En eso tocan la puerta, haciendo que Vicky se asuste, él la abraza más fuerte, para que se calme, siente que los nervios los tiene de punta. Nelson se levanta y abre la puerta con toda normalidad, su mujer no quiere que nadie lo sepa, aun así, que guardara el secreto por los momentos.—¡¡Mamá, mamita como te sientes!! —entra Julie asustada y preocupada por su madre.—Hija, estoy bien, solo fue que no desayune bien. Tuve un leve desmayo.—Me asusté mucho, que te dijo el doctor que era.—Hasta mañana lo sabremos, hija, tu madre y yo iremos a la clínica. —interviene su padre en la plática.—¿Tan grave es? —indago, Julie, muy preocupada.—No cariño, son exámenes de rutina, el doctor sospecha que ha de ser anemia, no más. —le explico Vicky, para tranquilizarla.—¡¡Iré contigo, no estaré tranquila hasta que vea los resultados!!—¡¡No!! —gritaron sus padres al mismo tiempo, dejándola sorprendida por la coordinación que ambos tuvieron.—¿Qué pasa?—Es que queremos que te hagas cargo de la ofi
**JULIE**En el parqueo cuando vamos a tomar los respectivos autos mi padre le da un abrazo a mi madre, ahora estoy más confundida, los miro muy alegres, será que era falsa alarma, ojalá eso sea. No creo que sea lo que he estado meditando, eso espero, quiero que ella este sana.—Que te dijo mi padre en el hospital. —cuestiono a Harold, cuando enciende el auto.—Pronto lo sabrás, no seas tan curiosa, a ellos les toca dar la noticia.—¡Que noticia, no me asustes! Acaso es algo malo.—Mujer, eres muy intensa, tranquila, todo está bien, quien me preocupa, eres tú con esa gastritis, de ahora en adelante me encargaré que comas bien. Nunca más te saltarás una comida, te quiero, sana y a mi bebe también.—No es para tanto, lo importante que nuestro hijo está bien.—¡Qué bonito se escuchó eso!—¿El qué?—Como lo dijiste “nuestro hijo”—Es nuestro hijo, tontito. Me haces sonrojar con lo que dices.—Quiero que estemos juntos, amor. —otra vez con eso. —Ya lo hablamos, cariño, no quiero pelear co
*HAROLD*Salió del ascensor y se fue velozmente hacia su auto, me quede viéndola, no sé qué hice mal esta vez, me cuesta comprenderla, juraría que parecía celosa, pero ni que me hubiera estado besando con mi amiga. Con Leticia y Azucena éramos bien unidos, ellas son como mis hermanas, aunque perdí a una de ella, no le veo nada de malo, la cercanía que tengo con una vieja amiga.—¿Quién era la chiquilla? —me pregunta Azucena al llegar al piso nuevamente, ella está recostada en la puerta.—Mi novia. —por no decirle mi mujer, no quiero malos entendidos con Julie, después.—Tú que… No puede ser, eso no te lo puedo creer, bueno, lo de Leticia es pasable, ¡¡pero esa niña!!, no, sinceramente tienes problemas, te llevaré al doctor, vas de mal en peor.—¡Que tiene de malo! Ella es linda y me quiere mucho, yo también la amo.—Todo, es que acaso no vez, esa es una chiquilla, no está a tu altura, no duraras con ella, ya verás porque te lo digo, eres un hombre de alto rango, tú necesitas una mujer
Mi cabello en ondas cubre mi rostro, ellos entran sonriendo, miro que él es amable con ella y muy caballeroso, ella se guinda del brazo de él, eso me pone muy triste, hace que me imagine cosas y mi mente vuele, ella recuesta su cabeza en el hombro de él, ya que son casi del mismo tamaño. Me siento la mujer más tonta que puede haber, no sé por qué me estoy ocultando, me dan ganas de empujarlo para que se dé cuenta de mi presencia, pero en vez de hacer eso me quedo inmóvil.—En que piso nos toca trabajar, cariño. Te diré que estoy muy emocionada de estar contigo de nuevo. —escucho que le dice ella a él, yo casi soy invisible, los dos están en una especie de burbuja que ignoran mi presencia.—El tercer piso, Samy te enseñará tu oficina de trabajo. Siéntete cómo en tu casa, siempre cuenta conmigo para lo que sea.—No, no, no, yo me mudaré a tu oficina, ahí le pediré que me ponga mis cosas, sabes que mi trabajo es contigo y entre más cerca estamos es mejor, ¿no te parece?—En parte tienes
