Instinto paternal

Isabel no alcanzaba la servilleta y yo reacciono del transe que tiene ese pecho, le alcanzó la servilleta y le cubro el pecho, luego ella lo sostuvo, veo rápidamente a Hannah y espero que no note que se me ha parado. Me siento mal y culpable, es mi cuñada, ¿Qué te pasa? Recojo otra servilleta y se la paso a Hannah. Tal vez se me ha parado por Hannah, o sea, tiene su cara llena de leche.

—Lo siento tanto Hannah, de verdad —dice Isabel en lamentación.

—No te preocupes, más bien deberías estar orgullosa, ya que hasta tu leche materna sabe bien —Hannah se ríe probando un poco de lo que le ha caído en la cara, luego quita el resto con la servilleta.

Todos nos reímos de ello, aunque al principio Isabel estaba avergonzada.

—Se ha dormido —dice Isabel y se acomoda el pecho, finalmente lo cubre—. Voy a acostarlo.

Retira su silla y se levanta para irse, Hannah me ve y siento su mirada encima.

—¿Qué pasó Don caballero? Pensé que te ibas a ofrecer a llevar el niño —Hannah me conoce perfecta
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