La "protección" de Alejandro

En la mañana, al despertar, me levanto como siempre al lado de mi prometida, mientras ella se arregla, yo acomodo la cama y luego me arreglo yo. Al bajar al comedor está todo muy tranquilo, pero mi paz se acaba cuando veo a Isabel sirviendo la comida.

—Isabel, entiendo que quieras agradecernos, pero por favor, necesitas descansar, ya basta de actuar como una empleada —le digo en un tono molesto—. Lo que deberías hacer es encargarte del niño.

—Quiero aportar algo nada más —vuelve a explicarme.

—¡Que no! —le grito asustándola y me retracto—. Que todo lo que hago es de corazón, no por algo a cambio.

—¿De corazón? No, dijiste que era por tu hermano y bueno, si lo haces por él, necesito agradecer que… —la interrumpo.

—Lo hago por él, por el daño que te causó —le explico.

Logro callarla, termina de servir lo que tenía en sus manos, le pido que se siente y ella hace caso en silencio, parece que he tocado su punto débil, trato de tomar su mano y pedirle perdón, ya que seguramente no es
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