CAPITULO 38

Le saludo con afecto, aun en la cama, y Harold nunca había experimentado tal felicidad como lo experimenta en su compañía. La ama mucho, ahora podía ver más resaltado el vientre donde crece su bebé. Lo acaricia lo más que pueda, ya que no tiene la suerte de hacerlo a diario, por el hecho de que su mujer no se lo permite en público.

Ambos se alistaron para salir del hotel, ella ya sabe que pronto llegara a la empresa, Azucena, eso ya no le importa, porque ella está segura de que Harold la ama. Al llegar a la empresa, los dos reían sin motivo, él la dejo frente a su oficina, dándole un beso en la boca, frente a la secretaria, quien sonrió apenada.

Harold no deja de sonreír y ver a su mujer, desaparecer de su vista, solo al recordar la noche anterior, de lo bien que la pasaron, haciendo de las suyas con ella, con su mujer, hacer el amor es algo delicioso, algo que no había experimentado antes y lo que más le gustaba que ella aprendía con él.

—¡¡Llegue!! —Harold no se dio cuenta de que Az
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