Magalí no podía decir mucho más sin quedar en evidencia. Su tono, aunque arrogante, delataba un matiz de inseguridad. Dio un paso hacia atrás, mientras seguía cruzada de brazos, intentando recuperar su aire de superioridad mientras esperaba el regreso de Royal.Kisa, por su parte, decidió no agregar más. Entendía que la situación era incómoda para ambas, pero no era su intención generar un conflicto. Permaneció tranquila, aunque no podía negar que por dentro sentía cierta satisfacción al ver que su presencia había descolocado a Magalí. ¿Cuál era la razón para actuar con tanta soberbia? ¿No podía simplemente tratarla como una persona normal? ¿Acaso todos los ricos son tan engreídos? De repente, la puerta de la entrada se abrió y Royal ingresó al vestíbulo con Coral sosteniéndola de la mano. Su mirada estaba cargada de cansancio después de lidiar con los problemas del día, pero en cuanto Coral vio a Kisa, algo cambió en el ambiente. La niña soltó la mano de su padre y corrió hacia Kisa
Magalí se sintió inferior por primera vez. No porque creyera que Kisa pudiera competir con ella en belleza o estatus, sino porque entendió que la joven estaba "jugando" en un terreno diferente, uno donde Magalí nunca había logrado destacarse. Coral era un pilar importante en la vida de Royal y Magalí sabía que si la conexión entre Kisa y Coral se fortalecía, inevitablemente Kisa se convertiría en una presencia constante en sus vidas.Magalí pensó rápidamente: Si Coral sigue encariñándose con esta mujer, Royal no tendrá otra opción más que aceptarla en su vida. Y si eso pasa… si eso pasa… ella estará más cerca de él. Más cerca de lo que debería.De repente, una ola de inseguridad la envolvió. No es que pensara que Royal la dejaría por alguien como Kisa, pero sí temía el impacto que podría tener esa mujer en la dinámica familiar. Magalí había trabajado duro para consolidar su lugar en la vida de Royal y Coral, y ahora sentía que ese lugar estaba en peligro.Kisa, sin siquiera intentarlo
—Bien. Entiendo tu punto —dijo Magalí con voz suave, como quien busca conciliar—. Entonces, tal vez deberíamos considerar la idea de que yo me mude aquí. Deberíamos vivir juntos, Royal.El CEO la miró por un instante, incrédulo ante la propuesta, pero antes de que pudiera responder, Magalí continuó.—Nosotros llevamos mucho tiempo juntos. Creo que ya es hora de que pensemos seriamente en algo más. En el matrimonio, por ejemplo.La expresión de Royal cambió. Su incredulidad inicial se transformó en incomodidad y finalmente en una firme negativa que parecía haberse formado incluso antes de que él pronunciara palabra.—Magalí, no me presiones —dijo con un tono que no buscaba herir, pero que tampoco dejaba lugar a dudas.Magalí parpadeó, sorprendida por la respuesta directa, pero Royal siguió hablando antes de que pudiera replicar.—Ahora mismo, lo que menos estoy pensando es en casarme. Mi prioridad es mi hija, y lo sabes. Han pasado demasiadas cosas últimamente con respecto a Coral y ne
Royal permaneció en la habitación, sin intención de dejarlas solas. Había algo en la presencia de Kisa con Coral que le daba tranquilidad, aunque no estaba dispuesto a admitirlo abiertamente. Pasaron algunos minutos y la energía que había llenado la habitación lentamente comenzó a desvanecerse, pues la niña, después de todo lo que había vivido ese día, empezó a bostezar, con los ojos pesados y las mejillas ligeramente sonrojadas por el cansancio.—Cori —dijo Kisa con ternura—, ¿por qué no te tomas un baño y luego te acuestas? Así podrás descansar bien y mañana estarás lista para volver a la escuela.Coral frunció un poco el ceño al escuchar la mención de la escuela, pero asintió.—Además, te dejaré una tarea. Tienes que disculparte con tu maestra por haberla preocupado hoy —añadió Kisa, pero no lo hizo con un tono de reproche, sino con toda la delicadeza. —¿De verdad tengo que hacerlo? —preguntó, jugando con sus dedos.Kisa sonrió.—Sí, creo que sería una buena idea. Estoy segura de
