—De verdad lamento profundamente que Coral esté pasando por esto —expresó Kisa, con un semblante de tristeza y compasión. Llevó la mano a su pecho, pues sentía que su corazón se contraía—. Es una niña increíble, llena de bondad, dulce y cariñosa. Es tan atenta y sensible, que es imposible no encariñarse con ella. Se le nota la ternura en cada gesto, en cada palabra. No puedo entender cómo alguien puede ser capaz de hacerle algo tan terrible. Duele saber que está sufriendo en silencio, intentando seguir adelante a pesar de todo. Me pregunto cómo alguien podría ser tan cruel, ¿cómo alguien podría hacerle eso a una niña tan maravillosa, tan llena de luz?Kisa se veía confundida. No comprendía cómo podía existir una persona capaz de dañar a un ser tan indefenso. Su mente simplemente no lograba procesarlo. La imagen de Coral, tan inocente, tan pura y vulnerable, le revolvía el corazón.—Es realmente incomprensible para mí. Me cuesta creer cómo alguien puede ser tan malvado. Coral es solo u
Las palabras de Royal dejaron a Kisa sin aliento. No sabía si estaba soñando o si realmente entendía lo que se le estaba ofreciendo. Le tomó un momento asimilarlo todo antes de responder.—¿Yo... trabajaré en tu empresa? —preguntó, escéptica. —Claro —respondió Royal con confianza—. ¿No te agrada la idea? Creí que eso era lo que querías.—No se trata de eso —respondió rápidamente, asegurando que comprendiera el alcance de la propuesta—. Yo sé que puedo ser buena en esa área. Pero, bueno, pensaba en la posibilidad de hacer las cosas de manera más formal, como una entrevista, para asegurar que todo fuera justo, como debe ser. No quisiera que alguien más se quedara sin trabajo por mi culpa...—Estoy siendo justo. Te estoy dando la oportunidad de demostrarme que eres buena trabajando. Es más, si eres excelente en ese puesto, puedes avanzar en la empresa y obtener ascensos.Kisa lo miró, aún sorprendida por el tamaño de la oferta, aunque sintió una creciente sensación de gratitud y, al mis
Royal observó a Marfil por un largo momento, notando con más detalle el gran parecido que tenía con Kisa, pero con una diferencia marcada: Marfil era más joven, más bonita. Tenía el cabello castaño claro, más brillante, y unos ojos azules que contrastaban con los grises de Kisa.Su rostro, tan fresco y lleno de vitalidad, era casi como un reflejo de lo que Kisa había sido. La diferencia de edad no era tanta, pero lo que las distinguía era que Kisa tenía una mirada y un semblante más maduro y serio, a lo que Marfil brillaba por su inexperiencia en la vida.Aunque la diferencia de edad entre ambas no era mucha, Marfil tenía una cara mucho más juvenil, esa frescura que la hacía parecer aún más inocente y despreocupada. Con sus deiciocho años, Marfil parecía tener la energía y el entusiasmo de la juventud, mientras que Kisa, con veintitrés años, tenía una actitud más reservada.—Hola, Marfil. Un gusto conocerte —saludó Royal—. Imagino que la propuesta que escuchaste te interesó bastante,
Kisa, todavía perpleja y llena de incertidumbre, soltó un largo suspiro.—No lo sé —replicó con una mirada distante, observando el techo que era iluminado por la luz de una vela encendida, mientras pensaba en la propuesta que Royal le había hecho—. Es demasiado bueno para ser verdad. Está ofreciendo tantas cosas lindas y maravillosas para nosotras, que de verdad... es que no puedo evitar pensar que hay algo más detrás de todo esto. ¿Y si vamos a esa mansión y sufrimos más de lo que pensamos? Tal vez aquí, en nuestra pequeña casa, en donde crecimos con nuestra madre, somos más felices de lo que podríamos ser en esa mansión —concluyó, casi con un dejo de nostalgia.Marfil, siempre tan segura de sí misma, giró los ojos con una expresión de fastidio.—Kisa, no seas así —le dijo, intentando quitarle esa mentalidad tan ligada al pasado—. No te apegues a las cosas. Esta casa solo es una pequeña choza, es un montón de barro y nada más. No deberías aferrarte al pasado, o nunca podrás salir ade
