CAPITULO 24

Le sonreí a Joel y le hice señas que nos fuéramos al dormitorio, al subir y entrar a mi habitación cerré la puerta, abrí la bolsa y saqué un empaque sellado estilo plato, al abrirlo es tierra comestible. Tomó el cubierto que traía y comí hasta saciar mi deseo, qué rico lo sentí, el olor es exquisito, comí hasta quitarme el antojo.

El pequeño hacía cara de repulsión al verme comer la tierra, yo le hacía cara de complacida y sonreíamos juntos. Él me complació con ir a buscar mi antojo, me puse las manos en mis mejillas al sonreír como tonta. Al llegar la tarde salí e hice desaparecida la bandeja donde venía la tierra, a modo que nadie se diera cuenta de su existencia. Cuando voy de regreso miré a ambos hombres hablando en la sala muy cordialmente, eso me daba a entender que todo está bien entre ellos, algo raro y sospechoso a la vez.

—Aún no llegan los exploradores. —mencioné, interrumpiéndolos, ambos me voltean a ver, Harold se puso de pie para ofrecerme el asiento—Gracias.

—Te veo
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