Gracias a Dios por permitirme escribir para ustedes y gracias también a ustedes por leerme. Quiero mandarles un saludo y un abrazo a dos lectoras que he podido ver sus hermosos comentarios. Si otras han estado comentando y no he podido verlos, mil disculpas, por eso digo que dejen sus comentarios afuera en la reseña, para mejor visibilidad, ya que dentro de los capítulos, no aparecen todos los comentarios. Así como ustedes me leen, yo las leo, se les quiere a todas Saludos a Mago Mendoza, Guadalupe Mejia
Me impacto ante la noticia, sin embargo, niego la cabeza y lo tomo del brazo.—Ya deja de sentirte culpable, hiciste lo que pudiste —le dije y él se suelta de mí.—Tal vez, pero no el contexto en como se los conté —agacha su rostro—. Yo apuñalé a Alejandro, estaba herido por mi culpa, pero no quise hacerlo César, él tomo un cuchillo para matarme pensando que yo era el amante de Isabel y se volvió loco, intenté quitarle el cuchillo, pero en el intento, lo herí…Quedo shockeado, pero sigo negando, esto no puede ser.—Fue un accidente e intente llevarlo rápido, pero se debilitó y era muy pesado para mí y cuando fui a buscar al vigilante, el apartamento se estaba incendiando, no sé cómo pasó eso —cubre su rostro.Vaya dato importante que omitió, no sé cómo sentirme.—¿Por qué no dijiste la verdad? —le pregunto.—Porque fue un accidente y tenía miedo César, aún lo tengo, no quiero ir a prisión, ¿Qué hago? —empieza a llorar nuevamente.Me callo y tal vez parezca frío, pero es que en momento
William no es alguien que me juzga, simplemente comprende y a la vez parece lamentarlo, ¿Acaso pasó una situación al igual que está? Tal vez.Él se levanta de su asiento y me palmera el hombro, luego se va, dejándome por unos momentos solo, al rato vuelve con una taza de manzanilla, reconocería ese olor tan delicioso que produce el té.—La falta de sueño no te ayudará a pensar bien —me lo ofrece y yo acepto.Tomo la taza y voy soplando para tomármelo tibio, le agradezco a él por su ayuda, apoyo y por ser mi mejor amigo, él me sonríe gustoso de serlo, y en tal caso de quedarme me recuerda que la habitación de huéspedes es para mí, sin más que decir, nos damos las buenas noches.Él se va y yo me quedo a terminar mi té, veo aquella agua colorada al que fácilmente podría decir que es amarillo o dorado, no lo sé, Hannah, mi prometida sabría diferenciar ese color, ¿Acaso Isabel podría? ¿Qué estupidez estoy diciendo? ¿Qué importa si sabe diferenciar un tonto color? Me parece que le estoy
¿Acaso podía rechazarlo? No estoy vestida de forma indecente, ¿Por qué le diría que no? Aunque deba tener privacidad, es su casa, ¿No?—Pase —le aviso.Solo me excuso porque estoy nerviosa, nunca creí que César fuera el tipo de hombre que me gustara, pues jamás lo conocí a fondo, siempre sentía rechazo hacia él, como si no le agradara y ahora estoy sintiendo cosas extrañas y tal vez por lo que hace y por lo que me brinda, César es un hombre de alto valor.Alejandro ni le pisa los talones, su hermano menor es más hombre que él, porque cuando conocí a Alejandro, era alguien distinto, pero parece que solo era una fachada para atrapar a una carnada, ¿Con que fin? Tal vez nunca lo sabré.Y ahora aunque sienta una pequeña atracción por César, el tiene prometida y es muy afortunada. Soy madre soltera y espero encontrar a alguien como él, pero tendré cuidado, no vaya a pasar como Hernán, me refiero a que soy madre y también soy mujer, pero si el hombre no es indicado para mí, no sé quedará co
Algo pasó entre ellos y la tensión en la habitación se sentía. Hannah aprieta sus labios y luego me ve a mi. —¿Estás bien? —me pregunta y asiento, aunque estoy mintiendo. Pues me siento mal de que casi beso a su prometido y ella es una excelente mujer. —Me alegro. —me sonríe y ahora mira a César—. Ya me voy, nos vemos en la noche. Ella aprieta sus labios lamentando algo, como si no pudiera tocarlo o no sé, se voltea y se va, yo veo a César. —¿No la llevarás al trabajo? —le pregunto extrañada y él me mira, sin decirme nada, pero su rostro lo decía todo, habían peleado, lo presiento—. Si están por mi culpa César, yo no quiero causar problemas de verdad. —Nosotros no… —se interrumpe a sí mismo—. No es por ti y te lo voy a demostrar. Camina sintiéndose retado y sale de la habitación, no se a donde irá, pues no sé a qué se refiere con que me lo demostrará, mis pensamientos son interrumpidos por el llanto de Alejandro y reacciono para tomarlo y tenerlo en mis brazos. César.
