—No cariño, yo no… —me interrumpo a mi mismo cuando veo pasar a Cecilia—. ¿Cocinaste? —le pregunto.—No señor, fue la señora Bennette, es muy terca —me confiesa.Hannah me ve confundida y yo le agradezco a Cecilia por intentar, luego me voy al comedor y encuentro a Isabel acomodando los platos en la mesa.—Me alegro de que hayan llegado —se incorpora y nos ve con una sonrisa.—¿Qué hiciste, Isabel? Te dije que descansaras —cubro mi rostro con una mano.—Solo quiero agradecerles por dejarme vivir con ustedes temporalmente —se explica.—¿Qué? —dice Hannah y me ve con enojo.—Cariño… —me interrumpe.—Me has pedido que nos casemos, pero no parecemos un equipo, tomas decisiones sin involucrarme, ¿Acaso no soy importante para ti? —se enoja, nuevamente.Ella no me permite responderle y se disculpa con Isabel para que no piense que es con ella el asunto, es conmigo, luego se va a la habitación y cierra la puerta con fuerza.—Lo siento César, yo no quise causar problemas, debí pregun
Isabel no alcanzaba la servilleta y yo reacciono del transe que tiene ese pecho, le alcanzó la servilleta y le cubro el pecho, luego ella lo sostuvo, veo rápidamente a Hannah y espero que no note que se me ha parado. Me siento mal y culpable, es mi cuñada, ¿Qué te pasa? Recojo otra servilleta y se la paso a Hannah. Tal vez se me ha parado por Hannah, o sea, tiene su cara llena de leche.—Lo siento tanto Hannah, de verdad —dice Isabel en lamentación.—No te preocupes, más bien deberías estar orgullosa, ya que hasta tu leche materna sabe bien —Hannah se ríe probando un poco de lo que le ha caído en la cara, luego quita el resto con la servilleta.Todos nos reímos de ello, aunque al principio Isabel estaba avergonzada.—Se ha dormido —dice Isabel y se acomoda el pecho, finalmente lo cubre—. Voy a acostarlo.Retira su silla y se levanta para irse, Hannah me ve y siento su mirada encima.—¿Qué pasó Don caballero? Pensé que te ibas a ofrecer a llevar el niño —Hannah me conoce perfecta
En la mañana, al despertar, me levanto como siempre al lado de mi prometida, mientras ella se arregla, yo acomodo la cama y luego me arreglo yo. Al bajar al comedor está todo muy tranquilo, pero mi paz se acaba cuando veo a Isabel sirviendo la comida.—Isabel, entiendo que quieras agradecernos, pero por favor, necesitas descansar, ya basta de actuar como una empleada —le digo en un tono molesto—. Lo que deberías hacer es encargarte del niño.—Quiero aportar algo nada más —vuelve a explicarme.—¡Que no! —le grito asustándola y me retracto—. Que todo lo que hago es de corazón, no por algo a cambio.—¿De corazón? No, dijiste que era por tu hermano y bueno, si lo haces por él, necesito agradecer que… —la interrumpo.—Lo hago por él, por el daño que te causó —le explico.Logro callarla, termina de servir lo que tenía en sus manos, le pido que se siente y ella hace caso en silencio, parece que he tocado su punto débil, trato de tomar su mano y pedirle perdón, ya que seguramente no es
Asiento con delicadeza y trato de no ser duro con ella.—¿Por qué no me hiciste caso Isabel? Tenías que descansar —no puedo evitar frustrarme—. ¿Acaso tengo que quedarme en casa para cuidarte? Ella me ve, impresionada, yo también me impresiono de lo que digo, no es algo de lo que yo diría o haría a menos que la persona me importe.—No, lo siento, usted debe trabajar y yo soy muy terca —suspira—, es por la costumbre de siempre estar haciendo algo para Alejandro. —Se encoge de hombros.—No hagas eso —le hago una mueca y ella me ve extrañada.—¿Hacer que? —Hablar de él como si no lo odiaras. —Ella desorbita los ojos, no pareció esperarlo—. Wiliam me tiene al tanto del caso y poco a poco me he enterado como era mi hermano realmente contigo. No sabes cuánto lo siento mucho Isabel, de haberme dado cuenta antes, te juro que lo hubiera detenido, porque no es lo correcto, como te trataba, no estaba bien.Agacho mi rostro y espero a que me diga algo, pero como no dice nada, la veo y ella tien