*HAROLD*Esta mañana estuve poniendo al día a Azucena, se nota que es muy inteligente para los negocios. Salgo de la oficina para traer unas tazas de café. Mi mirada la recorre toda. Se ve bien linda con ese vestido. Sin embargo, no pude. Bisbisándome al oído que había un gran problema, eso me preocupo, porque ahora que la señora Vicky no está en la empresa, no quiero tener que recurrir a ella y peor en su estado.—¿Cuál es la emergencia, que no podías esperar?—¡Es algo que tienes que ver con tus propios ojos! —agarré el folder que me entrega, en efecto es un grave problema.—¡Este es un inconveniente!, lo contactaré de inmediato.Inmediatamente, me comunico con el cliente quién se queja de ser estafado, ya que la propuesta decía un precio y al llegar el cobro fue uno diferente, ¡No sé qué demonios pasó! Me disculpé y le di mi palabra que investigaría el caso, él dijo que confiara en mi palabra, después de terminar la llamada, salgo al pasillo y miro la secretaria de Julie. Le pregun
*HAROLD*Soy un completo idiota, como pude hacer tantas pendejadas a la mujer que amo con todo mi corazón, la verdad que ella tiene toda la razón, no tengo ni palabras como defenderme. Pero ahora, si me toca rogarle, lo haré.—¡Lo siento! Te amo mucho, no me di cuenta de que te hacía daño, te juro por nuestro hijo que tú eres la única mujer que me complementa, jamás te dejaré ir de mi lado.—Ella me dijo que me apartara, al parecer está enamorada de ti.—Pero yo te amo a ti, ella únicamente es una amiga de infancia, nada más, mírame cariño, te digo la verdad, tú eres mi mundo, por ti soy capaz de todo.—¡Me lo juras! Es que tú me has ignorado desde que esa mujer llego.—Tienes toda la razón, amor, creo que todo esto es un malentendido, y tú que tienes con ese tipo que te trajo a casa.—Es hijo del cliente, nuestro nuevo cliente ¿lo recuerdas?, él fue amable conmigo, después de qué esa mujer me dijo esas cosas en el baño me sentí mal.—¡¿Qué cosas, te gusta él?!—Qué tonteras dices, ap
Lo volteo a ver, para ver a qué señorita se refiere, mi corazón late rápido, será que ella… en eso miro que el hombre me sostiene del brazo, mi corazón se detiene por un instante. A tomarme en brazos iba el empleado, esto es humillante.—¿Qué haces? Suelta a mi mujer, ayuda a la señorita Azucena. —siento que vuelo por los aires, él me suspende en sus enormes brazos y me lleva a la oficina y me acostó en el sofá. Lo miro que toma un vaso y lo llena de agua, me lo ofrece — Te sientes mejor, quieres que vayamos al médico. No te duele nada.—Estoy mejor. —si fuera actriz me llevo un Óscar— Solamente descansaré un momento. Son mareos normales por el embarazo.—Vámonos, te llevaré a descansar a mi apartamento.—No es necesario, ya se me pasó, no te preocupes.En eso escucho que tocan la puerta de mi oficina, Harold abre la puerta y miro a la víbora parada, al parecer no le dolía el pie. Con cara de yo no fui, hace que no puede dar un paso, y se sostiene del brazo de él, esta mujer es un hue
Le saludo con afecto, aun en la cama, y Harold nunca había experimentado tal felicidad como lo experimenta en su compañía. La ama mucho, ahora podía ver más resaltado el vientre donde crece su bebé. Lo acaricia lo más que pueda, ya que no tiene la suerte de hacerlo a diario, por el hecho de que su mujer no se lo permite en público.Ambos se alistaron para salir del hotel, ella ya sabe que pronto llegara a la empresa, Azucena, eso ya no le importa, porque ella está segura de que Harold la ama. Al llegar a la empresa, los dos reían sin motivo, él la dejo frente a su oficina, dándole un beso en la boca, frente a la secretaria, quien sonrió apenada.Harold no deja de sonreír y ver a su mujer, desaparecer de su vista, solo al recordar la noche anterior, de lo bien que la pasaron, haciendo de las suyas con ella, con su mujer, hacer el amor es algo delicioso, algo que no había experimentado antes y lo que más le gustaba que ella aprendía con él.—¡¡Llegue!! —Harold no se dio cuenta de que Az