Capítulo 40. Alegría.

El doctor entró en la habitación sonriendo, seguido de Norah, que acababa de llegar.

—Buenas noticias, Abigail —anunció el doctor. —Ya puedes irte a casa. Todo está bien contigo y con los bebés.

Max sonrió al escuchar la noticia y se acercó a Abigail, tomando su mano con ternura.

—Gracias, doctor —dijo Max, sintiéndose aliviado.

—Voy a preparar el alta formalmente —respondió el doctor, asintiendo antes de salir de la habitación.

Norah se acercó a Abigail, con una sonrisa iluminando su rostro.

—¡Qué alegría! Vamos a arreglarte para que puedas salir de aquí —dijo Norah, mientras Rose entraba con una bolsa llena de cosas.

—Sí, vamos a hacer que te veas espectacular —añadió Rose, ayudando a Abigail a levantarse de la cama.

Entretanto, Max se quedó en un rincón de la habitación, pensativo. Su mente estaba llena de preocupaciones sobre su esposa y la misteriosa conexión con Damon Castell. No podía sacudirse la inquietud que sentía, preguntándose qué secretos podrían estar ocultos entre ello
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