El ringtone de mi móvil me hace reaccionar a mis pensamientos, y ahora entiendo que a eso se refería Isabel. Veo el nombre de la llamada y es Douglas, me pongo nervioso, pues estoy confundido de lo que estuve a punto de hacer.—¿No piensas contestar? —me pregunta Hannah asustándome.—Ehm si, ¿Me esperas en la habitación? —le propongo y ella asiente.Luego se va y el casi beso retumba en mi cabeza, toco la pantalla en el icono verde y me llevo el móvil al oído.—Aló, hermano, ¿Cómo estás? —¿Cómo estás tú? Te oyes raro.—Ehm, es Hannah, está enojada, pero aún no sé el porqué.Miento, pues Hannah no me preocupa del todo. —Ah ya, seguramente por tener a Isabel hospedándose en tu casa, hasta yo me sentiría incómodo…¿Por qué él se incomodaría? ¿Acaso no la ama?—¿Cómo sabes eso? —es otra curiosidad que la tomo como prioridad preguntar.—Porque me llamaron a testificar porque ella me mencionó y como sé que mamá la corrió del apartamento, pregunté en donde se estaba hospedando para visitar
Fue complicado, pero logré conseguir en dónde se encuentra Douglas, está en un bar, un bar al que en algún tiempo íbamos los tres hermanos a pasarla bien de más jóvenes. Me cambio rápidamente y salgo de la habitación, voy a la habitación de Isabel y toco la puerta, apenas escucho el “pase” entro. Hannah tiene al pequeño en sus brazos, muy hermosa se veía con su lado materno, pero en el momento que veo a Isabel, me incómodo.—¿Sucede algo cariño? —me pregunta Hannah y no comprendo.—¿Debería suceder algo?—Pues has despertado cuando te dije que yo me encargaría —me recuerda.—Disculpen que me meta, pero no es necesario que me ayuden todas las noches, entiendo que ustedes deben trabajar, es suficiente con el techo y la comida de verdad —dice Isabel avergonzada.—Nosotros también queremos tener hijos y pues queremos ir practicando, además lo hacemos de corazón, así que tranquila —responde Hannah. No sé si es cosa mía, pero Isabel se vio más desanimada.—Que bueno que planeen traer más ben
Me impacto ante la noticia, sin embargo, niego la cabeza y lo tomo del brazo.—Ya deja de sentirte culpable, hiciste lo que pudiste —le dije y él se suelta de mí.—Tal vez, pero no el contexto en como se los conté —agacha su rostro—. Yo apuñalé a Alejandro, estaba herido por mi culpa, pero no quise hacerlo César, él tomo un cuchillo para matarme pensando que yo era el amante de Isabel y se volvió loco, intenté quitarle el cuchillo, pero en el intento, lo herí…Quedo shockeado, pero sigo negando, esto no puede ser.—Fue un accidente e intente llevarlo rápido, pero se debilitó y era muy pesado para mí y cuando fui a buscar al vigilante, el apartamento se estaba incendiando, no sé cómo pasó eso —cubre su rostro.Vaya dato importante que omitió, no sé cómo sentirme.—¿Por qué no dijiste la verdad? —le pregunto.—Porque fue un accidente y tenía miedo César, aún lo tengo, no quiero ir a prisión, ¿Qué hago? —empieza a llorar nuevamente.Me callo y tal vez parezca frío, pero es que en momento
William no es alguien que me juzga, simplemente comprende y a la vez parece lamentarlo, ¿Acaso pasó una situación al igual que está? Tal vez.Él se levanta de su asiento y me palmera el hombro, luego se va, dejándome por unos momentos solo, al rato vuelve con una taza de manzanilla, reconocería ese olor tan delicioso que produce el té.—La falta de sueño no te ayudará a pensar bien —me lo ofrece y yo acepto.Tomo la taza y voy soplando para tomármelo tibio, le agradezco a él por su ayuda, apoyo y por ser mi mejor amigo, él me sonríe gustoso de serlo, y en tal caso de quedarme me recuerda que la habitación de huéspedes es para mí, sin más que decir, nos damos las buenas noches.Él se va y yo me quedo a terminar mi té, veo aquella agua colorada al que fácilmente podría decir que es amarillo o dorado, no lo sé, Hannah, mi prometida sabría diferenciar ese color, ¿Acaso Isabel podría? ¿Qué estupidez estoy diciendo? ¿Qué importa si sabe diferenciar un tonto color? Me parece que le estoy