El impacto de la caída aún resonaba en el silencio de la habitación, pero el verdadero peso estaba en la cercanía que ahora compartían Kisa y Royal. Ella, todavía en el suelo, con sus manos apoyadas en el torso de Royal, pudo sentirlo claramente. A través del traje que él llevaba, notó lo firme de su cuerpo, como si cada músculo estuviera esculpido con dedicación. Él era un hombre que cuidaba de sí mismo, sin duda alguna.Royal, ajeno al escrutinio de Kisa, mantenía una expresión seria, aunque había en su mirada un destello de preocupación que lo humanizaba aún más. Pero Kisa estaba perdida en otra cosa. Por primera vez desde que lo conoció, lo miró verdaderamente, sin la barrera de sus prejuicios ni la tensión que siempre los envolvía.Royal era un hombre atractivo, y ahora lo notaba con claridad. Su cabello, un castaño claro con tonos rubios, tenía un brillo que, imaginó Kisa, se intensificaba bajo el sol. No era un rubio típico, sino uno sutil, que parecía cambiar con la luz. Sus o
Al final, Kisa permaneció junto a Coral hasta que la pequeña se quedó dormida. Estaba acostada en la cama con ella, acariciándole el cabello con suavidad mientras la niña abrazaba a su peluche favorito. Coral respiraba de manera tranquila y profunda, hundida en un sueño plácido que parecía reflejar la seguridad que sentía al tener a Kisa cerca.Royal había salido solo un momento de la habitación, y cuando regresó, encontró a Kisa inclinada sobre Coral, dándole un beso en la frente con ternura antes de levantarse de la cama. Kisa se enderezó con cuidado para no despertarla y se giró hacia Royal.—Bueno, ya es momento de que me vaya. Me he demorado mucho aquí —dijo con un tono bajo, casi susurrando para no perturbar el sueño de la niña.—Tu hermana debe estar preocupada por ti, ¿no es así?Kisa negó con una leve sonrisa.—A decir verdad, le envié un mensaje mientras estaba acostada con Coral. Sabe que estoy aquí, así que no pasa nada.Royal cruzó los brazos, mirándola con cierta serieda
Kisa permaneció en silencio, aún mirando por la ventana, intentando ignorar la sensación incómoda que le había dejado aquel momento. Sin embargo, fue Royal quien finalmente rompió el silencio.—¿Por qué no te mudas aquí al frente? —preguntó de repente, refiriéndose al asiento del copiloto.Ella giró la cabeza hacia él, sorprendida por la pregunta.—No, gracias. Aquí estoy bien —respondió con firmeza, a lo que Royal asintió lentamente.—Está bien, como gustes.Kisa bajó la mirada, sopesando lo que acababa de decir. Después de un momento callada, decidió añadir algo más.—No quisiera que tu esposa nos viera desde su casa y pensara mal de nosotros.Royal frunció el ceño y lanzó una mirada rápida hacia Kisa antes de encender el motor y continuar manejando.—Magalí no es mi esposa —alegó con calma, como si fuera algo evidente.Kisa parpadeó, desconcertada por la respuesta. —¿No es tu esposa? —preguntó, más para confirmar que había entendido bien.Royal negó con la cabeza.—No lo es. Ademá
Kisa, asombrada, no pudo evitar parpadear varias veces.—¿Cómo? —cuestionó, sin poder creerlo.Royal levantó una mano en señal de control, anticipando posibles objeciones.—Escucha —dijo, con una ligera exhalación de aire, como si estuviera buscando las palabras adecuadas—. Coral nunca ha tenido una niñera como tal. Siempre fui yo o mi madre quienes nos encargábamos de ella, o, cuando yo no estaba, las empleadas se hacían cargo, pero... —hizo una pausa y sus ojos bajaron al suelo, como si tratara de ordenar sus pensamientos antes de continuar—. Mi hija nunca ha sido realmente cercana a mi madre. A pesar de que mi madre ha intentado todo lo posible, nunca ha logrado establecer un vínculo estrecho con ella. Coral no es apegada a ella ni a las empleadas, nunca lo fue. Se siente más cómoda cuando estoy cerca y parece haber una especie de distancia con los demás, como si no terminara de confiar del todo.Kisa mantuvo el silencio, escuchando atentamente.—Me sorprende, sin embargo, lo rápid