—¿Sabes hermana? Cuida lo que dices, porque de una boca tan linda no debería salir tanta basura —le sonrío.—Mejor cuida tu casa, debe estar infectada de pulgas —me devuelve la sonrisa y yo me pongo serio.Sin embargo, no le digo nada, entro a la oficina de mi padre y cierro la puerta.—No puedo creer que no tenga algún remordimiento de conciencia por mentir y hacer publica nuestra situación —me quejo con mi padre sobre Paulina.—Y espero que se mantenga así —dice mi padre sentándose en su escritorio, yo lo veo extrañado.—¿Por qué? Tú no eres así —le recuerdo.Mi padre entrelaza sus manos sobre la mesa, las mira, da un suspiro y luego vuelve a mirarme, me pide que me siente y le hago caso.—Con lo que ha hecho Paulina y sobre todo Douglas, me parece que ya no hay marcha atrás para nosotros, debemos aferrarnos a lo acontecido… —comienza a hablar mi padre.Lo primero que me dice es que él no sabía que iban a interrogar a Douglas, se enteró por los abogados y claro que lo busco,
No vine a contarle lo que sucedió con mi familia, solo quería que viera que la apoyo y disculparme, porque tiene sus razones para enojarse conmigo, no creí en ella.—Hola, ¿Cómo estás? —debo admitir que estoy contento, pero no me responde y de perfil se nota que está enojada—. ¿Pasa algo? ¿Ya viste las cosas cierto? Debí preguntarte, por favor no te enojes conmigo, solo quiero ayudarte.Me importa mucho su opinión, sobre todo porque sé que le da pena y conociéndola querrá agradecérmelo.—No creo que echándome la culpa como siempre hacen sea una ayuda —me responde de muy mala gana.Me acerco a ella extrañado y le sujeto el brazo para hacer que me mire, obviamente soy delicado con ella. Sin embargo, no me mira hasta que le pregunto.—¿De que hablas? —ella también me ve extrañada y suspira.—¿De que hablas tú? —cae en cuenta de algo y no se que es.—Te compré ropa y cosas para el bebé, a eso me refería. ¿Y tú? ¿De que hablabas?Ella se pone nerviosa y mira otro lado, pero tomo su
—¿Haces esto por qué la prueba salió positivo? —me pregunta, divertida.—Así es y lo daré todo Isabel, todo para que estén bien. Discúlpame —le sujeto la mano.—Tranquilo —me sonríe—. Se siente bien saber que te has equivocado, todos se veían muy seguro de llevarme la contraria —me impresiono por su forma de burlarse, pero no lo quita lo linda—. Es broma, jamás me sentiría bien con eso.Se confiesa y me reí, no porque ella no pudiera sentirse mal con eso, solo que si causa gracias lo que dijo y a la vez tiene razón, es irónico. La cena se mantuvo en una conversación agradable y en risas, definitivamente es muy agradable y se siente el ambiente lleno de paz.Me encanta que sonría, porque me genera que me quedé hechizado ante ella. El bebé empieza a llorar e inmediatamente los pechos de Isabel se humedecen y aunque me encantaría seguir viéndolos, mantengo mi respeto hacia ella.—Gracias —me dice, solo la escucho, pues estoy mirando a otro lado.—¿Por qué? —Por siempre respetarme
—¿Y entonces? —Ladeo mi rostro.—Me pidió que te hiciera entrar en razón sobre lo que hablaron, César —me dice ella con sus ojos llenos de preocupación.—¿Y sobre que te dijo que hablamos? Porque estoy seguro de que si supieras todo, no lo apoyarías —me cruzo de brazos, enseriado y ella agacha su rostro con tristeza—. ¿De verdad vas a apoyarlo?No puedo creerlo, ella no es la persona de la que me enamoré, la persona correcta y justa, alguien igual que yo en algunos aspectos, ¿Por qué digo algunos? Porque me gusta o me gustaba que me llenará de esas creencias que yo no apoyaba, pero a medida que la amaba más, iba cambiando y le daba la razón.—No creas que es fácil, si me hace sentir mal, pero es que quieres ayudar a una persona culpable. —me explica ella.—Ella no es culpable de nada, Hannah, ella no mató a Ami hermano —me enojo.—Claro que sí, solo que no te das cuenta porque te gusta, ella te gusta —alza su mirada y me ve también furiosa, y a su vez con dolor.—Ella no me… Ni siqui