa Ayax dijo que estuviéramos atentos a cualquier peligro viniendo de la manada Black. - Su rostro se oscureció aún más. - Solo sus guardias personales estuvieron presentes en la unión, fue por ello que nos tardamos en averiguar qué era lo que
Abi había muerto.No sabía los detalles ya que el único que podría ayudarme se encontraba tirado en el bosque a mi lado.Las lágrimas comenzaron a nublar mi vista, pero con el peligro tan cerca de nosotros ni siquiera me animaba a maldecir.No por temor a que me encontraran a mí, sino porque no dejaría que su pareja muriera cuando ambos me ayudaron a escapar. Jamás deshonraría a mi amiga de ese modo.Traté de levantarme un par de veces y logré sostenerme a duras penas. Arrastré los pies hacia el cuerpo de Gail y luego miré lo que nos rodeaba. Tenía que escondernos de alguna forma y rezar por un milagro porque estaba segura de que no tendríamos ayuda. No había ninguna cueva, no escuchaba ningún río y no sabía a qué distancia habían encontrado a Abi. Seguí mirando a mi alrededor y llegué a la conclusión de que tendríamos que escalar un árbol y permanecer ahí hasta que Gail se despertara y me pudiera decir si había peligro.Primero tenía que despistar a los perseguidores, así que me qui
No terminamos nuestro luto porque quisiéramos, sino porque aún no nos encontrábamos lo suficientemente lejos como para estar a salvo. No creía que supieran que estaba viva, pero era mejor mantenerlos en las sombras sobre eso. Así que, por precaución, debíamos seguir avanzando. Tratamos de pescar algo para comer antes de que él se transformará en lobo y se metiera al río directamente a sacar algunos peces en su forma de lobo. -Necesitas comer. - Dijo cuando salió de ahí y me dió todos los peces. - No podrás transformarte si te encuentras débil. ¿Ya decidiste nuestra ruta? No podemos seguir corriendo a ciegas. Asentí. -Hay una manada en los límites del continente que… -¡¿Qué?!, ¡¿Quieres ir a Colmillos de Sangre?!, ¡¿Has perdido tu mente, mujer?! Me encogí de hombros mientras clavaba en un trozo de madera uno a uno los pescados. Su reacción era de esperarse. Colmillos de Sangre era, por mucho, la manada más siniestra y sangrienta del Continente. No por nada era el hogar del Alfa