Kisa seguía recorriendo las calles en busca de empleo, dejando pasar la tentadora oferta de Royal que seguía ahí, latente, como una sombra persistente en su mente.Para Marfil, esto era desesperante. No entendía cómo su hermana podía ser tan indecisa, siempre dudando, siempre cuestionándolo todo, incluso cuando la solución a muchos de sus problemas parecía estar al alcance de su mano.Aunque Royal había puesto sobre la mesa un trabajo estable, un buen sueldo y la oportunidad de vivir en una mansión llena de comodidades, Kisa no podía dejar de preguntarse si había algo oculto detrás de tanta generosidad. Esa desconfianza constante era lo que le impedía dar el paso, pero, al mismo tiempo, había una parte de ella que se sentía atraída por esa posibilidad de una vida mejor.Sin embargo, los días seguían pasando y su situación no mejoraba. El dinero seguía escaseando y los problemas se acumulaban. Todo llegó a un punto crítico una tarde cuando, mientras Kisa se daba una ducha, el agua dejó
Royal estaba en su oficina, revisando unos documentos importantes, cuando el sonido de su teléfono interrumpió su concentración. Luego, miró la pantalla y vio el nombre de Kisa. —Maidana —pronunció él.La voz femenina al otro lado respondió vacilante.—Señor Fankhauser...—Estaba esperando tu llamada —agregó Royal. Kisa respiró profundo antes de soltar las palabras que habían estado pesando sobre ella.—Ya tomé una decisión. Voy a aceptar la propuesta, así que solo dígame qué tengo que hacer.Por un momento, hubo un silencio lleno de significado. Royal asintió con una sonrisa que denotaba tanto triunfo como satisfacción.—Excelente decisión, Maidana —alegó.A partir de ese momento, todo se desarrolló con rapidez. Al día siguiente, siendo un sábado de mañana, Royal canceló todos sus compromisos laborales. No fue a la empresa ni se involucró en ninguna reunión, dedicando el día completo a algo más importante: supervisar personalmente la mudanza de Kisa y de recibirla en la mansión.Ki
Magalí lo miró con escepticismo, pero él continuó.—Es un milagro que Coral haya conectado tan rápido con alguien. Esa mujer es una buena persona, alguien con un corazón noble, y no voy a negarle las puertas de mi casa a alguien que ama y protege a mi hija.Magalí se llevó las manos al rostro, exasperada. No podía aceptar las palabras de Royal, no podía creer que él no viera las implicaciones de lo que estaba haciendo.—Esto es increíble —murmuró, antes de alzar la voz nuevamente—. ¡Tú no me estás dando mi lugar, Royal! Ni siquiera me explicas nada. No te estoy diciendo que tengas que pedirme permiso para traer a quien quieras a tu casa, pero al menos podrías contármelo, ¡podrías decirme algo! ¿Por qué no me lo dijiste antes?Royal suspiró, visiblemente cansado de la conversación, pero Magalí no había terminado.—Me haces sentir que no significo nada para ti —continuó ella, con su tono cargado de resentimiento—. Ni siquiera consideras incluirme en tus decisiones. Nunca me dices lo que
Regina arqueó una ceja, mirando fijamente a Royal, con una intensidad que parecía atravesarlo.—No olvides que yo también vivo en esta casa, Royal. Tengo derecho a opinar sobre quién viene a vivir aquí y quién no.—Magalí me hizo el mismo reproche —replicó el hombre, respirando hondo para no perder la paciencia—. Y no necesito que ambas me cuestionen por lo mismo.—No sé qué tipo de problemas tengas con tu novia —replicó Regina con seriedad—, pero lo que te estoy diciendo no tiene nada que ver con ella. Yo soy tu madre, Royal. Y, como tu madre, también tengo voz en esta casa. No actúes como si yo no existiera.Royal desvió la mirada y exhaló pesadamente, pero antes de que pudiera interrumpirla, Regina siguió hablando.—Tu padre, antes de morir, dejó claro en su testamento que esta casa estaría a tu nombre. Y sí, es cierto, esta es tu casa por derecho, porque eres el hijo mayor. Pero yo sigo viviendo aquí. Y mientras lo haga, lo que yo piense también importa.Royal la contempló irritad