Capítulo 32. Inesperadas revelaciones.

Castell hizo una pausa y su mirada se oscureció mientras recordaba el dolor que había sentido en su corazón desde aquel fatídico día.

—Mendiola, hay algo que nunca he podido dejar atrás —comenzó, con un ligero temblor en la voz. —Hace algunos años, Francesco Lombardo mató a mi esposa a quemarropa. Ella abrió la puerta de nuestro apartamento y el disparo que estaba destinado para mí la alcanzó a ella. En ese momento, estaba embarazada de gemelos.

Mendiola, que ya conocía la historia, sintió una punzada de tristeza al ver el sufrimiento en el rostro de su amigo.

—Lo siento, Castell. No hay palabras que puedan aliviar ese dolor.

—No, no las hay —respondió Castell, con la mirada perdida en un punto distante. —Es por eso que estoy tan enfrascado en acabar con la organización Lombardo. Les debo esto a la memoria de mi esposa y de mis hijos que nunca llegaron a nacer. Cada día que pasa sin que paguen por lo que hicieron es un día más que me alejo de ellos.

Elisa, que seguía escuchando desde
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo